El hotel, la casa, el amor

Hoy, mientras hacia la limpieza de la casa, pensaba en el tema de discusión que sacó ayer S. sobre las relaciones de una sola noche.

Alguna vez ya había platicado con J. al respecto, por la serie de Californication. Aunque en nuestro país ocurre con relativa frecuencia, creo que en muchas ciudades ya es muy conocido que algunas veces las personas prefieren tener relaciones de una sola noche para evitar las molestas complicaciones de una relación.

Te conozco, la pasamos rico y ya.

Es como la diferencia entre hacer una fiesta en casa y tener una fiesta privada en un hotel.

Al final no tienes que quedarte a limpiar el desastre.

Y es que mantener una relación, es casi como tener una casa en orden, pulcra y habitable. A veces requiere mantenimiento preventivo para evitar que las paredes se nos caigan encima.

Claro, es bonito y confortable tener un hogar donde volver, unos brazos que te esperen... pero si requiere mucho trabajo, mucho esfuerzo y al final del día acabas molida.

Ir decorando una relación con pequeños recuerdos, con momentos que cuelgan de las paredes, vacaciones juntos, palabras clave que son como muebles hermosos y rincones propios, es un deleite...

Pero está el cochambre del diario, reclamos innecesarios, celos, plantones, compromisos no cumplidos, música estridente...

Y el aire frío, colandose en las esquinas, resquebrajando el cemento de la relación, provocando su hundimiento innevitable.

Y luego las despedidas, las mudanzas, el dolor de ver la casa vacía, los focos rotos, los posters que colgamos con amor, despedazados sobre la mesa.

Y se va uno huérfano de amores, con una caja de cartón y todas las pertencias, a buscar cobijo en cualquier esquina, que no se nos caiga a soplidos.

D.

Talento

Anuncio la exitosa presentación del día de ayer de mi colega y ex compañero de trabajo Saukey López Liy, quien fue seleccionado para participar en la final de cantautores del Foro del Tejedor, que se encuentra en la Zona Rosa, en la Cafelibrería "El Pendulo".

Aunque en Youtube ya hay varias de sus canciones originales, no están las que tocó ayer, así que no pueden darse una idea de la emoción que sentí al verlo tocar en vivo...

Pero para que se den un quemón, les dejo esta excelente rola, Fuerza de Voluntad. Si no les gusta, les devuelvo su dinero.


Invitación postergada

- Me iré a bañar.
- ¿No me invitas?

A. no respondió.

B. pensó que se trataba de una invitación... pero también podría tratarse de lo contrario. De que fuera una evasión. De que, quizás, ni siquiera hubiera deseo de por medio.

El cuerpo de A. era tentador. Incluso con ropa, la necesidad física de desenvolverlo estaba presente. B. tuvo una visión, una epifanía, del cuerpo de A. develandose entre las volutas de vapor del baño, descorriendose el velo de la espuma, deslizandose del cerco de gotas de la regadera, emergiendo de una tina, salpicando de un jacuzzi, chapoteando de una alberca, retando, susurrando, replegandose, mostrandose, evanesciendo, desvaneciendo.

B. exploraba cada verbo y sorbía de ellos el sabor dulce de la esencia de A. Cada conjugación era una posibilidad de curiosear en el cuerpo de A, más allá de las telas o las texturas.

A. no había respondido y B. recordó el momento en que se conocieron. No hubo roce en los manos, ni profundas miradas. Pero algo en el aroma de los cuerpos se llamaba, una tensión dulce e imposible de determinar.

Desde entonces, había quedado velada la invitación, por lo que B. reconoció que el silencio de A, era sólo una pausa... B. caminó hacia la regadera.

D.

Cicatriz

Ayer, mientras me arreglaba para salir, me quedé pensando en esa cicatriz que me quedó encima del labio... pensaba si cubrirla...

Luego pensé que no.

