Reseña de "Ricky", dedicada a Paulette

Mi último día de marzo resultó algo triste, porque además de despertar con la noticia de que encontraron el cuerpo de Paulette, me vi atribulada por otros asuntos domésticos que no vienen al caso mencionar...

Como un pequeño homenaje a Paulette y a todos los niños que han padecido muertes trágicas por la crueldad de la sociedad en la que viven, guerras, genocidios, asesinatos raciales, sexuales y de todo tipo, quisiera contarles de la película que fuimos a ver el domingo Juan y yo.

"Ricky", es una cinta que llegó a México en el 14 tour de cine francés y en México fue titulada "Sólo los niños van al cielo".

Dirección: François Ozon
Intérpretes: Alexandra Lamy, Sergi Lopez
Guión: Emmanuelle Bernheim
Fotografía: Jeanne Lapoirie
Montaje: Muriel Breton
Producción: Eurowide Film Production, Teodora Film y Foz (FR)
Duración: 90 Minutos
Producción: Francia, Italia, 2008
Género: Drama

Katie, la protagonista de esta historia (que no sé si llamar Drama, porque tiene un giro rarisimo a la mitad que tira hacia la farsa) es una trabajadora en una fábrica, que hace el más alienante de los trabajos colocando tapas en productos químicos.

Katie tiene una hija de siete años, Lisa, que es un ejemplo de madurez y ternura; sin embargo es una madre algo despistada, que apenas y puede con su vida, que transcurre en un edificio de departamentos de lo más gris, en una ciudad de Francia de la cual nunca se nos explica el nombre.

Al principio de la cinta vemos a Katie hablando con una trabajadora social, llorosa y desconsolada, asegurando que quiere enviar a su hijo menor a un orfanatorio, pues ya no está en condiciones de cuidarlo.

Katie confiesa ante la trabajadora social que, el padre del niño, un hombre español, se fue de su casa y no ha dado aviso a la policía de este hecho, por lo que la trabajadora social le recomienda poner un aviso de "abandono marital" y empezar los trámites para dar en adopción a su bebé.

En un rápido flashback conoceremos como fue que Katie conoció a Paco, un español "peludisimo", con quien, después de dos relaciones de sexo casual (¿dónde habré escuchado eso?) se va a vivir a su casa.

Pronto Katie queda embarazada y esto altera del todo la dinámica familiar.

Katie deja al cuidado de Ricky, el nuevo bebé, a Paco, quien demuestra ser bastante torpe para cuidarlo.

Katie descubre unos moretones sospechosos y comienza a sospechar que Paco golpea a Ricky, por lo que lo acusa y este se va de la casa, indignado.

Aquí viene el giro fantástico de la historia (que podría representar un spoiler, así que si quiere usted ver la película, no lea la parte en rojo).

Resulta que Ricky empieza a desarrollar un par de alas en la espalda, por lo que Katie descubre que los moretones que tenía era el sitio donde empiezan a salir estos curiosos apéndices.

Katie lleva a Ricky al supermercado, donde se le escapa volando, por lo que los medios descubren al bebé; esto provoca que Paco se entere de que su bebé "es un angelito" y regresa a casa para proponerle a Katie que vendan la exclusiva del vuelo de Ricky a los medios y obtengan dinero.

Sin embargo, cuando Katie accede y organizan una rueda de prensa para dar a conocer el fenómeno de Ricky, el bebé se le escapa a Katie y se pierde en un bosque cercano.

Katie se deprime y, en una escena muy dramática, pensamos que se suicidará dentro del lago cercano al bosque, pero Ricky aparece volando y parece perdonarla, así que ella regresa con su familia y los abraza, en un final reconciliatorio.

Fin del Spoiler.

La verdad es una película desconcertante en varios niveles... Le daré 3 estrellas de 5, y se las pongo en la tarde, que llegue a casa. El giro fantástico de la historia me pareció demasiado inverosímil y rompe demasiado la dinámica que lleva la película. Salí algo confundida de ella.





D.

René Magritte: las palabras y las imagenes

Ya he leído muchas reseñas de esta exposición de Magritte... por lo que me preguntaba si realmente podría mencionar algo que no haya sido mencionado.

También llegué a la conclusión de que la hoguera desde la que ilumino el mundo crea sus propias sombras, que son, no la verdad de las cosas, sino una danza del reflejo de ellas...

Al menos esa fue la enseñanza que pude obtener de "La condición humana".

Y es que, recordando las palabras de Gloria Hernández, mi asesora de tesis: las pinturas no son la realidad, son pretextos para pensar.


¿Y que mejor pretexto para pensar que la obra de Magritte? También él utilizó la pintura para la reflexión, para escapar del engaño de las imagenes, porque con sus cuadros demostró que la realidad es ese engaño de bombines y narices falsas...

A diferencia de la fotografía, que quiere ser como la realidad, la pintura reconoce que es sólo una representación, así como las palabras aluden (con metáforas) a esa realidad que hemos conformado por convención, para poderle llamar al pan pan y al vino vino.

Pero aún si el pan se llamara vino y el vino cocodrilo, si fuera convención bebernos los cocodrilos y esnufiarnos las góndulas, como dirían en Rayuela, nuestra realidad sería la misma.

Es la condición humana tal, que disfruta de los disfraces, de colocarse manzanas en la cara y nubes en la cabeza... Por eso me pareció divertidisima la instalación de la exposición del Palacio de Bellas Artes, que da pretexto para usar estas obras (profundas en su significado filosófico e incluso algunas más inaccesibles) para jugar y divertirnos.

El pintor Belga, René Magritte, nos hizo cuestionarnos sobre las palabras, las imagenes e incluso sobre la realidad.

La exposición que se encuentra actualmente en el Museo de Bellas Artes de México nos ofrece una visión cronológica de su evolución del cubismo y futurismo hacia una experimentación más personal, que terminó por adaptarse a los gustos burgueses de la clase acomodada de Nueva York, que se acostumbró a sus figuras con bombines y lo incorporó a la industria cultural, pagando bien sus obras.

Del Dada al Cash, cash...

Lo más valioso de Magritte, para mí es y será, esa ocasión que nos da de pensar... pues sus obras son portales hacia el mundo de la mente, donde las imagenes se juntan, se confunden y nos permiten tener visiones de lo infinito.

D.

La princesa y el sapo: relajate y disfruta el jazz...

He tenido un fin de semana magnífico.

En verdad creo que el rudo inicio sabatino era una forma de prepararme el camino para un montón de descubrimientos, hallazgos y sorpresas.

Pero empezaré por contarles de la película que mis padres rentaron y que vi en la madrugada de este domingo...

Si, me desperté a las 4:30 para ver "La princesa y el sapo", de los estudios animados de Disney.

Yo tenía algunas expectativas respecto a esta película, pero pensé que sería una adaptación del cuento clásico de la princesa caprichosa que jugaba con su pelota de oro y se le perdía en un estanque...

