Bridget Jones de la vida real

Siempre he pensado que, entre los riesgos de ser reportera, uno de los peores es convertirse en una Bridget Jones de la vida real.

Más allá de la posibilidad de que te alcance una bala o que pierdas la nota (digo, al final de cuentas se la pides a alguien que si se levantó a tiempo y no hay tos) te puede pasar que la cámara esté grabando en una Central de Bomberos cuando se desate un virus del que tengas que huir a riesgo de convertirte en Zombie o que caigas encima de la cámara cuando debías de deslizarte en el tubo...

Pero lo peor, lo peor, lo peor... es que esas cosas pasan en la vida real.

No les narraré las penosas experiencias que me han contado mis profesores sobre sus novatadas (y a veces no tan novatadas, porque algunas ocurrieron cuando ya tenían sus años) porque debo preservar la confidencialidad de mis fuentes...

Pero esas cosas ocurren, si no vean esta nota:

http://www.eluniversal.com.mx/notas/542503.html

Y si no les basta, revisen el blog de Bere Nice, una de mis ex compañeras, en donde pone sus anécdotas de Melcocha Barata (así se llama el blog, no es que sea despectiva)...

http://melcochabarata.blogspot.com/

Norman Mailer decía que había dos tipos de periodistas: los que lo hacían por la aventura y los que lo hacían por los desayunos...

Quizá yo no pertenezca a ninguna de las dos categorías.

D.

Ardidez...

Saukey, mi compañerito de trabajo nuevo, se pone a recitar en sus ratos libres... y entre las cosas que recitó la semana pasada estuvo este texto, que me hizo pensar en lo importante que es darle cuerda suelta a la ardidez (si no, a uno le da cáncer).

Manual para salvar el odio

Cuando ella o él te dejen, no perdones,
niégate a comprenderlo. Cultiva bien tu odio,
nunca seas generoso en palabras o en olvido.

Cuando ella o él te dejen, nunca digas adiós,
o qué vamos a hacerle.
Maldice cada letra de su nombre.
Y júrale odio eterno mirándole a los ojos.

Cuando ella o él te dejen,
nunca creas ni justificaciones ni promesas
y busca las palabras más hirientes
el insulto más infame que conozcas.

Cuando ella o él te dejen,
nunca juegues a ser Rick perdido en Casablanca.
Provoca llanto, dolor, remordimientos
y que el adiós te corte igual que una cuchilla.

Porque cuando ella o él te dejan,
habrá alguien tarde o temprano
esperando en otra esquina
y volverán a gozar en otros brazos
y dirán "te amo". Y "ven, dámelo todo".
Y olvidarán. ¿Para qué, entonces, mentir?
Que ella o él se lleven -aunque dure bien poco-
nuestro odio igual que una bandera. Para siempre.

Julio Cortázar

Nadie sabe lo que tiene...

Nadie sabe lo que tiene hasta que:


a) Lo ve perdido

b) Se muda (que es una variación de la primera, en las mudanzas siempre se pierden cosas)

c) Hace una limpieza exahustiva.


Como aún no sé para cuando me mudaré... y es domingo de flojera para publicar cosas... les pongo un montón de fotos que atestiguan mi sorpresa de saber todos los triques que tengo:


En la foto... juego de ajedrez de viaje, loción bronceadora, dos bolsas de mano, juego de cartas, y una caja misteriosa con una bestia feroz adentro...
En esta otra foto, algunos de mis libros, además de mi teclado, que hace meses que no toco y mi caballito de Rainbown Bright.
¿De verdad alguien necesita tantos lápices de labios? Creo sinceramente que no.
Y aquí, además de una deslumbrante vista de mi ventana y mi tarro de lápices, una bonita conformación de libros apilados: primero Drácula.

Y allí está el columpio en donde duerme Raskolfnikoff... es mi ratoncito. Lo que más me gusta es su bufanda. A él no lo moví, sólo le sacudí el columpio.
Ya no tomé fotos del piso, porque estaba lleno de ropa y zapatitos que me dan pena mostrar...
D.