Que debería de quedarse donde está. Porque esa cicatriz me la hizo la perra de mi tía, la Canela, cuando la rescaté de ser atropellada.

Y cada que la miro recuerdo varias cosas de mí.

Que puedo ser fuerte, cuando se requiere.

Que puedo pensar friamente, si es necesario.

Que tengo prioridades y pongo a mi familia y las personas que quiero antes que nada.

Que llegar tarde al trabajo, enfrentar el tráfico o hasta lidiar con el dolor, son cosas que puedo hacer, si se requiere.

Y todo eso está en mi cara. Y puede verse en una cicatriz. Y quien puede ver más allá de ella está invitado a quedarse en mi vida.

D.

Melodía Sincopada

Yareli me invitó a la presentación de la revista de unos amigos suyos, "Síncope".

Además de disfrutar del lugar (y del tinto), me acordé de lo bonitos que son esos proyectos editoriales que hace uno en la escuela. De la emoción que resulta sacar cada nuevo número, aunque el tiraje sea pequeñito.

Al respecto de Síncope, debo decir que me gustó mucho, porque tiene muchos detalles escogidos con cuidado y tiene un concepto visual y literario que va bien con mis gustos.

Es cierto, no todas las aportaciones son de la misma calidad, pero en general disfruté leerla y, si la encuentran, la recomiendo...

Por otra parte, me dieron ganas de escribir al leerla. Así que esperen algo de ficción por aquí la próxima semana.

De este fin de semana no les prometo nada porque:

a) Ya tenía pensados otros dos temas para sábado y domingo
b) Tengo un par de compromisos familiares, que me harán imposible corregir algún texto con intenciones de ser "literario".

D.

Amor en el mundo presente

Hay una canción de Mecano que me encanta, que se llama "El mundo futuro"; curiosamente ya muchas de las cosas que describe la canción, de 1998, ya están rebasadas...

La gente ahora envía mails, en lugar de faxes, y el concepto de amor virtual ya no es nada raro...

De hecho, últimamente he estado muy en contacto con historias como la de Juno o "Ligeramente embarazada", donde los personajes comparten sus cuerpos con otros, aún antes de conocerse, de saber si serán compatibles, porque esa necesidad de compartirse y fundirse con el otro está vigente.

Ya no pienso en cómo será enamorarse en el mundo futuro, ya tengo bastante lío en el mundo presente...

Deme una habitación
Con vistas al ascensor
Que con la polución
Me cuesta el aire de la ciudad
Mándame un fax de pasión

Cuando se acueste el sol
Te llevaré a bailar
a la disco virtual
Y sobre el mar te voy a enseñar
Un paso o dos
De flamenco trans

Y aquí seguimos
Con las mismas ganas de soñar
Plantando flores
Sobre hierba artificial
Pariendo clones
Suplicando amor
Paseando al perro
Del balcón al salón
Y aquí seguimos
Con las mismas ganas de soñar

Vendame usted un condón
Con luces y algún sabor
Quiero que tenga zoom
Y algún sistema para aumentar
Mi potencial de semental

D.

Historia de un saco blanco, de botones negros y su dueña

Hoy tenía sueño.

Así que me quedé profundamente dormida en el metrobus (luego por eso me roban la cartera).

Pero me despertó un cosquilleo en la nariz. No era nada desagradable, sólo una cosquilla juguetona, de esas que te despiertan en la mañana, cuando tu hermana te pasa una pluma para ponerte su cara sonriente enfrente.

Abri los ojos y encontré un saco blanco, con botones negros, enfrente de mi nariz. Lo que me hacía cosquillas era la bolsa de tintorería del saco.

- ¡Disculpe! La desperté- La propietaria del saco, una mujer de cabello rubio, maquillaje cuidado y unos 40 años de edad, estaba de pie y había usado el tubo del metrobus de perchero.

- No hay cuidado- dije. Y me dispuse a dormir de nuevo...

