Acosada por demonios

He escuchado que a veces lo que nos "Choca, nos checa" y que el temor también llama a las cosas.

Resulta que entre mis múltiples confrontaciones ideológicas, está la paradoja dinero-frivolidad-felicidad.

De acuerdo a lo que me han enseñado toda la vida, el dinero no hace la felicidad, ni tampoco las frivolidades y comodidades que pueden adquirirse con dinero.

La felicidad, por otra parte, es un concepto más elusivo, que tiene que ver con la realización de objetivos concretos, con instantes en que te das cuenta de que todo está fluyendo con armonía.

Y últimamente no logro hacer que las cosas fluyan, pues me he enredado en lagunas mentales sobre que será mejor; he dejado de hacer, pero también me he puesto nuevos objetivos, que se están materializando.

No estoy muy segura de conocer esta nueva que soy. Me siento acosada por los demonios de lo que alguna vez renegué, por cierta frivolidad que criticaba.

Cómoda, sí, pero no del todo; realizada, sí... en algunas cosas y en otras en proceso. Estudiando y aprendiendo cosas nuevas, sí... pero no convencida de que sean las que quiero para llegar a mis objetivos. ¿O será necesario plantearse nuevos objetivos?

Ayer me confrontaron directamente y mirándome a los ojos me preguntaron: ¿Pero no estás negada a aprender más de esto?

Y yo dije que no. Que me parecía interesante.

Y es cierto.

Sólo que esta que soy, esta a la que le parece interesante, no es la misma de hace un año y me siento extraña, acomodándome a mi nueva piel.

Aún así creo que no tengo una respuesta definitiva, pues la felicidad (tan esquiva) sólo se alcanza con el equílibrio y aún estoy lejos de eso, acosada por mis demonios y peleando contra mis fantasmas.


Libros y Mentiras

La semana pasada fui a un evento, en un gran hotel con elevador. Mientras lo esperaba, un hombre de edad mediana me preguntó: ¿Y acaso aquí no hay escaleras?

- Seguro sólo las de incendio. Pero deberían poner más, para los que somos deportistas - dije en tono de broma. Estaba contenta, había sido un buen evento. Y aunque "the smart talk" no es lo mío, a veces está bien practicarlo.
- ¡Ah! ¿Usted también es deportista?

Nunca he sido deportista. Ni en mis más lejanos sueños. De hecho considero la actividad física como "mal necesario", pero andaba de ese ánimo que...

-¡Sí! Claro, me encanta salir a correr
-Ah! Genial, yo también corro, de hecho me estoy preparando para un maratón de 10 kilómetros. Empecé con 3, luego 5 y desde hace un par de maratones estoy corriendo 10 kilómetros. Ya he participado en 7 de ellos.
- ¿Y dónde corre? - Calculé rápidamente el piso en el que estábamos, sería un trayecto corto, si él seguía hablando yo no tendría que inventar más...
- Pues me gusta ir a un deportivo que queda cerca de mi casa, a ver como me va en el siguiente maratón, ¿no quiere los datos? Quizá le gustaría participar.
- Por el momento no, pero muchas gracias...-Ya estábamos en el Lobby-Mucha suerte en su maratón! Bonito día...

Mentirle a un extraño, de esas pequeños gustos sin consecuencias, de esas pequeñas concesiones que nos da la vida. Mentir e imaginarse en otra piel, viviendo una historia distinta.

A veces creo que los libros alimentan mi afición por las mentiras; a pesar de que en casa había muchos libros, muchos de ellos eran teóricos, o de texto. Yo en cambio siempre tuve simpatía por la ficción, por esos libros que contaban cosas cotidianas, de gente cotidiana, cuya vida de pronto se tornaba extraordinaria.

En los libros vivimos otras vidas, probándonos trajes sin mentir... O sumergidos en mentiras sin nombre, que nadie más vivirá, sólo nosotros.

Feliz día del libro. No se engañen. Lean.

D.


Tiempo congelado

En estos días vivo una doble realidad, que sólo podría describir como tiempo congelado.

Por una parte pasa todo demasiado rápido, como si un día sucediera a otro en una cascada interminable de acontecimientos que, a la vez, pasan tan velozmente que dan la ilusión de que todo está estático...

Pero aún así, como para convencerme, yo misma intento narrar el fluir de las cosas, como para aprehender algo, pues siento que los dedos se me mojan, pero no retengo nada.

Tratemos de recordar... Yo fui, yo estuve, yo vi...

Yo fui...


Yo fui a los conciertos didácticos en el Sindicato Nacional de Músicos.





En realidad sólo fui a uno, pero fui muy feliz, porque sentí que descubría una fuerza creadora, una energía vital, un soplo muy especial de energía, que se desprendía no sólo de los instrumentos, sino de las personas involucradas con la música, que se dejaban poseer por el espíritu de la música...

Pensé en mi bisabuelo, violinista y me acordé que, a pesar de que ya es abril aún no he practicado ni un solo día en el teclado, como era mi propósito.

Yo estuve


En la final de los cancionistas de "El Péndulo", en una noche que tuvo muchas sorpesas, porque entre el jurado estaba Jaime López y, aunque no fue de jurado, vi de nuevo a Juan Manuel Torreblanca. Fue una noche agridulce y me tuve que ir temprano.






Pero aún así traté de disfrutarla, sobre todo porque muchas de las personas que estuvieron realmente son muy talentosas, guitarra, piano y voz, trabajando por un mismo fin.

Yo vi


Yo vi las Haciendas de Puebla y Tlaxcala durante mis vacaciones de semana santa, en una muy ajetreada visita que duró 2 días y me permitió conocer 4 Haciendas, muy distintas entre sí, pero con algunos puntos en común.

Me llenó de tristeza ver el pasado vuelto polvo y el esplendor vuelto cenizas. La gloria de antaño desvanecida y los herederos con miradas tristes, de "lo tuvimos todo, un día... un lejano día".

Yo vi como se descarapeló la pintura y se carcomió el metal. Lo vi, lo vimos.





¿Que fui, que hice, que viví?

En qué otra vida, en qué otro sueño, en que cielo estaba yo soñando.

D. 

Los juegos del Hambre

Fui a ver Los juegos del Hambre sin alguna expectativa en particular. En general la premisa de hacer un "Reality" viendo morir a las personas no parecía tan novedosa, pero estaba cerca el horario...

En particular la idea de los mundos en dónde el gobierno está a cargo de la represión militarizada me provocan escalofríos y una incomodidad propia de quien vive en un país abatido por la violencia.

La película, con todo, está dirigida a los jóvenes y aunque es violenta y parece actualizar la historia de "El señor de las moscas", tiene un germen de frivolidad que no permite que termine de gustarme.

¿Es que diario enfrentamos una lucha por la sobrevivencia? ¿El más apto prevalece y los nombres de los otros se desvanecen en el atardecer del cuarto día?

Los juegos del hambre forma parte de una trilogía y aunque vi el primer tentador libro, el precio me hizo desalentarme.

Aún así, por morbo o que sé yo, iré puntualmente a ver la segunda parte, para ver si al cuarto día, en vez de ver adormecido al pueblo, la masa, los veo despertando de ese sueño turbio, de muerte, que parece ser el entorno en el que se mueve la película.

Tres estrellitas y media.

D.

Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...