7 mil millones

Imposible no tener un sentimiento de claustrofobia después de conocer la noticia.

Ya somos 7 mil millones de seres humanos en el planeta.

Y las condiciones de desigualdad en todo el mundo siguen siendo abrumadoras.

Al subir al metro, la inquietud de la sobre la sobrepoblación es angustiante. Asfixiante.

Pensar en todos esos ceros que forman la población mundial... la gente tan diversa, tan diferente a nosotros, tan parecida...

Un estremecimiento más allá de la noche de Halloween... no por los muertos, sino por los vivos.

D.

Mentiras: el musical

A veces me pregunto, ¿por qué ya no hacen canciones como antes?

Bien, al ver el musical de "Mentiras" reafirmé eso: una obra de teatro que cuenta la historia de Emanuel Mijares, quien fallece en condiciones misteriosas y deja una extraña petición: la persona que esclarezca el misterio de su muerte será quien se quede con sus bienes.

Al tratar de resolver el misterio, conoceremos la historia de Daniela, Yuri, Lupita y Dulce, las mujeres en la vida de Emmanuel; así como la red de complicidades y mentiras que han tejido para mantener su relación con Emanuel.

La puesta en escena que vi el día de hoy estuvo adaptada especialmente por el día de muertos, así que los actores llevaban maquillaje de zombies y calaveras... Y el triller de la historia se presta muy bien para ello.

Disfruté mucho la puesta en escena. Hay muchas canciones de los 80´s y me supe casi todas.

Y el final me sorprendió, ¡de verdad!

Si pueden verla, la recomiendo. Con la advertencia: es un musical de 3 horas: y muchas canciones!

D. 

Dormido

Evoco tu imagen. Dormido. Tu beso a medio dormir, tu rostro serio. Tus labios mordisqueables y mi falta de sueño. La invitación a besarte que se mezcla con recato.

Voces, entre sueños, que me dicen que está mal turbarte, que no debería atarte, ni a mi vida, ni a mi cama, ni a ningún lugar, pues las personas no quieren ser atadas, ni están para ello.

Pero frágil, dormido, tu cuerpo es suave, tibio. Tu voz está silenciada en el reino del sueño y quiero que en la tibieza de tu sueño me arropes y me digas que tú si quieres que me quede.

No despiertes, sigue dormido, mientras yo te miro desde otra parte del cuarto, desde una silla, de una cama contigua, desde la ventana, desde la puerta, alejandome de tu vida mientras duermes, pues sé que no soy yo, que no eres tú, que no somos nosotros.

Que es un sueño.

Que estás dormido.

D.


Postales de Otoño

La chica del vestido morado movía sus nalgas como si fueran mecanismos independientes. Podía uno ver el vaivén de cada una de ellas a cada paso que daba, mientras bajaba la rampa hacia Insurgentes. Era tan hipnótico. Vestido morado y hojas secas.

***

Cerré la ventana. Las plantas que estaban junto parecieron respirar tranquilamente El aire frío dejó de colarse por rendija y los cactus dejaron de titiritar.La ciudad vivía su transición hacia el invierno y el hombre de que estaba en el escritorio me dijo. "Es normal, vivimos en una montaña". Yo nunca me había percatado de ello.

***

La rubia caminaba a mi lado con paso firme, en sus botas altas. Según me contó recientemente se había aclarado el cabello y un bonito vestido negro delineaba su figura. Seguramente hubiera volteado a mirarla de haber sido hombre. El aire frío era tibio a su lado. 

D. 





Paseo con Alebrijes

Después del triste error que me hizo perder todas las imágenes de la originaria Calle Melancolía, me había resistido un poco a subir imágenes. Sobre todo porque tengo que ver los Albums directamente vinculados a mi red de Google+ y me estresa el desorden...

 Pero en esta ocasión aproveché para ir a tomar un par de fotos al Paseo de la Reforma, donde el 5to año de La noche de los Alebrijes se exhibe. Algunas de las mejores fotos las tomó mi acompañante, @Ladahir, quien se mostró contento del ambiente festivo que reinaba en los alrededores: niños con algodones de maíz y oficinistas con chicharrones; ciclistas entusiastas y fotógrafos amateurs por todas partes.

 Incluso los promovendedores repartían bebidas energéticas en la tarde entre semana, mientras soplaba un aire ligeramente fresco. Anduvimos el tramo del ángel de la Independencia a la Diana y yo tomé 114 fotos... Pero como son muchas sólo les comparto algunas de ellas.

























¡Estará en Reforma hasta el 6 de noviembre, así que aún tienen tiempo de verlos!

D.