Pero la mujer que iba junto a mi bajó y la dama del saco blanco se sentó a mi lado.

-...es que aproveché a sacar mi saco de la tintorería. Me mudé de casa y no me gusta ninguna de las tintorerías de allá. ¿Vas hasta la base?

- No... - En general soy amable con los extraños que me hacen la platica, pero juro que tenía mucho sueño.

- Yo voy hasta la estación Río Mayo, pero prefiero ir a esta otra tintorería, porque soy clienta desde hace 18 años.

- Eso es toda una vida... - aseguré, antes de quedarme dormida de nuevo.

Estoy segura de que a ella le hubiera gustado platicarme de por qué se mudó...

E incluso yo podría decirle que a mi abuelita le cambian la ropa en la tintorería o podría preguntarle por el origen de su saco...

Pero les juro que tenía mucho sueño.

Desperté cuando el metrobus frenó, justo antes de Río Mayo.

- Hasta luego- dijo la amable mujer del saco blanco.

-Tenga una buen día.

D.

La caminata de la mujer de Lot

Me gusta caminar, por la noche, en la calle que lleva a mi casa. Las luces de los autos iluminan mi sombra y transforman mis pasos en una figura de película animada, que se refleja en la larga barda de ladrillos que está en la unidad habitacional de junto.

Juego a que no avanzo.

A que no puedo voltear, pues podría convertirme en sal.

Sólo existe, entonces, el paso de adelante, aunque en la barda no se refleje, como si estuviera haciendo mimica del acto de caminar.

Recibí un mensaje de S. que está en el lugar de donde es originario. "Tienes suerte", le dije "tienes un lugar donde volver".

A veces siento que no tengo a donde volver, que sólo me queda seguir adelante. Que ese pasmo aparente, es sólo una ilusión óptica, pues el lugar de donde salí ya no existe.

Y si volteo, me convertiré en sal. Estoy segura.

D.

Transbordos

A diario, debo transbordar para tomar otra línea del metrobus, que me lleva de Insurgentes hacia el rincón del mundo donde vivo.

Lo cierto es que, pensando en Sliding Doors, a veces me quedo viendo como pasan los autobuses y los dejo pasar...

Porque quien sabe si el amor de mi vida vendrá en el siguiente.

O si encontraré un billete de $500.00 que compense la cartera que me robaron hace dos semanas.

O quizá alguien me ceda el asiento en el siguiente autobus.

Cierto, a veces sólo pierdo el tiempo por no tener ganas de llegar a casa.

O porque acusar al transporte público de llegar tarde a la oficina es un deporte nacional que me gusta practicar.

A veces creo que esta ciudad ya es inoperante y debería de ser dinamitada, con todo y sus líneas de metrobus y sus transbordos.

Otras veces agradezco los transbordos, porque me dan tiempo de soñar como sería todo, si fuera distinto.

D.

Yo, reportera

Aunque los extraños caminos de la vida me han hecho cuenta cuentos, inicialmente yo decidí estudiar para ser periodista.

Claro, no tengo el arrojo y la resolución necesaria para el chacaleo periodístico, ni la incisiva agudeza para las entrevistas a políticos... Pero la esencia del periodismo (ir a vinos de honor a tomar tinto gratis y a desayunos a zamparse sandwiches sin costo) está allí.

Je. No, no es eso. Bueno, en parte. Nunca podría trabajar para cierto medio nacional que dice que aceptando agua en las conferencias de prensa se compromete tu integridad periodística...

Lo que en verdad me gusta es conocer las historias. Me agrada ver los hilos que van tejiendo la vida. Las personalidades que bordan esta maraña en la que nos deslizamos. Y me gusta retomar esos hilos y contarlos de nuevo, como quien teje y desteje el material del que está hecha la realidad, ese fragmento tan limitado con el que entendemos al mundo.

Por alguna extraña razón, en todas las historias termina habiendo un periodista involucrado.