La historia que nos propone "La princesa y el sapo", de Disney, tiene una riqueza cultural maravillosa, que rinde tributo no sólo a las antiguas cintas de animación que nos hicieron soñar de niños (por allí hay unos personajes que se parecen a la serpiente Ka, de "El libro de la selva" y a los caimanes de "Bernardo y Bianca").

La música de la cinta es maravillosa e imperdible y si les gusta el jazz reconocerán los otros tributos que existen en los nombres de los personajes secundarios, Loui y Ray.

Disney ha demostrado que puede hacer tramas más complejas, donde se va más allá de la historia de amor y se plantean algunos de los dilemas de la vida moderna, como las presiones económicas, la especulación mercantil y hasta la emancipación femenina...

Maravillosa y merecedora de 5 estrellas en mi rankin, la historia de "La princesa y el sapo", cuenta la aventura de Tiana por lograr su sueño de tener un restaurante...

Me he leído un par de reseñas, muy al estilo de Ariel Dorfman critican la cinta por la simplificación del problema racial y el tratamiento que le da a temas como "la magia vudú"...

Quizá era porque eran las 4:30 y tenía ganas de ver algo con final feliz... Pero yo disfruté del romance entre Ray y Evangeline, de la música y de los colores... Y que el análisis de la maldad del ratoncito queden para luego.


Tengo miedo de olvidar hasta tu nombre

Mientras nos alejabamos grité su nombre -¡Raymundo!- y ella dice que si volteó.

Cuando ella notó que estaba en la mesa de junto se estresó. Su rostro fue digno de una fotografía. Perdí el momento Kodak.

Ella me explicó.

-¡Lo conozco! Ahorita te cuento... cuando se vaya.

Pero él no se fue. Se quedó. Y no sólo eso, con él fueron llegando otros amigos. Así que ella tuvo que contarme, con él en la mesa de junto.

- Es una de esas personas que conforman tu personalidad. Creo que muchas de las cosas que soy ahora se las debo a él.

Estuvimos charlando largo rato, de vez en cuando salían frases o hechos que tenían que ver con él.

- ¡Por ellos, aunque mal paguen!
- ¡Por ellos, aunque te den la espalda!
- ¡Por ellos, aunque te ignoren!
- ¡Por ellos, aunque después olviden hasta tu nombre!

La tarde transcurrió entre cervezas y el sonido del sax, persistente y juguetón, que parecía reírse de nosotras dos, también.

Hacía un buen clima y la calle era tranquila; a ratos parecíamos olvidar la presencia de Raymundo, perdidas entre las nubes etilicas y el recuerdo de los momentos que se acumulaban formando nuestras biografías.

Incluso cuando recordabamos brindar, mirabamos de reojo a la mesa de junto, donde Raymundo intentaba recuperar un amor perdido.

- Ni siquiera siento celos, más bien me da algo de pena...- Y es que la chica a la que pretendía Raymundo lo presentó como "mi mejor amigo de toda la vida".

Mientras nos alejabamos del lugar, cuando grité su nombre y todos voltearon, pensaba en aquello que dice Rilke. ¿En verdad podemos amar los jóvenes?

"...También es bueno amar, pues el amor es cosa difícil. El amor de un ser humano hacia otro: esto es quizás lo más difícil que nos haya sido encomendado. Lo último, la prueba suprema, la tarea final, ante la cual todas las demás tareas no son sino preparación. Por eso no saben ni pueden amar aún los jóvenes, que en todo son principiantes. Han de aprenderlo. Con todo su ser, con todas sus fuerzas reunidas en torno a su corazón solitario y angustiado, que palpita alborotadamente, deben aprender a amar.

Pero todo aprendizaje es siempre un largo período de retiro y clausura. Así, el amor es por mucho tiempo y hasta muy lejos dentro de la vida, soledad, aislamiento crecido y ahondado para el que ama. Amar no es, en un principio, nada que pueda significar absorberse en otro ser, ni entregarse y unirse a él. Pues, ¿qué sería una unión entre seres inacabados, faltos de luz y de libertad?

Amar es más bien una oportunidad, un motivo sublime, que se ofrece a cada individuo para madurar y llegar a ser algo en sí mismo; para volverse mundo, todo un mundo, por amor a otro. Es una gran exigencia, un reto, una demanda ambiciosa, que se le presenta y le requiere; algo que le elige y le llama para cumplir con un amplio y trascendental cometido. Sólo en este sentido, es decir, tomándolo como deber y tarea para forjarse a sí mismo "escuchando y martilleando día y noche", es como los jóvenes deberían valerse del amor que les es dado.

Ni el absorberse mutuamente, ni el entregarse, ni cualquier otra forma de unión, son cosas hechas para ellos -que por mucho tiempo aún, han de acopiar y ahorrar. Pues todo eso es la meta final. Lo último que se pueda alcanzar. Es tal vez aquello para lo cual, por ahora, resulta apenas suficiente la vida de los hombres.

Pero en esto yerran los jóvenes tan a menudo y tan gravemente. Ellos, en cuya naturaleza está el no tener paciencia, se arrojan y se entregan, unos en brazos de otros, cuando les sobrecoge el amor. Se prodigan y desparraman tal como son, aun sin desbrozar, con todo su desorden y su confusión... Mas ¿qué ha de suceder luego?

¿Qué ha de hacer la vida con ese montón de afanes truncos, que ellos llaman su convivir, su unión, y que, de ser posible, desearían poder llamar su felicidad, y aún más: su porvenir? Ahí se pierde cada cual a sí mismo por amor al otro.

Pierde igualmente al otro, y a muchos más que aun habían de llegar. Pierde también un sin fin de horizontes y de posibilidades, trocando el flujo y reflujo de posibilidades de sutil presentimiento por un estéril desconcierto, del cual ya nada puede brotar. Nada sino un poco de hastío, desencanto y miseria, y el buscar tal vez la salvación en alguno de los múltiples convencionalismos que, cual refugios abiertos a todo el mundo, dispuestos están en gran número al borde de este peligrosísimo camino..."

De camino a casa un muchacho me hizo la plática. "¿Cómo te llamas?... No me tengas miedo! Yo me llamo..."

"Ya tengo que irme", le dije... y crucé la calle sin mirar hacia los lados y sin decirle mi nombre, presa de un miedo atroz. Miedo de amar, quizá. Miedo de que olvidara mi nombre poco después de pronunciarlo en voz alta.

D.

To be or no to be... Green

Este blog no es precisamente verde (como podrá usted notar, si no es daltónico amable lector, este es un blog morado), pero no puedo negar mi simpatía por las iniciativas que cuidan al medio ambiente.

Este día me enviaron a regar las plantas, una de las actividades domésticas que más disfruto. Me encanta el olor de la tierra mojada, la frescura del agua, el resplandor de las hojitas verdes y como la acción renovadora del agua es tan notoria...

Desde que era niña he sentido afinidad por los programas de cuidado ambiental. Me uní al grupo H2O y me regalaron una camiseta por detectar más fugas en la colonia; incluso a mi padre le dieron un diploma al mérito ciudadano por reportar desperdicios a Locatel.

