Arrastrar pendientes

Y de repente,
un día
todo cambia
Y lo que dabas por cierto
es mentira.

El día de hoy se voló el transformador de la cuadra. Así que nos quedamos sin luz más o menos de las 9:30 horas a las 17:00 horas... básicamente mi jornada laboral completa.
Al verme sin luz, lo primero que pensé fue que había alguna falla en la instalación eléctrica de mi casa: es una construcción vieja y los cables están allí desde hace más de 30 años...

Pero tras aguzar el oído, la verdad se manifestó: había un total y absoluto silencio. Así que al ver que la falla era en toda la cuadra, decidí esperar a que la buena fortuna arreglara el problema y me fui de compras.

Desde hacía meses quería comprar un pizarrón para la oficina. En mi mente todo se organizaría al tener el pizarrón, como un eterno recordatorio frente a mis ojos de la lista de pendientes: de esos pendientes que no se evaporan al cerrar el outlook.

Así que fui a comprar mi pizarrón: lo amo, tiene una tira lateral de corcho donde puedo pegar fotos. También compré chinchetas de colores. También las amo. (Un poquito menos, porque no encontré colores tan bonitos: son rojas, azules, verdes y amarillas. Bleh)

Después de pasar a la papelería terminé en la tienda de cómputo de junto, donde me compré un teclado... Ya comprobé que es ligeramente distinto del anterior y me causa algunos conflictos, pero había postergado su compra y el tenerlo tambuién simplifica mi vida.

Fui por comida para el gato, jamón, un sacacorchos y unas pilas. Siempre he pensado que mis compras delatan que efectivamente soy una mujer soltera y despreocupada...

Llegué a casa al mediodía: aún no había luz. Fue cuando me topé con el trabajador de CFE a quién interrogué sobre el estado del cableado. "La luz regresará como a las cuatro, se quemó un transformador, pero ya estamos trabajando", me dijo.

Con ese cálculo en mente recogí la caja transportadora: la vacuna para la rabia de mi gato debía ser renovada la semana pasada... Así que la llevé a vacunar y a desparasitar. Dos en uno. También pregunté por un collar, pero no tenían de su talla. 

De regreso revisé en los salones de belleza: unas muy aburridas encargadas miraban pasar a la gente por la calle, sin el poder de sus secadoras en la mano... así que decidí ir a darles una visitada, para cortar mi cabello en redondo, como tenía ganas desde tiempo atrás.

Visité a la dentista y me dijo que me recibiría cerca de las tres: me hizo una limpieza completa y a las 3:30 ya estaba yo de vuelta, esperando que el señor de la CFE cumpliera su palabra...

La luz regresó a las cinco.

Como era de esperarse, tenía miles de cosas pendientes... pero revisando el día cumplí varios de los proyectos (pequeños o grandes) que venía arrastrando desde meses atrás. No me había dado tiempo de cuidar de mi, ni de mi mascota. Tampoco había podido hacer compras, ni siquiera llevar algo para contruibuir con el mandado de la casa.

Ocupada como estaba con lo urgente, dejé de lado lo importante.

Así que si no se va la luz más seguido, tendré que buscar nuevas y mejores formas para solucionar este problema de administración de tiempo. Porque hay cosas que siempre serán importantes.

D.
 

 
 

Guapa, guapa, guapa

Alguna vez me he preguntado que se sentirá ser anormalmente guapa. De ese tipo de guapura que los demás se detienen a mirar en la calle. No simplemente "bonita", sino "totalmente bella".

Yo a veces amanezco sintiendome bonita. O alcanzo ese grado tras un rato de pinturas y elección de la ropa adecuada y sentadora... pero sigo lejos del canon de belleza.

Y sobre todo me pregunto ¿qué haría para vivir, si realmente fuera muy muy guapa?

¿Intentaría aprovechar cada una de esas oportunidades que están pintadas para las guapas¡

¿Buscaría una pareja para que mi seguridad económica dependiera de mi cuerpo y mi rostro?

¿Tendría un trabajo de modelo, edecán o algún otro, que me convirtiera en objeto de decoración y deseo?

Me intrigan esos trabajos cuyo chiste consiste en pararse en tacones 7 horas y sonreír. Me parece que nunca podría funcionar para mí...

Sin embargo sé que esos trabajos existen. Y más aún: sé que algunos son muy lucrativos.

Ser guapa paga. Y paga bastante bien.

Para algo a lo que todo el mundo aspira, las bonitas a secas no representamos una competencia: trabajaremos entre 20 a 30 años, sin que nadie nos note.

Pero las guapas serán jarrones vistosos junto a los jardínes de Babilonia.

D.