Lo pensaba justo ahora, que mis padres están viendo una nueva versión de Superman (de la que yo paso, porque al considerar el canal en el que la están dando, estoy segura de que se aventarán como una hora de comerciales).

Más sorprendente que las hazañas de Superman, me parece increíble que aún así llegara con sus tres o cuatro notas y entrara a la redacción antes de la death line. Seguro sus super sentidos le ayudaban en algo.

A veces extraño esas andanzas reporteriles, cuando formaba parte de la plantilla de un periódico nacional (en el escalón más bajo de la cadena alimenticia, claro está, pero era bonito).

Recuerdo las primeras veces que entré temerosa con la encargada de la sección. Y recuerdo como mis habilidades se fueron afinando, poco a poco, hasta moverme con soltura de una a otra área en la redacción.

Ahora que todavía tengo amigos en el medio, me entra algunas tardes nostalgia por el olor que venía desde la zona de imprentas o por las planas a revisar.

Me pregunto si hay una realidad en la que continué como periodista y cada día me despierto con la zozobra de ¿a dónde me llevará hoy la nota del día?

D.

Esperanza

Ya no necesito un novio poeta- le dije- ahora necesito un novio fontanero, que sepa lidiar con la mierda.

Hoy se descompuso el boiler y el fontanero llega en un rato.

Iré a arreglarme.

Por si acaso.

D.

Perspectiva

Ayer pasé un largo rato viendo las fotografías del terremoto en Haití.

Siempre que ocurren eventos así, pongo las cosas en perspectiva.

De repente, aquellos problemas que parecían montañas insalvables, se vuelven granos de arena y recuperan su verdadera dimensión.

Me gustó mucho la entrada que puso Marisol al respecto.

Esta semana ocurrieron muchas cosas. Aún debo de sentarme a analizarlas.

Pero es cosa de sacudirse la arena y seguir caminando.

D.

Agandallarse en las filas de Starbucks

Soy una buena persona.

O al menos intento serlo.

Le cedo el asiento a las embarazadas, personas de la tercera edad, señores con cabestrillo.

Y digo "salud" cuando alguien estornuda.

Y me porto bien... con quien se deja.

Y no me meto en las filas del Starbucks.

Repito. No me meto en las filas del Starbucks.

No de manera alevosa, al menos.

Me traumó bastante que, ayer, cuando iba a tomar un café y echar chisme con mi amiga M. una señora casi trató de evaporarme con la mirada, por lo que a su parecer fue una actitud patanesca.

Pero le pedí disculpas y aún así, no las aceptó y me siguió mirando como si fuera la cucaracha más sucia sobre la tierra y su deber fuera aplastarme.

Porque el chavo de la barra preguntó "¿Qué vas a querer?" y yo respondí.

Y sólo por eso, me he sentido inquieta por más de 24 horas...

Y es que yo, que odio todas esas conductas incivilizadas y descorteses, me metí en la fila del Starbucks.

Y no pienso volverme a parar allí nunca, nunca.

Así que si me van a invitar un café, que sea en El Jarocho.

Y ustedes ordenan.

He dicho.

D.

Diluirse

"Siento que nos estamos diluyendo", me dijo el año pasado una amiga, en relación a la manera en que su vida había cambiado, desde la etapa universitaria.

Y es que es fácil.

En el mar de la vida tiende uno a despintarse, como esas camisas hippies que se van destiñendo.

Incluso Mar, llegó a preguntar en su comentario anterior, que si había esperanza para los que elegimos mal la carrera.

Y yo creo que si.

Que hay esperanza, porque lo que estudiamos no es lo que somos, es sólo parte.

Y en el sitio donde trabajamos no es lo que somos, es sólo parte.

La ropa que usas, la comida que te comes, el auto que manejas, no eres tú. Es sólo esa parte que los otros quizá perciben de ti.