Presente - Futuro

"Los hombres terminan una relación pensando en el futuro. Las mujeres terminan una relación pensando en el presente"


Debe ser. Al menos me sonó coherente cuando lo leí. Al ponerlo en perspectiva me fue más fácil... pesé a que en algunas ocasiones mi relación estaba bien, era aparentemente buena... pero evidentemente sin futuro.

Aún así yo no terminé esas relaciones. Me sentía a gusto. Quizá podría seguir viviendo así...

"Muchas veces te dije que antes de hacerlo había que pensarlo muy bien... que a esta unión de nosotros le hacía falta carne y deseo también... que no bastaba que me entendieras y que murieras por mí... que no bastaba que en mi fracaso yo me refugiara en tí...

Y ahora ves, lo que pasó... Al fin nació... al pasar de los años... el tremendo cansancio que provoco ya en tí... y aunque es penoso lo tienes que decir...

Por mi parte esperaba que un día el tiempo se hubiera cargo del fin, si así no hubiera sido, yo habría seguido jugando a hacerte feliz... Y aunque el llanto es amargo, piensa en los años que tienes para vivir... que mi dolor no es menos y lo peor es que ya no puedo seguir..."

Yo he terminado las relaciones cuando en el presente siento que no funcionaban. Quizá me precipité muchas veces, pues nunca luché en realidad por nadie. Nunca me esforcé en salvar una relación. Siempre quedé aturdida ante los golpes.

En el arte de Amar, como en el boxeo, todo es cuestión de distancias:


DISTANCIA JUSTA

En el amor, y en el boxeo
todo es cuestión de distancia
Si te acercas demasiado me excito
me asusto
me obnubilo
digo tonterías
me echo a temblar

pero si estás lejos
sufro
entristezco
me desvelo y escribo poemas.

Cristina Peri Rossi
"Otra vez eros" 1994

Hoy removí las hojas de mis libros, saqué a airear mis temores y recordé que aún tengo rosas de papel y tigres enjaulados. Aún tengo una reina de corazones en una caja de plástico. Aún tengo poemas que nunca envié y sobres en blanco.

D.

Y uno aprende...

Gracias por guardarme en tu corazón. Yo te llevo muy dentro, también, grabado.

A veces me duele, en serio... pero uno aprende, como dice Borges:

Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferenciaentre sostener una mano y encadenar un alma, y uno aprende que el amor no significa acostarse y una compañía no significa seguridad y uno empieza a aprender.

Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes...y los futuros tienen una forma decaerse en la mitad.

Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calorcito del sol quema. Así que uno planta su propio jardíny decora su propia alma, en lugarde esperar a que alguien le traiga flores. Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende...y con cada día uno aprende.

Jorge Luis Borges

Yo he aprendido muchas cosas desde la última vez que te vi, a veces creo que me gustaría compartirlas contigo. Otras veces creo que son cosas que ya sabes, así que no tendría caso. Pero de todas formas me dan ganas de compartirlas contigo por todo lo que eres y significas, por los besos que das y los silencios que guardas.

Por los secretos que tienes y los rincones que me compartes.

Por ser para mí, por ser tan tú, por no ser para mí, por dejar de ser tú, por la torpeza de mis manos y la sabiduría de mis caricias que saben recorrer el camino para llegar a tí, pesé al tiempo, la distancia, los años, el espacio, la falta, lo que sobre, lo que se acumula, lo que escasea.

Has tocado.
Has besado mi carne.

Has urdido tus hilos en mi piel.
Y estás allí.

Y uno aprende que hay hilos que no se rompen. Como tu nombre. Como tu recuerdo. Como tu voz.

D.

Capuccino de Horchata y otras delicias insuperables

Comenzaba a llover... esa lluvia ligera que moja apenas las banquetas y levanta en los tramos de tierra de la condesa un olor perdido en la ciudad.

