Work, workoholicos y otros dilemas

- ¿Y eres feliz en tu trabajo?

Curiosa pregunta.

En realidad un trabajo es un trabajo. Uno es feliz o no es feliz.

¿Eres feliz en tu trabajo?

Hay trabajos que a uno le apasionan, le interesan, le intrigan, le retan.

¿Eres feliz en tu trabajo?

Algunos trabajos son bien remunerados. Lo que te hace feliz no es el trabajo, sino el dinero que te dan por él.

¿Eres feliz en tu trabajo?

Algunos trabajos se realizan en lugares agradables, con gente agradable. Tienen vista al mar, o al bosque o están en un rascacielos y puedes asomarte a tu ventana y ver las nubes.

¿Eres feliz en tu trabajo?

Algunas personas tienen tantos problemas que, el trabajo representa apenas una isla de tranquilidad dentro de un mar agitado. Muchas horas extras y muchos días de descanso vedados.

¿Eres feliz en tu trabajo?

Pertenezco a una generación en la que el éxito y la competitividad están a la orden del día y parece ser algo para presumir que tan largo es el título en tu tarjeta de presentación.

Ser workoholico está de moda.

A mi me gusta mi trabajo.

Pero es sólo un trabajo.

No define quien soy.

D.

La motivación adecuada

Todo empezó cuando La mar chiquita compartió esta página que debería estar en la lista de las mejores páginas del mundo, porque te premia por cada 100 palabras escritas con fotos de gatitos.

Entonces nació esta historia:

Querido Santa:

Quiero tener de navidad un montón de regalos, pero sobre todo necesito una avalancha que tenga espacio para llevar a todos mis amigos: Joaquín, que tiene el pelo despeinado siempre y lleva los bolsillos de los pantalones hacia afuera; Antonio, cuya mamá lo lleva siempre relamido y le hace llevar un suéter a donde quiera y Pablo, cuyo mejor amuleto, una pata de conejo, nos ha salvado en las peores situaciones durante el año, cuando creíamos que la maestra iba a emprender con nosotros a coscorrones o de menos nos iba a mandar a la dirección por nuestro mal comportamiento.

También necesito una pistola de dardos, porque Mariana no deja de molestarme para que le preste mis autos para pasear a sus muñecas. Ya le he dicho que estos son carros de soldados, pero ella es una necia y siempre termino por jalarle las trenzas. Seguro si usara mi pistola desde lejos podría convencerla de que no tome nada de mi caja de juguetes.

No me traigas otro hermanito y menos una hermanita, estamos muy bien así como estamos, porque Pablo ya es casi como mi hermano: además de prestarme su pata de conejo cuando estoy en problemas, me da los viernes su sandwich, porque su mamá le manda mortadela y a él no le gusta.

Cuidate mucho, Santa, gracias por todo.

Andrés.


Valor: 2 gatitos.

Deberían probar escribir allí sus tesis. 

D.

El reino Pasivo/Agresivo

En alguna época de mi vida, cuando me sentía como gato panza arriba, en la falsa creencia de que podía aprisionar el viento entre las manos, una persona me dijo: "Hay un reino llamado Pasivo/Agresivo: tú eres la reina".

En ese entonces lo ignoré, tal como muchas cosas que pasé de largo en esa historia. Pero lo recordé ayer cuando me aplicaron algunas de las técnicas que reconocí y me dio mucha vergüenza.

El motivo de la vergüenza fue el siguiente: ¿qué grado de inmadurez, falta de autoestima y torpeza emocional se requiere para hacerse pasar por la víctima, cuando uno es quien propicia las cosas?

¿En qué retorcido mundo mental vive uno, que permites que te pisoteen casi de manera alevosa, para después reclamar cuidados, aplicar chantajes, solicitar miradas?

A veces al mirarnos al espejo no vamos a encontrar algo hermoso, sino la certeza de que nuestras acciones vuelven en forma de bumerang. Tremendo invento para cazar canguros y atrapar historias viejas.

Yo, que creía ser la reina del país pasivo agresivo me he visto destronada. Desde el piso veo a quien fui y dibujo una sonrisa triste.

Cuánto pierde uno de perspectiva en esa subida, en la que crees dominarlo todo con el poder de la retórica, con los argumentos de tu vulnerabilidad y tu necesidad de afecto.

Desde aquí, tomando aire para seguir adelante, me alejo del reino pasivo agresivo a paso firme, convencida de que en algunos territorios somos esclavos de lo que nos creemos dueños.

D.

Manzanas en la cesta

Ven: vamos a descubrir juntos
el espacio que tenías cubierto.

Cortes en los pies
subastas de besos
.
.
.
También un poco de sensatez en las manos.

Voy a rencontrar la voz que perdí
y la substancia que se esconde en tus sueños.

¿En qué cúmulo de nube te escondes?

He paseado por el bosque con mi cesta vacía
y a mi paso
las manzanas caen en ella.

He paseado con mi voz en alto,
sin que los venados se escondan.

He pisado la hierba
pero se levanta y canta.

Así los días vuelven a ser nuevos, frescos, lozanos.

Vamos a recoger rocío con las cucharillas de jade.
Vamos a mirarnos en los espejos de obsidiana.
Vamos a ver nuestro rostro reflejado en cada rama del árbol vegetal, de la vida que escurre sabiduría de los viejos.

Ven. Sal de tu cúmulo de nubes.
Vamos a gritarle al sol
que no tenemos miedo.

Y luego, quedaremos sin ruido, sin voz, desnudos de luna, en medio de la noche.

D.

Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...