Y lo que eres, esa voluntad de energía que titila a veces parece estar a punto de apagarse, o de diluirse en el mar de almas que hay sobre la tierra, es única e irrepetible.

Y si el viento la mengua, hasta que queda pequeñisima, como la flama de una vela a punto de extinguirse, vale la pena que pienses que toda hoguera, faro y el sol, fueron primero un resplandor pequeñito, que no tuvo miedo de consumirse en sacarle todo el calor y la luz a la vida.

D.

Igual que el poeta que decide trabajar en un banco...

Hoy conocí a la señorita L. Ella trabaja en una sucursal bancaria que queda muy cerca de mi casa. Después de preguntarme mi ocupación, llegamos a la conclusión de que eramos colegas, pues ella estudió lo mismo que yo y hasta en la misma escuela.

Prontonos vimos en una platica relacionada con nuestra afición por los gatos y nuestros viajes a Chiapas. Platicamos del cañón del Sumidero y de las dietas de enero.

Incluso, la señorita L. me confesó que ella sería feliz si hubiera podido estudiar otra cosa.

La señorita L. hubiera querido ser artista.

Con chispitas en los ojos, L. me contó de sus visitas a la Escuela Nacional de Artes Plásticas, donde sintió esa misma fuerza que percibí yo, esa energía que corría en los pasillos y lo rodeaba todo de un aura mágica, de creación.

La señorita L. parecía muy vivaz, con todo. Esa flama aún vive en ella.

Luego, me fui al trabajo y mi amiga Y. me invitó a una presentación de una revista literaria... Iba a negarme a ir, pero pensé en L. y en que procuraba mantener viva la llama de lo que ama.

Entonces fui... y me la pasé muy bien, incluso descubrí que el lugar donde se presentó la revista es buen sitio para una visita posterior.

Y esta entrada es para la señorita L. para agradecerle por enseñarme que la chispa puede mantenerse viva, mientras sea uno quien decide si trabajar en un banco.

D.

Los calientes

Sarah dejó una gran bolsa en el suelo. Contenía dos cajas de focos, un desatornillador nuevo, alcohol para el botiquin, una caja de cerillos, velas y hasta un par de almohadas. No quería ser de esas recién casadas que no saben ni quitar un tornillo o que se quedan sin luz en la primera noche en la casa nueva.

Sarah no le había dicho a Saúl que llegaría con cosas al departamento nuevo: cuando les entregaron las llaves, cada quien se quedó con un juego y acordaron ir llevando las cosas poco a poco, sin presionarse...

Al final de cuentas, Saúl llevaba más cosas, porque tenía una camioneta y Sarah ocupaba casi todo el tiempo en planear la boda... aquella cosa "pequeña y familiar" que se había convertido en un monstruo que amenazaba con acabarle la vida.

Desde hacía meses parecía no tener tiempo para nada: había llevado a cortar y pintar a mano la tela de su vestido, probó diez clases de pasteles diferentes en cinco pastelerías distintas, armó listas de invitados, distribuyó a la gente con tacto y diplomacia, cuidando que ninguna de las viejas rencillas acabara en la misma mesa...

Sarah estaba agotada.

Pero a tan pocos días de su matrimonio, su amiga Adela le contó que al regresar de su luna de miel tuvo una fuerte discusión con su nuevo marido, porque no había puesto los focos de los baños y la cocina.

Preocupada de que algo fuera a empañar su felicidad, Sarah había salido ese día a toda prisa del trabajo para llevar focos de repuesto... por más románticas que fueran las velas, no estaba dispuesta a empezar su nueva vida con falla alguna.

Y sin embargo...

Tras abrir la puerta, Sarah notó que había algo mal.

Sólo tuvo que dar una vuelta a la llave, a pesar de que la chapa requería 3 vueltas, al menos, para abrirse.

Luego, sobre el sofá nuevo, encontró un portafolios sospechoso. Pero no tan desconocido. Era el portafolios de Saúl.