Mi madre nunca nos dejó tirar basura en la calle y empezó a propiciar que separaramos la basura antes la ley de residuos sólidos... Y nos compraba helados de cono, para evitar que tiraramos los vasitos de unicel.

Mi familia es algo verdosa... pero yo no dejaría de comer carne, ni odiaría la fiesta brava, ni tomaría baños de 5 minutos. Soy demasiado hedonista para ser totalmente verde.

De entre todos los dilemas existenciales, el de la ecología siempre me ha preocupado... sé que no hago lo suficiente, pero también sé que no quiero hacerlo. Ja. ¿A todos nos pasará eso?

D.

Mi reencuentro con I.

Tengo ciclos en donde me reencuentro con la gente de mi pasado. Uno diría que, al viajar por la avenida más larga de latinoamérica a diario, lo raro sería que no te reencontraras a nadie.

Pero ayer se dieron una serie de eventos afortunados que me permitieron salir temprano y reencontrar a I.

I. era mi compañera en la prepa y era amiga de la gente popular. A veces I. se conflictuaba porque no sabía bien si quería ser como ellos o no. I. vive cerca de mi casa, así que alguna vez platicamos, pero no era exactamente mi amiga.

Alguna vez le regalé un libro a I. y resultó que era de esos libros que llegan en momentos importantes de tu vida. I. me lo agradeció y creo que fue después de eso que decidió estudiar Diseño Gráfico... alguna vez me llegó a decir "ese libro me hizo saber que era lo que quería de mi vida, para dejar de seguir a los demás".

I. hacía dos horas de camino hasta la Escuela Nacional de Artes Plásticas. Camino que recorrió 5 años. Y ahora es diseñadora, tal como quería. Ayer no estaba muy feliz, porque le ocurrió algo personal... pero estoy convencida de que está haciendo lo que le gusta y eso es lo que cuenta.

Encontrar nuestro camino. Seguirlo. Y reencontrar a quienes fueron parte de él, en algín momento.

Eso me gusta.

D.

M. odia los miércoles

Así como Mafalda odia la sopa y Garfield odia los lunes, M. odia los miércoles.

En su infancia M. recuerda que el miércoles era el día de educación física, así que ponían a correr a los críos como desquiciados o los torturaban con variadas rutinas militares, como intentar tocarse los dedos de los pies con los dedos de las manos sin doblar las rodillas...

Luego les daban un largo rato para jugar futbol, basquetbol, voleibol, para dejar en claro que M. no poseía ningún atributo de tipo físico y siempre quedaba de manifiesto su torpeza.

La maldición del miércoles parecía extenderse a otros variados ámbitos de la vida privada y pública de M. porque ese día había que lavar los trastes, era necesario visitar a la tía molesta o sucedían cosas impredecibles como que lloviera, sobre todo cuando M. planeaba salir a pasear.

Los miércoles fueron de educación física en la primaria, pero más tarde, el miércoles programaban las otras clases que M. no soportaba: fuera cálculo diferencial e integral o la clase de anatomía, sin importar el año, siempre había dosis doble el miércoles.

Todavía hoy M. se quedó sin dormir una buena parte de la noche, se quedó sin comer una buena parte de su comida y recordó, con una sonrisa beatífica, que tenía algo a que atribuirle toda esta cadena de sinsabores. Era miércoles.

Al menos había encontrado un culpable.

D.

El memorando perdido

Se perdió el memorando donde le notificaba, con lujo de señas y especificaciones, las nuevas disposiciones con las que se regirá nuestra relación. Aquel en el que normaba la estricta ley de besos compartidos, el conteo dede votos a favor de "que-se-repartan-las-caricias-de-mo-crá-ti-ca-men-te-y-se-to-me-en-cuen-ta-a-las-ba-ses".

Posiblemente tenga usted que pasar a la ventanilla 3, para que le den una forma a llenar, y buscar en el archivo las copias xerox de ese memorando, que dará cuenta a la sección XII de nuestro Sindicato, de la notificación de que esta misiva debió de llegar a usted el día 15 del mes en curso.

Haga favor, para ello, de traer tres fotos tamaño infantil, dos fotos tamaño credencial, su constancia de filiación, su acta de nacimiento, fe de bautismo, votos matrimoniales y el acta de defunción (en proceso está bien, no es necesario que esta sea foliada).

Con ello, puede tramitar la reposición de su memorando, con el cual tendrá derecho a presentarse en la ventanilla 14, donde se dará fe de que puede acudir de nueva cuenta conmigo (Ventanilla 1, por si no ha mirado bien arriba de su cabeza o anda distraído) para que le expida el certificado de "adicto a mis besos", pues puede usted ser acreedor de las ventajas insuperables; pues el estado le garantiza (como una prestación ganada por el sindicato, sección XII, claro) una cantidad limitada, pero suficiente de besos, que le permitirán manteners en los límites de Fenil-Etil-Amina que producen los besos de forma natural.

Con esto las reservas naturales de chocolate de la nación seguirán siendo bastas y alcanzarán para que podamos exportarlo a Suiza, como de costumbre.

Según se ha demostrado con recientes investigaciones, financiadas gracias a los impuestos que usted paga puntualmente (eso esperamos), la perdida de la memoria es una consecuencia lógica de la adicción que tiene usted a mis besos, pero eso no justifica, ni explica el por qué se ha perdido su memorando... Así que emprenda los trámites y lo veo luego, pero por favor proceda antes del día 28 o quedará fuera de reglamento y entonces sí, no podré hacer ya nada por usted...

Y no se me quede viendo así: de todas formas no le voy a invitar de mi torta de tamal.

Siguiente...

D.

El hombre que no eres

Amo al hombre que no eres, cuando me dices las palabras que nunca escucho.

Disfruto la suavidad de las caricias que no me das, en esas noches sin sueño que no paso a tu lado: cuando la luna no llega al cuarto y el reflejo de tu cuerpo desnudo no se encuentra en mi espejo de la mesa de noche.

He llegado a disfrutar de manera constante el hueco de tu respiración, cuando no exhalas más sonido que el murmullo de tus labios, susurrando "duerme".

Luego despierto y el hombre que no eres está preparandome el desayuno: ha puesto pan a tostar y saca un frasco de mermelada de esa que no tengo en la alacena que no es mía...

Para que recuerde, con desdén, que me aguarda el café de la oficina y salgo sin que la sombra del hombre que no eres me mande un beso, volado, desde lejos...

Porque no tengo reloj en la oficina y tampoco quien me prepare el desayuno. Ni cocina, ni tostadora, ni besos volados.

Llego tarde pensando en que no estarás, en el lugar de siempre, cuando tu silencio me corte y me retrase, mientras archivo, acomodo, reviso el correo y hago llamadas de siempre; cuando no seas cortés, ni te despidas, ni saludes, ni me mires, ni me beses, ni me extrañes, ni me pienses, ni me escuches, ni me leas, ni me respires, ni me sientas.

Cuando simplemente no seas todo lo que eres, todo por lo que te amo, eso que no eres.