El vampiro de la colonia Roma, de Luis Zapata

Como periodista uno busca en ocasiones un personaje que pueda ayudarte a contar la historia. Tiene que ser una voz representativa del lugar y el tiempo que quieres reflejar... Alguna vez hubo problemas por periodistas que, abusando de su capacidad de síntesis, conjuntaban la experiencia de varias personas reales en la voz de un personaje creado, para hacer parecer que una sola persona era la protagonista de la historia que deseaban contar... Ya fueran historias de abuso, abandono, guerra... Estos personajes no existían, pero la pretención de hacerlos parecer reales fue lo que condenó a los periodistas al descrédito.

Si este libro fuera realmente un artículo periodístico, podríamos decir que el ejercicio de síntesis fue logrado de manera estupenda... Como se trata de una obra de ficción, no puede uno más que entristecer y querer a Adonis, el protagonista de "El vampiro de la colonia Roma".

Y es que, con crudeza y gracia, "El vampiro de la colonia Roma" revela el mundo de la homosexualidad en la ciudad de México, con diversos y variados casos que parecen sacados de la vida real. En sus páginas desfilan sexo servidores, padrotes, travestis, homosexuales de closet y hasta uno que otro buga.

Me divertí mucho leyendo "El vampiro de la colonia Roma", por su lenguaje fácil y su estructura de entrevista es muy rápido terminarlo. Diría que tiene algunas fallas, pues el personaje en ocasiones se sale de su discurso y tiene un lenguaje rebuscado o unos arrebatos filosóficos donde se cuela el autor...

Pero en general es una novela disfrutable y me encantaron las referencias a las novelas de la picaresca como género.

Tres estrellitas y media. Eso sí, es para amplio criterio y no recomendable para menores de 15 años.

D.

Historia de un corcho

Cuando mis padres tenían apenas un radio y comíamos soya más de 3 veces por semana, también compraban vino para celebrar... que era viernes, por ejemplo.

En esos días compraban vino en cajitas y luego bailaban algo lento. Los vi bailar mucho después y los recuerdo... Entonces ya no había vino en cajitas, pero ya había pedacitos de queso.

La compra del elegante sacacorchos empezó después. Mi padre decidió comprarlo cuando llegó el juego de copas, herencia de mi abuela.

El sacacorchos es muy bonito: sigue los principios básicos de un tornillo. Desde que lo tenemos nuestra vida es más sencilla y feliz...

Pero, ¿cómo se quita un corcho si uno no tiene un sacacorchos?

Ayer A. me comentaba que para ella y unas amigas fue un gran logro sacar un corcho... y eso que ellas si tenían sacacorchos.

Nosotros recurrimos primero a Youtube, donde daban al menos 3 ideas para sacar el corcho: uno con un tornillo, otra con una navaja suiza y la final, golpeando la botella contra la pared.

La idea era que el propio líquido presionara el corcho, para empujarlo y dejarlo al alcance de la mano...

Pero por más que la botella fue golpeada contra la pared, no sirvió de nada.

Luego buscamos la ayuda de unos desarmadores: por desgracia ninguno de ellos era suficientemente ancho... los cuchillos eran excesivamente anchos... y finalmente terminamos empujando el corcho hacia adentro.

Me encantaría perderme en una descripción sobre el sabor a hierro y corcho de ese vino... pero no sé nada de enología. Así que baste saber que conseguimos tomar el vino, pese a no tener sacacorchos.

D.

Mandrake: la Biblia y el bastón

No sé cual fue mi primer novela de detectives, pero soy una gran entusiasta del género. Para mi los personajes detectivescos son los mejores: sean policías retirados, detectives, abogados o simples aficionados con un gran don de observación (como Mrs. Mapple, la adorable viejecita que resolvía crímenes bajo la pluma de Agatha Christhie).

Por eso no pude resistirme al encanto de saber que uno de mis escritores favoritos, Rubem Fonseca, tenía un personaje detectivesco... y falté a mi promesa de no comprar más libros hasta terminar los que tengo pendientes.

La verdad me acabé el libro de Rubem Fonseca tan rápido que no alcancé a colocarlo en "Esto es lo que estoy leyendo" y como es un libro de detectives no les puedo contar el final...

Lo que sí puedo decirles es que Mandrake, la Biblia y el bastón tiene una trama muy emocionante, en la que se resuelven varios casos detectivescos de la vida del muy ocupado abogado criminalista Mandrake.
 
Todo comienza con la llegada de una mujer hermosa a la oficina de Mandrake. Y como siempre, todo se complica... La mujer es parte de un club de aficionados a los libros viejos y... claro, no debería contarles más, pero el abogado criminalista Mandrake sufrirá bastante a causa de sus bajas pasiones y de su forma innecesariamente apasionada de abordar su profesión.

Lean Mandrake, la Biblia y el bastón. O cualquier libro de Rubem Fonseca. Esta es una historia entretenida, y pueden prescindir de ella... pero muy buena para relajarse en vacaciones.