Y, desde el cuarto, el claro sonido de un martilleo. Sonidos ahogados, gritos que estaban por estallar.

Llevó el ojo a la cerradura y la visión de dos cuerpos la cegó, como quien prende de golpe una luz y te deja las pupilas dilatadas.

Abrumada, su mente fue de nuevo a los cerillos.

Puso una silla para atrancar la puerta.

Rompio las almohadas, las empapó de alcohol y las hizo arder en la sala, fue tirando a su paso todo lo que encontró, para que aquello que se quemara rápido.

Le echó una última mirada, antes de cerrar la puerta, a aquella fogata improvisada y pensó que, afortunadamente Saúl era un hombre muy cuidadoso y había puesto el seguro del departamento a su nombre.

D.

Se ensañan con los poetas las faltas de ortografía...

Desde que murió Violeta,
se ensañan con los poetas
las faltas de ortografía...

J. Sabina

Hoy, por segunda vez en mi estancia laboral, mi jefe me pilló cometiendo una falta de ortografía. Eso es bastante grave, porque se supone que me tiene allí para que no se vayan las que él comete...

Pero nunca he tenido una ortografía impecable.

Aunque en la primaria gané un concurso ortográfico y en general en los dictados me iba bien, siempre termino metiendo la pata en más de una ocasión, como ya está más que comprobado en este blog.

En mi defensa debo de argumentar que siempre escribo de primera intención y lo que me va saliendo de las tripas. Todas las vísceras en la mesa. Todas las moscas sobre el templete. Toda la materia oscura y las cosas viscosas que surgen de mis deditos, como quien saca fango de una alcantarilla, hasta quedar satisfecho.

Mi boca no es un jardín de rosas. Más bien lo siento como un puerto pesquero, salado y tibio, con algunas cosas que se ven bonitas y otras que se están pudriendo.

Y cuando saltan las astillas y corto mástiles contra el cielo, les cuento poemas tristes e historias que siempre acaban mal.

Con faltas de ortografía, pues desde que se fue Violeta, se ha enlutado la poesía...

D.


Identidad

Ayer, tras comentar algo sobre la forma en que nuestro peinado va cambiando con el tiempo, me di a la tarea de buscar mi credencial de la preparatoria, para enseñarle a M. mi fotografía.

En aquel entonces tenía el cabello tan corto como Heidi.

Saqué mi credencial del banco y metí la de la preparatoria en la cartera...

Y hoy me robaron la cartera.

Por un lado, lamento la perdida de mi cartera por mi dinero, quería hacer unos regalos de dia de reyes con ese dinero y esperaba compartir una rosca con las personas con quienes trabajo...

Pero las cosas salieron distintas.

Se me quitó el hambre y además perdí el principal documento que acredita mi identidad.

Desde que ya no pertenezco a ninguna escuela, ni tengo una credencial de trabajo, esa cédula que asegura que soy mexicana es lo último que me queda...

Casi no pude evitar llorar al sentirme tan desamparada.

Mi papá pasó a buscarme al trabajo y todo el camino estuve como autista.

¿En qué consiste la identidad? ¿En que pedazo de piel, sangre, plástico se encuentra grabada?

¿Quién soy, a dónde voy, de dónde vengo?

Hoy me miro a los ojos y quisiera saber quien soy, pero me siento sin respuestas.

D.

Carta a los reyes magos

Queridos Reyes Magos:

Les escribo, en este 2010 que empieza, fiel a mi costumbre de hacer análisis de conciencia del año anterior... Y con la intención, por supuesto, de que estas acciones sean correctamente valoradas y obtener una recompensa por mis buenas acciones...