Y cuando no pases a buscarme a la oficina y no me digas: ¿Que tal, amor, te ha ido bien, te doy un masaje, te llevo a casa, te invito al cine, te llevo a cenar, vamos a un hotel? Te ves muy linda, que guapa estás, la noche es corta... "

La noche es corta, más corta si no estás, cuando no eres, que no seas no me duele. Lo que duele es amar siempre al hombre que no eres. Amar siempre al hombre que no es.

Amar es lo que duele.

D.

9790

Ayer, en un desplante de lucidez de mi hermana, nos comentó una experiencia que tuvo en su servicio social (rodeada de psicólogos) donde la hicieron reflexionar en los días que ha vivido, así como en lo que ha hecho. ¿Y que más?

Pues claro, lo que hará con los días por venir.

Curiosa, en mi ocio sabatino, se me ocurrió sacar la cuenta. Resulta que hasta la fecha he vivido 9790 días.

De los cuales, muchos los he dedicado a aprender cosas muy básicas como el idioma español, a comer con cubiertos (cosa que aún no hago con tanta destreza como quisiera) a caminar (actividad en la que a veces también demuestro gran torpeza), a escribir (labor que aún sigo desarrollando, diariamente).

Y muchos de esos días han sido sábados de estar viendo la tele, otras tantas horas muertas en el transporte público...

Pero por fortuna, de esos 9790 días muchos han sido momentos increíbles, maravillosos, terribles y extraordinarios, justo como los que deseaba vivir Inés, la protagonista de "Tengo un monstruo en el bolsillo".

Para no ir más lejos el día de hoy caminé descalza por la banqueta, mientras un tibio vientecillo soplaba en mi cabello.

Y es que por momentos como ese, o visitas al parque, o helados de nuez, por momentos así, esos días valen.

Mi vida está llena de música, de imagenes, de atardeceres, de flores de jacaranda, de besos que robé y me robaron (pues son los únicos atracos que quiero mantener en mi memoria).

Este sábado es momento de agradecer a los que han compartido sus besos, sus helados y sus atardeceres conmigo.

Hay quien me ha abierto las puertas de su casa y hay quien me ha dado las llaves de su alma; gracias a mis amigos, gracias a mi familia... Gracias a la vida, por estos 9790 días.

No sé como vendrán los siguientes 9790, pero estos primeros han sido grandiosos.

Volver al teatro

Curioso.

Cuando iba rumbo al trabajo, miraba las carteleras y me di cuenta de que la mayor parte de ellas eran anuncios de obras de teatro.

Para mi, el teatro siempre ha sido especial. Tiene un lugar en mi corazón desde que era niña y mis padres me llevaban a ver obras de esas en donde "los niños entran gratis, acompañados de sus padres".

Así llegué a emocionarme con ese ritual que va de la "Primera llamada, primera..." hasta el "Comenzamos".

No entendí hasta después los códigos como "rómpete una pierna", pero el estar en esas butacas numeradas me emocionaba.

Más tarde, los musicales llenaron mi vida y las películas quisieron usurpar el lugar de las obras de teatro... pero al escuchar una orquesta en vivo, sabes que estar en una sala de cine es una experiencia muy distinta a ver una obra.

Y es que como decía en una entrevista radiofónica Rosa María Bianchi, quien ahora está protagonizando "Buenas noches, mamá" en el Teatro Libanés, "el teatro exige más de ti, exige que estés allí; si vas al cine puedes levantarte, ir por unas palomitas y luego regresar y estar al pendiente de la trama. El teatro no..."

Para quienes no han estado en una obra de teatro se les hará una exageración... pero la presencia del público transmuta a los actores, al grado de que ninguna obra es igual a otra, por más que esté ensayada y todos los lugares sean ocupados.

Cuando me rebelé ante mis padres, el medio fue la Casa de cultura y la actividad la clase de Teatro del grupo "Salvador Novo". Ir de gira, prepararse tras bastidores o incluso compartir los nervios previos al "Tercera llamada", eran mi forma de canalizar esa energía nerviosa que recorría mi cuerpo adolescente, que era un tumulto de hormonas y descargas eléctricas sin ton ni son.

Hubo un guión para organizar mis pensamientos y hubo personas para recanalizar mis lágrimas. Nunca había llorado al leer un texto, pero haciendo teatro entendí que siempre puedes buscar en ti las emociones exactas que disparan el llanto o la risa.

El teatro te permite conocerte más, pues en el fingimiento está la posibilidad de empatía: de ese antifaz se desprenden cientos de verdades, que llegan a ti y te iluminan.

Hoy fui a comer con R. y de regreso nos encontramos un teatro:

- Hace años que no voy al teatro... creo que lo último que vi fue "El mercader de Venecia".

Si... también hace mucho que no voy al teatro. Debería volver.

D.

El materialismo histérico

Título: El materialismo histérico
Autor: Xavier Velasco
Editorial: Alfaguara
Año:2005

Cuando vi el titulo pensé que era un error... luego, me percaté que todos los títulos de este libro de Xavier Velasco son referencias a otras obras e incluso a canciones de distintos autores, tan distintos como Kundera, Lennon, Sade y hasta la Biblia.

La narrativa de Velasco es satírica y su humor ácido no siempre cae bien... aunque en algunos momentos destella y resulta muy disfrutable.

El humor negro de este libro gira en torno al dinero: la falta, el exceso, la necesidad. El uso, abuso y los recursos para usar y abusar del mismo. Pero no sólo eso: también las oscuras y bajas pasiones que se mueven con y por dinero: sexo, poder, venganza, ¿amor?.

Como cicatrices que duelen al ser presionadas, muchas de las historias tocan puntos sensibles, relatan las verdades que no queremos confesar, exponen esas debilidades que tenemos: la excesiva acumulación de la riqueza, la necedad de que sea el otro quien liquide las cuentas, el deseo de ver que los ceros en la cuenta del banco aumenten y el temor a los números rojos, del que tantos se burlan.

Un libro no apto para los que están en el buró de crédito y esto les quita el sueño: los demás, por cínicos, lo encontrarán disfrutable.

Cuatro estrellitas de cinco.





D.

P. D. ¡Ya encontré unas estrellitas que me gustaron para clasificar películas y libros! Espere usted más reseñas en su blo´de confianza.

Doble arcoiris

Desde que me enteré de que el movimiento LGBT adoptó los colores del arcoiris para representar sus ideales, ya no veo los arcoiris de la misma manera...

Cuando era niña, lo mejor para colorear era siempre poner un arcoiris en una esquina de mis dibujos. Así salían siempre casas con árboles de manzanas y arcoiris en las esquinas.

Siempre dibujaba arcoiris de un ángulo menor a 90 grados, porque hasta hoy, nunca había visto un arcoiris de 180 grados.

De hecho, el arcoiris que vi era doble: igualito a dos diademas en el cabello gris de una niña.

Y es que este día estuvo lleno de milagros meteorológicos: primero las jacarandas moradas moviendose en todo el camino del metrobus, luego la lluvia con sol y el atardecer...

Fue un día de los colores del arcoiris. Aún sin comunidad LGBT.

D.