Ese maldito yo. E. M. Cioran

Debo confesar. Ese maldito yo es el primer texto de Cioran que leo completo. Siempre había leído citas sueltas y aunque conocía un poco del autor, nunca me dio por sumergirme en sus textos. (Quizá porque lo asociaba con la depresión y el suicidio...)

Pero tiene algunas frases brillantes.

Claro, esas se contradicen entre sí, a veces, pero es de una contradicción vivificante.

Además demuestran la humanidad del escritor.

Para mi leer a Cioran se parece mucho a buscar piedras bonitas en la arena. Hay muchas, de colores, formas llamativas, con vetas... Y hay algunas francamente increíbles.

Va uno caminando por el libro sin orden fijo, abriendolo a veces al azar y jugando a la Bibliomancia...

Por eso es que me encantó la edición que compré, que además se presta para un jugueteo, entre sus pastas de ajedrez. (Si, de Tusquets, en super oferta me costó 35 pesos)

Lean este texto de Cioran. O lean cualquier otro. Les gustará.

Si no, pueden venir a tirarme sus citas aquí.

D.

Los hombres que miraban a las cabras

Mi mamá mira con desconfianza lo que elijo en el centro de renta de videos.

Hombres De Mentes no fue la excepción.

No sé que le provocó desconfianza. Me imagino que la cara de locos de todos los que están en la portada.

Pero empezó a simpatizarle un poco por el postulado de que había algo "histórico".

La verdad es que creo que se identificó con la inquietud por conocer más de fenómenos paranormales.

Así que cuando empezó a enredarse la trama mi madre se quedó.

Y se lo agradecí mucho, porque los 70´s no serían lo mismo sin su visión de las cosas.

Así que cuando la platica al terminar la película derivó en mil cosas distintas, me quedé viendo la ventana, tratando de reventar una nube.

D.

Karma - Stone

Ayer fue un día de películas. Fuimos a rentar Karma, Desaparecidos de la calle 7 y Hombres De Mentes.

Pero hoy quiero contarles de Karma, una película que pensé sería un thriller, y resultó un drama psicológico.

En la historia Edward Norton, Mila Jojovic y Robert De Niro se ven involucrados en un triángulo amoroso cuando el personaje de Norton, un convicto, es enviado con Robert DeNiro para revisar si podrá salir en libertad bajo palabra.

DeNiro, que es un hombre recio que está a punto de jubilarse, cree que el caso de Norton quien se hace llamar "Stone", será igual que todos...

Pero la actitud de Stone y su bella esposa (interpretado por Jojovich) lo pondrán a prueba en un momento de su vida en que las mentiras en las que ha vivido parecen golpearle en la cara.

Interesante planteamiento, más cercano de lo filosófico que de lo detectivesco... ¿En verdad todo se regresa? ¿Escucharemos alguna vez el llamado que nos llevará a una misión más profunda, más trascendental que este vivir día a día

La recomiendo... y si gustan de la belleza femenina, Mila hace un papel maravilloso como esposa de Norton, dispuesta a todo por recuperarlo.

Cuatro estrellas.

D.


Trastorno dismórfico corporal: espejito, espejito...

Todos sabemos que los espejos engañan. Si los sentidos suelen engañarnos, ¿qué podíamos esperar de un espejo?

El espejo sólo refleja la luz, pero no sólo la luz: también refleja una idea o una obsesión que tenemos en la mente.

"Mi nariz es muy larga, mis pechos muy planos, estoy gorda, necesito quitarme esta mancha, mi boca es muy delgada... yo sería  más bella, más guapa, más feliz sin tan solo..."

A veces pienso en los espejos, en como los hacemos testigos de nuestra inseguridad, al punto de llegar a tener un aunténtico trastorno: el trastorno dismórfico corporal.

Cuando llegas a ser diagnósticado con trastorno dismórfico corporal es que tu obsesión con tu cuerpo o tu imagen es médicamente insalubre, pues tun autoimagen está gravemente dañada y distorcionada.

He visto a muchas de mis amigas obsesionarse con detalles de su cuerpo, su complexión o su rostro. La distorsión de nuesta imágen personal, que tiene su origen en comentarios de la infancia, en repetidas imágienes de la publicidad, en todos los medios.

Y es que el sentirnos distintos de lo que en realidad somos únicos, pero nuestra imágen personal es la que realmente cuenta.

D.

Despedirse; ¡que vaivén! Entre alarde y agonía

Me gusta imaginar
que me engañaba cuando se despedía.

Cada pequeña despedida es un simulacro de la muerte, para irnos acostumbrando al vacío. A veces las despedidas son definitivas. Otras son temporales.