Sin embargo, este 2009 debo reconocer que estuve algo corta de buenas acciones:

- No le ayudé a ningún viejecito a cruzar la calle.
- Más de una persona llegó a la conclusión de que no soy de fiar.
- Dejé de trabajar desde enero y me senté tranquilamente a ver pasar la vida.
- Aumenté todos los kilos que perdí con las penas que me hizo pasar el 2008.
- No logré ningún mérito académico y, por el contrario, no fui admitida en la maestría a la que pretendía ingresare
- Gasté mucho dinero en caprichos, como comprar el Wii con el que mi hermana y yo perdimos mucho del valioso tiempo que pudimos emplear en cosas serias y productivas, como barrer, limpiar o doblar bolsas de plástico hasta convertirlas en triángulitos que no ocuparan lugar en el espacio.

Por otro lado y esforzandome mucho en pensar, debo decir que entre mis buenas acciones estuvieron...

- Hacer las invitaciones para el aniversario de las bodas de oro de mis abuelos (y hasta las envié por correo)
- Darle de comer al gato (me acordé, de vez en cuando)
- Regar las plantas del jardín. (Sobre todo cuando me lo pidieron)
... y ayer le regalé un pedacito de rosca de pasas a Laura, porque la vi triste.

Puesto en perspectiva, no sólo no merezco ningún regalo, sino que en la más pura tradición española me tocaría recibir un pedazo de carbón.

Pero como confío en su benevolencia, sabiduría y buena onda, estoy segura de que usarán sus poderes mágicos para verificar que, en el fondo, no soy una mala persona y que, incluso, tengo buenas intenciones.

Por ello este año no les pido nada, sólo les agradezco que pasen por esta casa y les pido que le dejen algo a mi gatito: él si se portó bien y mantuvo lejos ratones y palomas.

D.

Cristales rayados

Veo por última vez
a través de los cristales rayados.

Lo que antes era una llovizna
ahora es sólo lluvia que corre.

Lo que antes era fuego que danzaba
ahora sólo es un fanal de un auto.

Y lo que antes era tu amor,
ahora es sólo un recuerdo.

Ver claramente
está sobre estimado.

A veces creo que la lucidez
es para los fuertes de corazón.

Los cobardes bailamos con las sombras
Los temerosos nos refugiamos en la caverna

Los indecidos apreciamos un ramo de flores variadas
y no podemos elegir entre rosas y alcatraces.

Tengo un par de lentes rayados
en un estuche de color negro.

Quizá un día los saque a pasear por el mundo
para ver de nuevo como vuelan los pegasos de Bellas Artes

Para ver la alameda desde el piso 8,
para tomar un café en el Sanborns de Humboldt

Para tomar chocolate en las escalinatas del ángel
para perderme en unas vías muertas.

Tengo un par de cristales rayados
para que no se noten mis lagrimas que caen

Para que nadie vea que estoy llorando
para disimular que se me corre el maquillaje

Hay días que qusiera estrellar mis lentes contra el suelo
y escapar corriendo, hacia cualquier parque

Y gritar tu nombre a las palomas, a los insectos
y sentir que mi corazón se lava en las fuentes.

Tengo un par de cristales rayados
que estuvieron al pie de mi cama,

Que fueron tirados por el gato
que fueron halados por un niño

Que recorrieron caminos, puentes, cruzaron fronteras
vieron a Miró, a Dalí, a Piccaso.

Tengo un par de cristales rayados
que se empañaron cuando me besaste por primera vez.

Todo se acaba, se acabará, se acabó.
Se acabó. Se acabó. Se acabó.

D.


Nacimientos


Este domingo fui a Reforma, a caminar entre los nacimientos y los ciclistas, con la idea de tomar algunas fotos para ir estirando los dedos... La verdad siento que hay personas que tienen un auténtico talento para ver y, por tanto, para tomar fotografías, pero es de los que yo carezco.

Así que saqué mi cámara a ver el mundo... pero se me acabaron pronto las pilas y sólo tomé un par de fotos que, para colmo, ni siquiera son de mis nacimientos favoritos.