La Incondicional

- ¿Y tus amigas son como tú?
- ¿Cómo?
- Si... que no hacen preguntas y no ponen condiciones.

A. esbozó una sonrisa triste y pensó en aquella rola que sonaba en la radio cuando recibió su primer beso. "La incondicional". No pensaba que ese tipo de cosas marcarían su destino, para ser siempre "la bateadora emergente", "la capillita", "plato de segunda mesa" y tantos apelativos por el estilo.

La amada amante. No sabía como había llegado a ese lugar, quizá su inconsistencia para elegir o esa dificultad que se formaba en sus cuerdas vocales para decir "no".

Lo que ella quería hacer era salir corriendo, pero por alguna extraña razón se quedaba, formaba parte de la ancestral costumbre y conseja popular: "a cada hombre le tocan siete mujeres y un maricón".

Y ella, con conocimiento de causa, no podía alegar que era un engaño... Enterada estaba de que no era la "catedral" y que sus amores clandestinos no tenían ningún futuro. Parecía ser siempre el destino de A.

Incluso, cuando se trataba de consolar con canciones, había algún destello de burla en aquello de reconocer que, aunque todos eran "casi los hombres perfectos", siempre habría algún compromiso que opacara ese resplandor dorado que tienen los paseos en auto, los regalos y las flores de: "disculpa, esta noche tampoco pude quedarme, me esperaba mi esposa en casa".

Pensar que era mejor saberse la otra y no vivir en el cuento (la falsedad) del "vivieron felices para siempre" era poco alivio. En muchas ocasiones A. hubiera querido ser (al menos por una vez) la novia oficial. Aunque hubiera estado engañada, era un puesto que nunca le había tocado, ni siquiera cuando sonaba en el radio esa primera canción...

- ¿No te importa, verdad?
Y allí, cuando sus labios debían de decir -¡Sí! ¡Me importa!- ella sólo conseguía agitar la cabeza, ocultando su desprecio ante tantas mentiras, mordiéndose los labios lenta y dolorosamente.

D.

Collage: Alicia y el mundo de Tim Burton

Tim Burton aprovechó los personajes de Alicia en el país de las maravillas para contar otra historia.

La historia que a él se le dio la gana.

El hecho de que el personaje se llame Alicia, que haya lirones, conejos, reina de corazones y demás, no quiere decir que sea la historia de Alicia en el país de las maravillas o Alicia a través del espejo.

Dicho lo cual, puedo decir que disfruté mi película dominguera y que la tomé como lo que era: una cinta para divertirse.

No tenía muchas expectativas respecto a la adaptación de Burton, porque no soy una de esas fans from hell de su trabajo. Creo que arruinó seriamente "Charlie y la fábrica de chocolates" y aún no me repongo de ello.

Cuando leí el libro de Alicia, como a los ocho años, me pareció una locura. La narración de Burton, por otro lado, es más lineal y tiene un orden que te permite seguir la historia sin contratiempos. Hay una línea divisoria entre los buenos y los malos, que en el libro original es más ambigua.

Vayan y coman palomitas. Compren nachos. Y salgan de buen humor. Tres estrellitas de cinco.

D.

El viaje del salmón

Hoy fui a desayunar y en el restaurante de costumbre estaba Disney Chanel. Cuando llegamos estaba por terminar "Tierra de osos", una película que siempre veo por partes...

Creo que mi parte favorita es cuando los osos se reunen para platicar de sus aventuras, junto al río donde cazan salmones.

Y aunque en la película lo disfrazan (como de costumbre) se nota el gran festín que representan los salmones para los osos.

Por la tarde, tranquilamente echada y viendo un documental de Discovery Chanel volvieron a tocar el tema de los salmones... Y fue allí cuando ya empecé a pensar que era uno de esos mensajes cifrados que suele mandarnos el cosmos para hacernos reflexionar de tales y cuales cosas...

Así que, tras ver como los salmones luchan contra corriente para ser parte de un ciclo de vida que alimenta a muchas especies (osos, lobos, orcas e incluso a los árboles, que se nutren de los restos de salmones que no sobreviven y se desintegran en el suelo del bosque) me quedé pensando en las misiones que tenemos en la vida.

Actualmente nos enseñan a trabajar por objetivos, a cumplir tareas, a fijarnos plazos y respetarlos: debemos actuar en concordancia a lo que se nos pide, ajustarnos, moldearnos...

Pero, ¿cual es nuestra meta vital?, ¿qué es lo que realmente nos mueve río arriba?, ¿por qué propósito daríamos realmente la vida?

Avanzar por el río sin saber que es lo que queremos hacer al llegar no tiene sentido. Quizá a unos los mueva el éxito, a otros el dinero, quizá la relevancia social... ¿El sexo?, ¿el amor?, ¿tener una familia?

Los objetivos pueden ser muchos... no obstante pocas veces nos damos cuenta de todo lo que cambiaremos en nuestro camino río arriba: las vidas que tocaremos, la cantidad de predadores que nos acechan y quizá, la posibilidad de que llegar a nuestra meta sea sólo una utopía, pues de los miles de millones de sueños existentes, sólo un puñado se realizará.

Me siento como un salmón esperando que llueva, que aumente el caudal del río, para continuar. Mientras tanto el oxígeno del agua se enrarece, día a día, necesito un salto, aunque sea peligroso... se que me acercará a mi meta.

D.

Motivos

Hoy me desperté temprano, para desayunar con mis papás. Regué las plantas y me sorprendí de ver cuanto ha crecido la planta de platano que nos regaló mi abuela... También vi que la higuera que tenemos ya tiene frutos, que aún están verdes, pero pronto se volverán deliciosos y morados.

La primavera se siente en el aire. Así que por la tarde fui a la plaza y disfruté de la tibieza del sol. Mientras caminaba, me di cuenta de que hacen más falta más árboles en la ciudad... Porque pasé enfrente de los aparadores de ropa y no me motivó.

Mi nariz fue tentada con los vapores alimenticios que salían de los restaurantes y no me dio hambre. Niños pasaron con helados suaves y cremosos frente a mi, pero no se me antojaron. Brillantes cámaras y equipos celulares destellaron en las vitrinas, pero no parpadee.

Dejé las películas en la tienda y esta vez no me detuve frente a videojuegos, estrenos, series...

Caminé frente a la carpa de liquidaciones y no quise asomarme.

Traía dinero en la bolsa, pero en verdad tenía más ganas de disfrutar el viento moviendo hojas de bambú cerca de mi, o algunas hojas de álamo temblando, como aquellas de la ciudadela, que tanto me gustan.

Las plazas ya no me motivan. Quizá sea tiempo de buscar nuevos lugares.

D.

Esclavos de lo que decimos

Esperaba yo al metrobus, con mi corta falda negra y temblando de frío, porque la noche se volvió más inclemente de lo que pensé al salir de casa.

Un conductor me lanzó un beso volado desde su auto y me hizo sonreír.

Pero a la chica que estaba junto a mi no le dio risa.

Más bien pareció que se soltaría a llorar de un momento a otro.