Salí con mi sombrilla azul y mi compañera Aurora. Pasamos por la nevería de la esquina, donde unos valientes comían un Banana Split como quien ve llover sin mojarse en las sillas blancas del Roxy.

Nosotras ibamos al Seven Eleven a comprar café de maquinita. Una vez allí, ocupada en leer las muchas variedades de Capuccino transcurrieron varios de mis valiosos minutos de mi hora de la comida... pero cada día es una aventura, así que disfruté el decifrar la diferencia entre Capuccino clásico y Vanilla Francesa...

Francesa... es decir, no cualquier clase de Vainilla... esa vaina seguro tenía un diplomado en modas o yo que sé... Vainilla francesa...

Pero quizá en un último despliegue patriótico ¿O patriotero, debo decir? me animé a pedir un capuccino de horchata.

Eso es extraño, porque no lo pedí, más bien apreté el botón de autoservicio y la espuma estuvo a punto de desbordarse...

Tuve aún tiempo para pensar en lujuriosas asociaciones mentales, al ver fluir mi dulce capuccino de color blanco y espumoso.

Le dije a Aurora que lo pagara, en primera porque no me gusta la manera en que lo miran a uno los dependientes en esas tiendas de autoservicio. En segundo termino porque tenía que ir por los popotes.

Tomar café con popote es una de las cosas que me traen recuerdos de la preparatoria, aunque en aquel lejano entonces yo tomaba atole con popote. A veces era atole de arroz con leche, así que no estaría de más decir que me gusta el arroz con popote... Pero esa es otra historia.

Traje los popotes. Eran dos y de color rojo. La tapa de mi café era café oscuro. Y costó 13 pesitos. Pero olvidé decirte que no era café, sino capuccino de horchata... ah, delicioso y caliente. Aún así prefiero besarte.

¿Sabes que me acuerdo de tí en todas las cosas dulces de la vida?

Deberías saberlo.

D.

El martes es un lunes largo

Me desperté con la clara conciencia de que ya era martes, lo cual, en si, no era bueno o malo...

Pero me di cuenta de que mi martes sería una extensión de mi lunes, el cual había sido largo y después de eso puse algo de jazz.

Un par de rolitas de Al Green después...

Seguía siendo martes.

D.

El plan del flan

El flan permaneció en el refrigerador durante toda la semana fraguando sus oscuras intenciones.

Pensaba hacerme caer en su red.

Su trampa había sido cuidadosamente estructurada: deliciosas almendras, una incitante capa de caramelo, un color amarillo excitante...

Pero por dentro estaba lleno de rompope, concentrado rompope conventual, que fue adquirido con anticipación en el panteón.

Azúcar, vainilla, alcohol.... Huevos.

Si, era la fórmula perfecta para el desastre.

Al ver esa inocente rebanada sobrante me dije que no podría conmigo: la guardé como el postre para la comida de hoy.

Sin embargo, mientras saboreaba las primeras almendras comencé a sentir el mareo, el vaivén, la cosquilla en la panza...

Ja, quedé borracha en la hora de la comida.

El flan cumplió su plan.


D.

Sobre el cemento

Ayer, mientras caminaba por las calles de la Condesa, encontré un mensaje sobre el cemento de la banqueta: "Te amo Claudia, 2o06".

El admirador anónimo no dejó una firma que pudiera obligarlo a jurar verdad dos años después...

Me pregunté si alguno de mis amores resistirían la prueba del cemento. Saber que cientos de personas caminarían sobre el nombre de mi persona amada, sobre el juramento de amor que he forjado en la piedra...

Me pregunté si alguna vez amaré lo suficiente como para grabar corazones indelebles.

He escrito nombres en la arena.

También en el vaho de las ventanas.

Y alguna vez en el frágil papel, que puede arder en cenizas o ser desgarrado.

Pero no tallaría un árbol con iniciales, ni en piedra, ni en el cemento...

Tu nombre lo grabo en el aire.

D.

Luna casi de octubre

Hoy miré la luna desde el metro.

Fue sólo un vistazo.