Pero de cualquie manera se los comparto... debo decir que esperaba un poco más de esa exposición, porque yo conozco muy bien la diversidad y belleza de los nacimientos de los artesanos mexicanos, pero me imagino que al ser una exposición en vía publica no podían poner piezas realmente sorprendentes.



Me imagino que para los automóvilistas es un desastre, pero a mi me gusta la idea de que haya bicicletas en Reforma los domingos... aunque en el estante donde las prestan había el cartel estilo del oeste de "Se buscan" a los ladrones de bicicletas, quienes pidieron uno de estos vehículos prestados al gobierno de la ciudad y se fueron con ellas, impunemente.



D.

Llovizna

La primera lluvia del año.

Estaba dentro de casa, jugando Wii con mis amigas de la universidad, a las que convoqué con una semana de anticipación, porque debido a que ya son unas mujeres muy ocupadas, cada vez es más dificil citarlas...

Ayer me sentí muy triste, de esas tristezas raras e inexplicables. Me sentí sola, abandonada en el mundo, como si tuviera muchos dolores que curar al mismo tiempo.

Pero hoy llovió...

Y en cuanto mis amigas se fueron, recordé "Llovizna", esa canción que Ladahir me dedicó en uno de mis cumpleaños.

Creo que hizo bien en dedicarmela, porque aunque no soy una persona muy tormentosa, eventualmente tengo mis lloviznas.

Y aquí esta la canción...

Allende el mar
Que enjuaga las distantes costas
Donde tu solitaria barca ha de varar
Ya vendrá el tiempo
Y su largo velo de olvido
Que amaina todos los dolores
Y aún así recordarás

A veces hay que pararse bajo la lluvia
Pero de todos es comenzar otra vez.
Consiste sólo en continuar
Lo dice un hombre que habita
En donde nunca deja de llover


¿A dónde irás para escaparte de ti misma?
¿Qué blanca arena sanará tu corazón?
Yo sólo sé de oscuridades, de lloviznas
Luego, después de todo, siempre brilla el sol

Así es amar, querida mía, sin esperanza
Por eso el alma sólo se entrega una vez
Después la vida nos traiciona la confianza
Y uno no vuelve a ser aquello que un día fue.

Y fluya el dulce melodioso de tu llanto
Suspiro y viento que agitan al corazón
Porque llorando se remiendan los quebrantos
Y la sal cura las heridas que ha sufrido la ilusión

Por eso el mar es el refugio de los tristes
Por eso el cielo azul no cabe en mi canción
Esta canción que sólo quiere ser llovizna
Que se derrame venturosa, refrescando tu dolor.

¿A dónde irás para escaparte de ti misma?
¿Qué blanca arena sanará tu corazón?
Yo sólo sé de oscuridades, de lloviznas
Luego, después de todo, siempre brilla el sol

D.

Avatar: "FernGully: Las Aventuras de Zak y Crysta", reloaded

Me encantó FernGully, las aventuras de Zak y Crysta. Por eso, cuando vi los cortos de Avatar, no se me hizo nada rara la trama: un extraño se infiltra en una cultura que protege la naturaleza y al darse cuenta de que hay un lazo entre la sociedad que habita el bosque y su hábitat, ayuda a evitar su destrucción.

En parte, también Avatar es una historia parecida a Pocahontas, pero los efectos especiales y le dan un toque fantasioso que seguro le encantará a muchas personas...

Pero de allí a decir que es una super película, el estreno del año o algo así... No creo.

Espero que este año nos traiga películas muy buenas y como cinéfila empedernida lo primero que hice hoy fue: acabarme un helado de vainilla, tomar un café capucchino y ver la película de James Cameron.

El resultado: el helado estaba rico... pero un poco grasoso; el café capucchino tenía una hermosa espuma, pero se bajó al primer trago y la película... ya está super reseñada, así que a otra cosa, mariposa.

D.

Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...