- ¡No puedo creer que el metrobus no pase! Hoy ha sido un día horrible: mi mochila nueva se rompió, la pila de mi Ipod se acabó, la profesora que me iba a dar mi asesoría sólo me dejó en el metrobus. ¡Y ni es casada! Podría haberme dado un raid a mi casa... ¡Ahora mis papás van a pensar que me fui con mi novio! ¡Y ni tiempo tuve de verlo! Además debía llegar a casa antes de las 10:00 y ve la hora que es... ¡Y encima te mandan un beso a ti y a mi no!

Me dio algo de risa. No pude decirle nada, era inapropiado. Y tampoco diré nada aquí, porque es cierto: sólo somo dueños de lo que callamos, pero nos volvemos esclavos de lo que decimos.

D.

Anticipación

Llegará la primavera
tu voz alumbra
yo espero.


El camino se abre
la vereda se despeja
la puerta refleja luz.


Quisiera naufragar en el entendimiento que da la música cuando baña de vibraciones todo el cuarto, en las longitudes de onda que se propagan a través de la atmósfera. Quisiera calibrar mi cintura con el rugir de los motores de la ciudad, con el estruendo de los truenos, con el fluir del agua de los mantos freáticos.

La espera, la anticipación, el minuto de tensión antes de empezar un concierto, el micrófono que se ajusta al tamaño del orador antes de la arenga principal... "Compañeros..."

¿Les hablaré de marxismo, teología, educación, salud, tecnología? Si ya ningún discurso prevalece y los comunicólogos, politólogos, psicólogos le ponen pero a todo y encuentran conspiraciones y motivos ocultos...

No, yo no. Yo les vine a hablar de las vibraciones interminables e innegables, de los ciclos que se cierran y se abren, sin que a veces lo notemos. Porque cada hora se abre una de esas flores hermosas y únicas y cada hora muere, a veces sin ser vista...

Pero si te detienes y la miras, si te das cuenta de lo precioso y preciso de este instante, la música de las esferas cantará su canción para ti, en el ritmo en el que vives, para fundirte con ella.

La anticipación existe porque olvida uno que en todo momento la vida está fluyendo, aunque no lo percibamos.

D.

Citas

Le decía a Yareli que hace mucho no tengo una cita con alguien de Internet.

En la universidad era más o menos frecuente que saliera con chavos que contactaba en la red: casi siempre estudiaban en CU y nos veíamos en algún punto neutral... la Biblioteca Central, las Islas, la Facultad de Medicina, o incluso la honorable, benemérita y nunca bien ponderada FCPyS.

Era como ver a alguien que conocías (porque sabías sus gustos básicos, le habías preguntado por su música favorita, quizá habían intercambiado recetas del pavo navideño...) pero también era conocer a alguien nuevo. (Es cierto que la vibra es distinta cuando conoces a alguien en persona)

A veces había mediado una conversación telefónica... otras veces no. A veces se presentaba un intercambio previo de fotografías (con o sin Photoshop) otras veces era toda una aventura.

Recuerdo la frase más memorable de apertura: "¿Te importa si me siento?", "No", "Ah, yo esperaba que te importara".

Y recuerdo la mejor primera cita, con exposición, danzón y comida civilizada incluída.

Recuerdo aquellas citas que ya no tuvieron reencuentro (una con uno de los hombres más guapos que he visto, quien me dejó tan sorprendida que guardé silencio durante casi dos horas) y aquellas que se hicieron amistades, como las de mi amiga Yareli, Tomás, Diana, Verónica y el señor Ladahir Mebarak.

Pensar en que ponerse, en saludar, dominar el nerviosismo, recordar frases de los Simpson para evitar silencios incómodos... O intercalar algún chiste, de esos babosos e inoportunos, que suelto sin que vengan al caso.

Recuerdo que, cuando conocí a G. llegué tarde. Él leía un libro y fumaba. Le pregunté por él autor de su libro y él casi muere asfixiado por el humo.

Es martes de recordar, pero mañana será miércoles, de mirar hacia adelante.

D.

"Las monjitas"

Esta noche estoy algo preocupada, así que no pensaré demasiado en el tema del post... Baste con saber que es una rola que escuché en el microbus y que busqué para compartir con ustedes, porque la letra me hizo reír, aunque luego pensé que es bastante trágica la realidad del narcotráfico en nuestro país... pero bueno, allá va.

"Las monjitas"


Una troca salio de Durango,
a las 2 o 3 de la mañana
dos muchachas muy chulas llevaban
coca pura y también marihuana,
pero se disfrazaron de monjas pa poderlas llevar a Tijuana.

Los retenes de la carretera
a las monjas no las revisaban,
tal vez era respeto al convento,
pero nunca se lo imaginaban que eran dos grandes contrabandistas
que en sus barbas la droga pasaban.

El agente que estaba de turno,
en aquella inspección de Nogales,
por lo visto no era muy creyente
y enseguida empezó a preguntarles
que de donde venían y que "traiban"
dijo el jefe de los federales.

Muy serenas contestan las monjas:
"vamos rumbo de un orfanatorio
y las cajas que ve usted en la
troca son tesitos y leche de polvo
destinados a los huerfanitos y si usted no lo cree, pues ni modo..."


Dijo el jefe de los federales:
voy a hacer el chequeo de rutina
yo les pido disculpa, hermanitas,

pero quiero sacarme la espina,
yo presiento que la
leche en polvo
ya se les convirtió en
cocaína".

C
on un gesto de burla el agente se arrimó
y le dijo a las monjas: "yo lo siento por los huerfanitos
ya no van a tomar su lechita,
ahora dígame como se llaman
si no es mucha molestia, hermanitas"

Una dijo me llamo sor Juana,
la otra dijo me llamo ¡Sorpresa! y se alzaron el habito
a un tiempo y sacaron unas metralletas
y mataron a los federales y se fueron en su camioneta.

En Durango se buscan dos monjas,
ellas no han regresando al convento
y una cosa si les aseguro que llegaron con el cargamento;
por ahí dicen que están muy pesadas y que viven
allá en Sacramento.

De Durango salieron dos monjas... a las 2 o 3 de la mañana.

D.

8 de Marzo: 40 MX contra el cáncer de mama


Hoy es el cumpleaños de mi mamá. Creo que de no serlo, con frecuencia olvidaría que el 8 de marzo se celebra el día Internacional de la mujer. Pero aquel desfile de llamadas que empieza desde temprano para celebrar la gran mujer que es mi mamá, me lo recuerda siempre...

Mi madre es una mujer fuerte; sin embargo, su vida alguna vez se vio en riesgo debido a una de las enfermedades que ya se ha declarado como epidemia: cáncer. Salvó la vida porque es muy prevenida y cada año se hace una revisión completa, por lo que su problema fue detectado a tiempo. Se sometió a una cirugía y se descubrió que la rapidez de la acción médica fue lo que evitó que su enfermedad progresara.

Por ello, cuando mi querido amigo y excelente chef de paellas (chiste local) Alejandro G. Bedoya me platicó de su proyecto en contra del cáncer de mama, no dudé en hacer todo lo posible por ayudarle. (No le pude conseguir más modelos, lo cual fue algo muy triste... Sobre todo para él, que siempre anda en busca de nuevas amigas).