Pensé en el conejo en la luna. Se veía grande y sabrosa, como un pedazo de queso que puedes tomar con tan sólo estirar la mano.

Creo que a Corso, mi gato, le gustaría cazar a ese conejo de la luna... lo trataría de atrapar en los charcos de las azoteas...

Pienso en chimeneas que vierten su vómito de humo a un cielo cada vez más lejano y más alto...

pienso que se acerca octubre y las lunas serán cada vez más hermosas.

Pienso en que no hay dicha más grande que compartir el paraguas, la chamarra, el aliento, la vida con alguien a quien te dan ganas de abrazar cuando no encuentras un taxi en la noche, con todos los taxis que corren despavoridos...

Sólo fue un vistazo.

D.

Patriótica

Se quedó dormido en la mesa. Nadie lo notó porque estaba en un rincón oscuro del bar. Se quedó dormido con un hilo de saliva tibia en la boca, deslizandose suavemente, sin ser notado entre la gente que bailaba sin estilo, ya con demasiadas copas encima.

Se quedó dormido, solitario, con una bandera tricolor enmarcando su miseria, su tristeza, su melancolía poética ahogada en brandy importado y mezclado con coca cola. Hubiera preferido un whiskey, pero para eso hacía falta otra música, otra compañía.

Se quedó dormido y nadie lo notó, porque todos entonaban canciones rancheras desentonadamente: "México lindo y querido", "Paloma negra", "Cielo Rojo" y todas las que recordaban entre los humores de la borrachera, que iban pasando de la exaltación a los recuerdos de novias antiguas.

Pero él no recordaba amores, ni lugares, ni personas. Él dormía y su sueño olía a tabaco y cerveza consolidada en la mesa, pulida de tantas veces que se había pasado la franela roja sobre ella.

Era de los borrachos que se quedaban dormidos y no escuchaba las trompetas, las matracas, los gritos de "Viva México Cabrones", ni el rechinar del carrusel donde los niños aún jugaban, pesé a que ya eran cerca de las 2:00 de la madrugada.

Era un restaurante sobre Insurgentes. La esquina más oscura.

Él no había planeado así las cosas, pero de alguna manera se había quedado solo. Quizá hubiera sido mejor cenar un sandwich en casa, recalentado, pero la necesidad de sentir que aún estaba vivo lo había lanzado a las calles.

Se sentía ajeno a la parafernalia histórico, a los emblemas de libertad, justicia, nacionalismo.

Pero era un fin de semana largo y había que estar en algún lado.

Una mujer de vestido negro empujó su silla cuando regresaba de bailar y lo despertó.

Podía con el ruido, pero el tambaleo de su asiento le hizo sentir que estaba a borde del Titanic. La mesa voladora.

Quizo ir a fumar un cigarrillo afuera del local, pero comprendió que sus piernas no lo sostendrían y había al menos un par de metros que lo separaban de su mesa.

Intentó pedir ayuda, pero sentía la lengua pegada con alcohol al paladar y había demasiado ruido para hacerse notar sólo con un ruido gutural.

La mujer que había movido su asiento iba acompañada por un hombre de pantalón blanco y camisa morada, con tres botones abiertos y una cadena de plata.

Al parecer, ella notó su incomodidad, pues alcanzó a mascullar un: "disculpe usted" y él se quedó pensando en todas las disculpas que le habían quedado a deber en la vida...

...su madre, por traerlo al mundo.
...su padre, por no enseñarle nada, ni siquiera que nadie te puede enseñar nada si no lo aprendes con la piel.
...sus dos hermanos, por aislarlo en ese bote de basura que era su vida, alejado de todas las celebraciones familiares.
...sus dos cuñadas, por haber elegido mal y casarse con los hombres equivocados del mismo apellido.
...el país, incluso, por desgranar su riqueza como una granada, en la boca de tantos y tantos hombres, sin que un sólo gajito rojo tocara su boca para iluminarla de rojo dulce.

Granadina.

Pensó en el sabor dulce y en todos los raspados que le quedaron pendientes por comer cuando era niño.