D.

Arcilla

Tal vez por la influencia de Ghost, tal vez porque de verdad no puedo creer que todo sea tan definitivo... pero mientras él insistía en que las relaciones son como esculturas, que vas perfeccionando, mientras das golpecitos y detallas en la piel del ser amado la caricia siguiente, yo pienso que las relaciones parecen más a moldear arcilla.

Cada etapa, cada paso, desde la preparación hasta la pieza final, la posibilidad de moldear, de pacientemente ir armando los detalles de la pieza que imaginas.

Me gusta pensar que la arcilla parece más a la piel: más frías, si se quieren.

Podría pasarme horas pensando en deslizar la mano rítmicamente en la piel del otro, tornándola perfecta a mis dedos, hasta fundir mis manos.

Así es el amor como arcilla.

D. 

Instrucciones para salvar el mundo: Rosa Montero

Compré este libro en abril. Ni siquiera sabía de su existencia, pero me llamó la atención su pasta (un color rojo fuerte y una lagartija). Juzgando un libro por su portada.

La verdad devoré el libro. Fue un maravilloso viaje agridulce, con personajes que parecía conocer de antaño. Fue de esas historias que parece que están hechas para ti y te hablan con una voz propia.

¿Cómo negarse a la voz narrativa juguetona de Rosa Montero? Ya me la había encontrado en "La hija del canibal" y me sorprendió en "La loca de la casa", pero definitivamente esta pasó a ser mi obra preferida de ella.

Quizá por la brevedad de la historia o por la convicción de sus ideas... Pero amé este libro.

Cuatro vidas se entrelazan en esta breve fábula sobre la esperanza y los pequeños milagros: Matías, el taxista de mediana edad que queda viudo y no sabe como manejar su dolor; Daniel,  el médico que buscando los placeres del sadomasoquismo hace el ridículo en su afán por encontrar una vida más emocionante; Fatma, la prostituta de Sierra Leona con un pasado más oscuro que su piel y "Cerebro", una científica que ha caído en desgracia y ha terminado entregandose a la bebida.

Vidas que no parecen tener nada en común pueden encontrarse en el momento menos esperado...

Me encantó y recomiendo muchísimo esta novela. ¡Cinco estrellas!

D.

Mariposas amarillas

Las mariposas blancas siempre estarán asociadas en mi mente con el mes de octubre. Recuerdo que escuché alguna vez que eran las almas de los difuntos, que se iban paseando todo el mes hasta que, el día 1 de noviembre terminaban su vuelo.

Algo relacionado con su ciclo vital, las llevaba a reproducirse en octubre. Así los huevecillos dormían un sueño algo largo y terminaban por nacer y ser gusanos en primavera...

Tardé en entenderlo. Pensaba en lo poético de las pequeñas almas buscando a sus seres queridos, entre los maceteros de flores y los arbustos. De hecho, al llegar a la Facultad de Ciencias Políticas fueron estas pequeñas mariposas bailando entre los cetos de flores moradas las que me convencieron de que ese lugar era el adecuado para pasar los siguientes 4 años de mi vida.

Pero esta entrada no es sobre las mariposas blancas... sino sobre las mariposas amarillas.

Las mariposas amarillas no parecen tener una época del año. Las hay grandes y pequeñas y además en distintos tonos de amarillo... Y siempre me motivan a dar palmadas y festejar una primavera que se anida en sus alas.

Incluso las he visto en invierno, buscando el aroma a sol en cada esquina.

La mejor forma de una mariposa de seguir viva, es seguir aleteando. En eso, al menos, habría que imitarlas...

D.

El caso Arbogast, de Thomas Hettche

Alguna vez imaginé que pasaría si muriera en pleno acto sexual. Pero casi siempre me imaginaba como la víctima. Finalmente, quien más se complica es quien sigue vivo...

Y esta es la historia de "El caso Arbogast". Un comerciante de mesas de billar es acusado de matar a una mujer, con quien tuvo una relación sexual casual. Las complicaciones incluyen una autopsia controversial, un sistema burocrático y la división del muro de Berlín, para complicar el testimonio clave de la patóloga.

No puede uno dejar de asombrarse de las diferencias del sistema penitenciario en Alemania. Lo cierto es que también se refleja una época distinta a la actual.

Me encantó la forma en que Hettche relata la autopsia, creo que es de los momentos mejor logrados del libro. Respecto a otros momentos, creo que seguro es un excelente abogado...

Los personajes femeninos de la novela son complejos y difíciles de entender. Los masculinos, en cambio, parecen pecar casi de simples. Compré el libro en un remate de Tusquetts y creo que desquité bastante bien mi compra. Aunque es un libro totalmente prescindible.

Tres estrellitas y media.

D.

Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...