Incluso llegué a acompañarlo cuando empezó las negociaciones con la delegación Gustavo A. Madero del norte de la ciudad, para que la exposición que se inagura mañana "40 MX contra el cáncer de mama" se llevara a cabo. Me siento muy orgullosa de él, como fotógrafo, porque a pesar de los avatares que representa ser un autor independiente, llevará a cabo su exposición.

Estoy muy agradecida con las otras 39 mujeres que forman parte de esta exposición, porque, como lo escribí en los textos para el evento, fueron muy valientes... y me siento ligeramente abochornada, porque es mi primer desnudo artístico que será expuesto en público.

La exposición, que cuenta con 40 mujeres que posaron del torso para arriba, sin mostrar su rostro, trata de crear conciencia sobre la importancia del auto examen mamario una vez por mes y la necesidad de realizarse una mastografía anual.

En la explanada central de la Delegación Gustavo A. Madero estarán las fotografías y en las cercanías habrá unidades móviles, en el caso de que las mujeres que acudan decidan realizarse su examen in situ.

Pese a que no podré acudir a la inauguración del evento, el fotógrafo me ha comentado que la exposición estará al menos 2 días más, por lo que si viven en esta urbe podrán acudir a ver la muestra fotográfica y, de ser posible, reflexionar sobre el tema.

La inaguración se llevará a cabo mañana a las 10:00 (¿por qué tan temprano? no sé) y aún no sé que le voy a regalar a quien adivine cual es mi foto... Pero si le atinan algo se me ocurrirá.

D.

Libros perturbadores. Pájaros a punto de volar. Vol II

Ayer por la noche terminé de leer "Pájaros a punto de volar".

Creo que lo mejor que pude hacer con ese libro fue darle un poco de tiempo, pues, en cuanto lo retomé encontré una nueva alegría al leerlo y el resto de las historias me parecieron magníficas, a diferencia de la pesadez e inquietud que me propiciaron los primeros cuentos.

Con la finalidad de evitar el spoiler, les comentaré muy brevemente los cuentos... así que allá va:

Una mañana extraordinaria: un hombre llega a un pueblo donde todo le parece maravilloso y acogedor después de vivir en el estrés de la ciudad de Nueva York. Allí conoce a una pequeña y curiosa niña, con quien hace amistad...

Este cuento me pareció increíble por su detalle y la manera en que se desarrolla es profundamente psicológico, uno puede asomarse al alma del protagonista y sentir su tensión, sus miedos, el sentimiento de opresión que lo abarca.

Incierto tesoro: un indigente se percata que, abandonada, hay una bolsa misteriosa y comienza a especular sobre su contenido, cuando un hombre llega y toma la bolsa... empieza entonces una persecusión por las calles de Nueva York para ver quien se quedará con este "tesoro".

Patricia Highsmith parecía experimentar en este cuento con su interés en el suspense, pues la bolsa es lo que en el cine llamarían un Macguffin, es decir, un objeto que pone en movimiento la trama, aunque no se conozca exactamente su contenido (como el caso de Rosebud, del Ciudadano Kane o el misterioso maletin con el brillo dorado de Pulp Fiction).

Ventanas mágicas: llevado por algún tipo de intuición, un hombre comienza una plática con una mujer desconocida en un bar; los eventos se irán hilando, para que este encuentro se transforme en algo inesperado.

Este relato me pareció un efecto de luces... como si estuvieramos viendo a dos muñecos de papel y movieras la luz, para lograr que los personajes temblaran, se hicieran grandes y pequeños... Realmente un experimento narrativo interesante.

La puerta siempre abierta (sin alfombra de bienvenida): las visicitudes de recibir visitas en casa cuando uno ya tiene una vida bien hecha; el personaje de esta historia me recordó un poco el ajetreo cuando mi abuela viene de visita... Divertido y cotidiano.

En la plaza: un cuento que me llegó profundamente, porque está situado en México y el protagonista es un chico de Taxco. Alguien que haya visitado Taxco, Guerrero, reconoce inmediatamente el estilo del pueblo, las tiendas de platería, los guías, el ir y venir de las mujeres extranjeras...

Un cuento deliciosamente ambientado, con un final inesperado y varios giros interesantes.

Pájaros a puntos de volar: el texto que le da título a este libro es conmovedor y trágico, a la vez. No pude evitar sentirme identificada con el personaje central, que se pasa horas especulando y pensando las palabras justas para escribir sus cartas personales.

La inmaculada concepción: relato sumamente críptico que no entendí en absoluto. Si alguno de ustedes lo entiende, por favor pase a decirme de que se trató.

Un gran castillo de naipes: mi cuento favorito de la colección. Quizá fuera por la manera de narrarlo, quizá por el final, posiblemente por el aire cosmopolita... O por las inteligentes reflexiones sobre el arte y su valor.

Maravilloso cuento, no debo decir más, so pena de arruinarlo.

El coche: cuento perturbador, que muestra cierto aire xenofóbico en Highsmith que ya se percibía en "La plaza"; aquí, la confrontación entre el pensamiento de la clase media gringa (WASP) y el estilo de vida en México se ve más clara, hasta el desenlace de la historia... inesperado, totalmente.

El punto fijo en un mundo en rotación: cuento que tiene como protagonista un hermoso parque, donde se dan cita los personajes, rotan y luego se alejan, como algunos astros.

Los pianos de Steinach: una historia maravillosa de una mujer enferma y solterona, que encuentra aliento en la belleza y talento de un joven pianista... La manera en que describe la psicología del personaje es increíble, aunque la historia es triste y raya en lo patético.

Llamada para Luisa: relato en el que se llena uno de esperanza sobre la posibilidad de encontrar la felicidad en las cosas pequeñas de la vida, como un terrón de azúcar o un baño tibio...

Una noche tranquila: la oscura relación de dos hermanas que, pese a la tensión que se gesta entre ellas, conviven simulando una rutina tranquila, sin contratiempos...

Un hombre muy agradable: un relato que parece extrañamente adecuado, ahora que todo en las notas de la prensa local está relacionado con Los legionarios de Cristo...

Les recomiendo el libro. No se lo lean todo... bueno, lean "La inmaculada Concepción", para que me digan de que es...

Pájaros a punto de volar
Patricia Highsmith
Rústica
Editorial Anagrama
2002


D.

Preparar a la virgen para el sacrificio

Yo (no le digan a mi mamá, ni se sorprendan más de lo necesario) no soy virgen.

Sin embargo, siempre que me dirijo a un encuentro de esos que se podrían llamar "amatorios", pongo un cuidado especial en mi arreglo personal: desde el pensar que ropa llevaré (nunca llevaría de esa ropa molesta y dificil de quitar) hasta el meticuloso cuidado de mi piel, uñas y demás intrincados rituales femeninos.

Curiosamente, en esas ocasiones, nunca me fijo demasiado en la ropa exterior que llevaré, sobre todo porque la idea es pasar desapercibida ante el escrutinio, sin que sea tan obvio que terminaré la tarde en un hotel o algún lugar non santo.