Se imaginó de nuevo vestido de blanco, haciendo honores a la bandera, intentando que su voz sonara más alto que los demás mientras entonaba el himno nacional.

Eso le dio algo de valor.

- ¿Me puede traer la cuenta?

Sacó un billete verde de la cartera. Esperaba que fuera suficiente. En estos días ya nada es suficiente.

D.

Bisección

Levedad de ceniza
mariposa negra de metal
¿donde he de buscar las claves de tu esqueleto?
¿en que redondel estará tu principio?

Eres el punto de donde parte el círculo.

Eres la geometría del dibujo que hoy trazo sobre la arena.

Rasparé en las paredes de ladrillo
el polvo rojo de la noche:
vamos a dibujar tu perfil.

Tengo ganas de descifrarte, de aprenderte...
Ya no queda más paciencia zen en mí.
Ha pasado la etapa contemplativa.

Mariposa de metal: he sacado mi escalpelo de fuego.
Voy a penetrar tu levedad de ceniza.
Voy a biseccionar el grafito de tus ojos.

Duerme hoy tranquilo.

Mañana busca en el cielo mi huella de fuego, madera y aire.

D.

Abre puertas y ventanas...

"Dios no cierra una puerta sin abrir una ventana"
Dicho popular
A veces uno tiene que abrir sus propias puertas y ventanas para dejar que entre el aire fresco y renovado.
Hoy fui a comer nieve de queso con zarzamora. También comí tacos de Mixiote.
Ugette me regaló unos aretes azules y Aurora una paleta tricolor.
Abrí una ventana.
Siento que ahora el aire frío de la noche me da en la cara. La luna está más que llena... A veces creo que el destino me da una palmada en el hombro, e incluso me alienta al afirmar que todo estará bien.
D.

Relaciones destructivas. Destrucciones Relativas. Relaciones Relativas y viceversa.

Si le creemos a Einstein... todo es relativo.

Así como las relaciones destructivas, que pueden dejarnos tirados en la lona un par de días, semanas, meses años, pueden ser calificadas de patologías, hay que ponerlo en perspectiva.

De la destrucción puede surgir la construcción de algo nuevo: El final de un gran amor es también el principio de uno mejor.

Lo pensaba... eso pensaba ayer, cuando en el tema del día (si, esa pregunta sosa que nos hacemos los oficinistas al medio día para no hacer tan árida la comida) comenzaron a hablar de las cosas que te hacen daño y sigues haciendo.

Aunque algunos confesaron su afición a fumar y tomar coca cola pesé a su gastritis, me pareció un ejercicio de limpiez mental el confesar que soy adicta a las relaciones destructivas que no llevan a ninguna parte.

Será porque soy medio masoquista o porque me considero una gran adoradora de vivir aquí y ahora, aunque mañana no resulte nada de esa relación, siempre que tengo la oportunidad de enamorarme lo hago.

Y en mi historial de relaciones destructivas tengo especial fascinación por los depresivos, los ebrios, los poetas y los locos.

Ah, si, uno que otro músico.

También.

El enamorarse de gente así no conlleva a nada bueno. Claro, que también es dificil hacerlo, porque a veces se enamora uno más de la música, de la poesía, de la locura, de la tristeza, del vaivén y no tanto de la persona.

Yo me he enamorado del vaivén tantas veces que no necesito alcohol.

Puedo vivir con esa sensación de saciedad por días, colmada de letras y melancólicos paisajes con aroma a flores secas.

La destrucción relativa derivada de esos sentimientos encontrados me han llevado a la conclusión de que me enamoro de la sensación de estar enamorada de la poesía: he besado la piel del arte envuelta en imagenes en blanco y negro, pero no beso personas.

He besado la tinta negra, hasta dejar mis mejillas tiznadas, pero no beso poetas.

He besado la vibración de una guitarra, pero no beso a los músicos.

La destrucción es relativa.

La relación también lo es.

Creo a partir de lo que he roto.

Rompo lo creado para empezar de nuevo.

