Descarrilamientos

Hoy fui a visitar a un amigo que vive cerca de una vía del tren.

El sitio está vuelto casi un basurero, pero aún se distinguen los rieles.

Me gusta caminar sobre ellos y pensar en esos animales mitológicos, los trenes que te llevaban a lugares extraños, a sitios inimaginables y desconocidos.

Mi primer tren mitológico nació en la maqueta de mi abuelo: ese escenario virtual donde rara vez tenía permitido subir contaba historias de viajes que aún tenía por hacer.

Luego me subí en el Oriente Express y Agatha Christhie me enseñó que un tren puede ser un lugar magnífico para cometer un asesinato...

El primer viaje en tren que recuerdo, lo hice a Zacatecas: la comida del vagón comedor era deliciosa y recuerdo con claridad el sonido del tren mientras pedíamos la cena... era irreal y maravilloso.

Ahora que quedan tan lejos las estaciones y que sólo me asomo a ellas en las películas, recuerdo como en un sueño la estación de trenes de Barcelona, donde tomé un café muy amargo y un cuernito de queso... recuerdo el gran reloj redondo y el sonido del AVE al llegar al andén.

Recuerdo muchas cosas y todas se mezclan, como un millón de locomotoras silbando a un mismo tiempo, elevandose en el aire, hacia el futuro, como en esa mítica película donde el pasado y el presente se mezclan.

Ahora que el país se descarrila y los trenes ya no pueden salvarnos de nosotros mismos; ahora que todos miramos la realidad en la televisión, porque de cerca corta, duele, lacera, lastima y se nos clava en los pies como un clavo de ferrocarril ardiendo, miro los rieles como una ruta para regresar a ese tiempo donde teníamos un destino.

D.

5 comentarios:

Juan dijo...

sí, yo tampoco olvidaré mi viaje en Tren a Oaxaca hace muuuuuuucho tiempo, qué chido, y el viaje de regreso cuando un tipo se suicidó y nos tuvimos que bajar antes, ya estabamos a solo una cuadra de buenavista, me recordaste esa ocasión, cuando mi tía nos dijo "no volteen,no vayan a voltear"

y si era más "romántico" antes creo yo, los rápidos de europa son lindos y veloces.. pero no hay comparación.

yo escribí un cuento de amor en un tren, ¿lo llegaste a leer?

Alejandra Mondaca / Séptimo Sentido dijo...

Aunque no confío mucho en la nostalgia del pasado, creo que has transmitido tan poéticamente lo que piensas con este post, que me ha gustado mucho.

Alejandra Mondaca / Séptimo Sentido dijo...

Mi único viaje en tren fue por allá en el 85, era muy pequeña pero recuerdo que viajamos desde Tijuana (¿o Mexicali?) hasta la Ciudad de México.

Darina Silver dijo...

Juan:

Los trenes rápidos si han perdido algo de esa emotividad... pero que se le hace.

Ale:

Gracias por tus amables palabras. Al menos ha sido un ejercicio para recordar.

Vian:

Gracias por tu puntual comentario, me ha gustado también tu blog.

D.

Juan dijo...

PD. si algún día lees ese cuento jalá me des tu feedback!

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