Pero hay días, como hoy, que se me antoja usar un vestido... y allí si, todo el mundo está al pendiente de donde terminaré el día, asumiendo que tanto despliegue de femeneidad de mi parte es el sospechoso preámbulo.

Eso me sucedió hoy. Yo simplemente quise sacar a pasear mis medias de mariposas, pero desde que llegué me acusaron de intentar escaparme temprano para... "quien sa´que" con "quien sa´quien" en "quien sa´donde".

La verdad es que son las nueve de la noche y estoy por terminar de guardar mi ropa: la saqué toda y la doblé, porque empiezo a decidir que usaré en primavera.

La pregunta permanece en el aire... ¿Dejo las faldas cortas en el ropero de abajo, so pena de ser cuestionada nuevamente? ¿O me quedo con puros pantalones y me dispongo a llevar a cabo mis rituales secretos de preparar la virgen para el sacrificio en silencio?

D.

Un lugar feliz

Jessica me invitó de campamento. No le dije a mi jefe que iba a faltar. Simplemente desaparecí ese día. Jessica me dijo "lleva ropa para dos días y una noche y ya". Tampoco le avisé a Selene, mi novia.

Jessica siempre me dice que si yo hubiera sido hombre, me habría seducido. "Lástima que no naciste con ese adornito colgando entre las piernas". Tampoco termina de gustarle la idea de que sea lesbiana. Ve a Selene con recelo y a mí me acepta sólo porque nos conocemos desde hace años.

Recuerdo que cuando por fin le dije a Jessica que me gustaban las mujeres: me miró raro, como si me barriera, pero más feo. Antes eramos las mejores amigas. Ibamos de compras juntas y platicabamos mucho rato. Ella tenía un buen de problemas y le gustaba quedarse en mi casa a comer, le decía que más bien era su refugio.

Jessica tenía muchos problemas en la escuela. Era por culpa de las drogas. A veces estaba bien, platicando con nosotras y luego se perdía o se daba la vuelta y nos dejaba hablando.

Cuando decidió dejar las drogas me llamaba llorando a las tres de la madrugada. "No voy a poder, wey, ya me chingué" y yo le decía que le echara ganas y cosas así. Nunca he recibido llamadas a esa hora, sólo de ella. Ni siquiera de Selene. Si Selene me hubiera llamado a las tres la hubiera mandado a la chingada. Pero Jessica es mi amiga.

Cuando trabajaba en Kentucky le regalaba pollo frito, del que me daban para que yo comiera. Y veía como le entraba bien chido a la ensalada y me daba ternurita.

Pero no, Jessica no me gusta. Es sólo que somos amigas. Por eso no pensé nada raro cuando me dijo del campamento.

Ella manejó. Le pidió el carro a su papá y se lo prestó. Cómo su papá tiene sentimiendo de culpa de haberla dejado desde muy chica le da de todo. Bastante varo. De allí salía para las drogas. Ya ni sé que tanta droga se metía. Pero si probó varias, algunas más caras.

Jessica manejó hasta adelante de Toluca. El terreno era boscoso y hacía frío. Tomó un buen de desviaciones y me pregunté si mi chamarra sería bastante... Pero se detuvo en una cabaña muy bonita, toda de madera, con un letrero labrado "Dharpa".

Se me hizo un lugar un poco extraño, sobre todo porque no vi casas de campaña cerca, pero igual y era el sitio donde uno pagaba los derechos de acampada.

- ¡Sorpresa! Es tu regalo de cumpleaños. - Me dijo Jessica, toda sonriente, en cuanto bajamos del auto.

Entramos y nos recibió una mujer de cabello muy corto y ropa blanca.

- Se registran y pasan a la sala de reuniones.- Nos dijo. - ¿Ya pagaron?
- Ya, muchas gracias.

La "Sala de juntas" era un cuarto vacío, donde había un par de personas sentadas en sillas en forma de circulo.

No tardé mucho en darme cuenta de que era una especie de retiro. Primero te hacían contar tu historia y te hacían sentir basura. La cosa más miserable del mundo. Y con muchas personas era fácil. Sus historias eran realmente terribles. Había de todo... pedófilos, sádicos, ninfómanas, gente que estuvo en los infiernos más profundos, en la mierda más olorosa, en lo más batido del estiercol de la humanidad, donde el vómito es lo menos descompuesto.

"Seduje a mi primo para que me sacara de casa, porque mi padre abusaba de mí" era la historia de una mujer rubia y escurrida, que había pasado por varios abortos y a sus 30 años tenía una cara como de 50. De esas personas que viven muchas vidas y padecen muchas muertes.

"Azotaba a mi hijo con el cable de la plancha cuando defendía a su madre, porque yo llegaba borracho y quería pegarle", aquellos hombres rudos de manos como tenazas y piel cuarteada lloraban como críos cuando el guía de "la sala de juntas" alzaba la voz y gritaba "Arrepientanse!!!".

Al principio me tuve que contener la risa, pero como no nos dieron de comer, ni de cenar, se me fue quitando el buen humor. En la noche no nos dejaban dormir, seguíamos en la sala, tomando café y ellos te hacían recontar otra vez tu historia, hasta dejarte exahusto.

Yo conté mi historia. Una versión de ella, al menos. No pude decir que desde que había reconocido frente a mis padres que era lesbiana era feliz. Tampoco pude decir que Selene era todo lo que quería en una pareja y aún más. Tampoco pude contar que, aunque mi mamá lloró durante días y días cuando le di la noticia, ahora incluso me daba su venía cuando veía que Selene era buena conmigo y me cuidaba.

Jessica también contó su historia. La del divorcio de sus padres, de sus drogas "Del abismo de oscuridad y desesperación" en el que había caído.

Todos eramos basura, pues. El "guía" nos lo dejaba en claro y también nos recordaba que, después de todo, la única salvación era ir a la luz. Unirse a dios y ser uno con él.

El tiempo pasó lento, pero pasaba. Apenas y nos dejaron dormir un par de horas, en el suelo y sin mantas. El piso frío y la molestia con Jessica no me permitían conciliar el sueño, pero el agotamiento ganó.

Nos despertaron a las seis de la mañana y nos dieron apenas oportunidad de lavarnos el rostro.

"¿Ya viste a dios? ¿Te ha pedido que sigas su sendero?"

Como ya era domingo me propuse decirles que sí a todo. Que ya había visto a ese hombre. Que estaba envuelto en una luz blanca...

Lo cierto es que, mientras hablaba de la luz blanca, estaba yo en mi lugar feliz, un parque al que me llevaba mi padre cuando era niña.

Al salir del lugar no sabía ni que decirle a Jessica. Casi quería ahorcarla, pero yo no sé manejar y quería estar lejos de allí antes de empezar a gritarle.

- ¿Qué te pareció mi lugar feliz? ¡Quería compartirlo contigo!

No le dije a mi jefe por qué falté a trabajar. Tampoco le conté a Selene, mi novia.

D.

Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...