D.

The new kid in town

El equivalente al chico nuevo en la escuela es el empleado nuevo, el cual tiene que contar que ha sido de su vida, que significa su nombre raro y cual es su sabor de helado favorito.

Eso es lo bueno de los lunes en mi empresa, siempre ves caras nuevas.

Y eso es de lo malo en la empresa. Apenas te estás acostumbrando a las caras nuevas y se despiden.

Hay chicas que extraño mucho y eso que apenas estuvieron un par de semanas conmigo.

A eso se le llama apego.

Yo genero apego muy rápido, lo cual resulta problemático a la hora de las despedidas. No importa que todas las relaciones que tengo se basen en el sobre entendido de que nada es para siempre...

Yo sufro.

Ayer platicaba de eso con Yareli, de como querer a la gente conlleva cierto dolor implícito.

Llegó un nuevo chico a la oficina, pero quizá no deba preguntarle su helado favorito.

Luego será imposible comer un helado de ese sabor sin pensar en él.

Quizá sea mejor trabajar, cobrar y estar con la gente que sabes que se quedará más tiempo... aunque en realidad eso es algo que nunca puedes saber.

D.

La limpieza y los gatos

Al parecer mi gato no sabía que los sillones de casa se podían mover para barrer debajo de ellos.

Este descubrimiento pareció asombrarlo de manera positiva.

Lo malo es que quedó hecho un asco, por brincar entre los muebles.

Para él era como explorar en alguna provincia amazónica, por la manera en que redescubría el territorio que ya tenía por suyo.

Iré a bañarlo, en lo que empieza la fiesta familiar que tendré al rato.

D.

¿De que hablan los hombres?

En la tarde, después de la comida, mi compañera Beatriz expresó su asombro al enterarse de que los hombres también "chismean" entre ellos y hablan de mujeres y sus estrategias de conquista y esas cosas.

Beatriz afirmaba que ella nunca pensó que los hombres hablaran esas cosas que son consideradas tan femeninas.

Marcelina, desde la sabiduría de sus treinta y tantos años le dijo algo así como: "Bienvenida al mundo real".

Mi experiencia con grupos de hombres es reducida, pero para mí que los hombres hablan de:

- Libros
- Música
- Sexo
- Caricaturas (recuerdo una charla muy divertida entre hombres sobre la posibilidad de hacer una tesis sobre Bob Esponja)
- Juegos de Video

Y... si, creo que hacer la revolución y temas de filosofía...

¿Alguna otra idea?

D.

La canción es la misma

La canción, compañera, virginal y ramera...

Pienso en las noches acompañadas de canciones.

Pienso en fogatas, en lunas llenas. Pienso en campamentos y en amigos abrazados entre cobijas de colores.

Pienso en el olor a pino y ocote en la ropa. La tierra mojada y el río cercano. Pienso en el atole caliente y en quedarse mirando hacia lo lejos.

Soy una chica de ciudad y estoy acostumbrada al golpeteo de los baches y el sonido metálico de las monedas al caer en el bolso sucio del hombre que conduce el microbus.

Me he acostumbrado al acre sabor del sudor de mis vecinos, que entre estresados y hartos se transportan dos horas para laborar ocho. Sus vidas se mantienen a base de tacos cebosos y tortas grasientas.

Pero sigo pensando en la canción, compañera, virginal y ramera...

Sigo creyendo en las cosas por las que hay que luchar e intento que mi lucha sea en otro campo. Quisiera que mi lucha tuviera un eco, como las piedras en el río: una piedra pequeña, ni piedra de una iglesia, ni piedra de un palacio, ni piedra de una audiencia...

Soy una mujer joven. Y tengo una carrera universitaria. A veces creo que aún tengo mucho por hacer y otras veces creo que ya lo estoy haciendo. A veces me asomo a los brocales de los pozos y quiero ir a parar allá, al fondo, para ver si así mi voz hace eco.

La canción es la misma, sólo que no sé como hacer que se escuche.

D.

Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...