A veces las despedidas duelen. Otras veces uno apenas y nota que se trata de una despedida, hasta que el tiempo se ha acumulado de manera obvia, como esas capas de polvo que se cuelan imperceptiblemente y luego te impoden abrir la puerta.

Recuerdos. Recordar. Recordemos.

Y luego saber que ya no hay nada, más que esa despedida que tal vez no incluyó los te quiero necesarios. Que no tuvo "no te vayas", ni suplicas, ni llanto.

Algunas despedidas sólo son una puerta que se cierra.

Atrás deja uno silencio. Soledad. A veces queda el bullicio de una fiesta o cualquier ruido monótono, como el que hacen los radios cuando no encuentran la sintonía.

Las despedidas pueden tener música de fondo o llevarse a cabo en silencio, como rituales ancestrales que consisten en ir acallando todas las voces.

En los hospitales las despedidas se llevan a cabo entre sonidos de respiradores, con monitores que se van quedando en un sólo bip, monótono.

A mi me gusta imaginar que me engañabas cuando te despedías.

D.


Hilo dental, tanga, cachetero, boxer

Como no todo es seriedad y profundidad en esta vida, hoy les comparto una reflexión sobre la preferencia de mis contactos de Twitter por la ropa interior preferida...

Y curiosamente, ganaron los cacheteros, esa especie de calzones recortados a media nalga, que permiten ver la redondez de la carne, así como la tentadora cercanía con la cadera.

A pesar de ser más explícitas, las tangas y los hilos dentales obtuvieron menos votos.

Sólo hubo un voto para los boxers femeninos...

¿Y ustedes?

D.

La culpa

Le decían la culpa.
Nadie se la quería echar. 
Anónimo

Nuestra sociedad es muy culpigena. No es posible cuantificar cuantos de los actos que realizamos diariamente los hacemos por culpa. El hecho de que nuestros valores estén soportados en un mundo que glorifica la culpa como algo positivo.

Mientras más culpable te sientas, más seguro es que llegues al paraíso, que alcances la salvación, que seas conocido como una buena persona.

Pero el lado oscuro de la culpa, el rencor y resentimiento que van asociadas, así como el sentimiento de frustración poco tienen de bueno.

Y la culpa no necesariamente va acompañado de algún tipo de acción que sane el mal: a veces nos sentimos culpables en balde, sin hacer nada (por no poder o por no querer hacer nada) para remediarlo.

La culpa también puede ser uno de los sentimientos más paralizantes y terribles del mundo: como tener una loza encima de la cabeza que no te permite ni mover el cuerpo.

Hay quien ama con culpa, quien trabaja con culpa... y vivir con culpa es una terrible forma de vivir.

D. 

Los hombres feos

He tenido ocasión de amar a toda clase de hombres.

He besado los labios más perfectos, que parecen salidos del diestro trazo de un pintor, que midiendo y calculando las proporciones griegas da con la forma de dar suavidad y belleza a una boca, como recién salida del molde primigenio, a imagen y semejanza de dios.

He tocado las pieles más tersas, esculpiendidas sobre una formación ignea de musculos labrados a fuerza de gimnasios y buena alimentación...

Y también vicerversa...

Quizá las más de las veces, porque el amor no es perfecto y a veces nos flecha en las más imperfectas personas.

Con hombres feos, pues.

Y quizá no feos en el vulgar sentido de la palabra, sino particulares, con sus barbas hirsutas y sus cabellos indomesticables. Con sus pestañas caídas o sus ojeras permanentes. Con sus dientes amarillos de café y cigarrillos. Feos en el sentido único y maravilloso de la palabra, que los ha dejado grabados en mi corazón de manera indeleble.

¿Teme un hombre feo el rechazo?

¿Muere de miedo, se retuerce, sufre, en las noches se muerde los nudillos pensando que no lo aman?

A veces, como mujeres, centramos el gustar o no gustar en nuestra belleza física, en si somos gordas, flacas, pechugonas, caderonas, faltas de cintura, faltas de cadera, cabello muy corto, cabello muy lacio...

Toda clase de inseguridades vienen a nuestra mente.

Pero ¿y los hombres feos?

Piensan acaso en el amor en base a sus orejas, a sus rodillas torcidas, a su mentón demasiado angosto, a sus dedos angulosos...?

¿Saben que arriesgan más al quedarse callados que al pedirnos que los amemos?

A veces pienso en como sería mi vida como hombre. Si me atrevería a decirle a una mujer cualquiera. "Mira, eres muy linda... ¿quieres bailar?"

D.

Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...