Kitchen de Banana Yoshimoto

"Deberías leer esta novela" me dijo Y. antes de que cayera de su gracia. Le dije que sí, que la anotaría en la lista de lecturas (lista que más bien era imaginaria y de tan larga muchas veces se autodepuraba sola).

Pasó el tiempo.

Un día recibí una llamada de A. Frecuentemente le ayudo a A. con diversas tareas escolares y él andaba rondando una librería. ¿Qué libro quieres? y un hueco surgió en mi estómago, sin saber exactamente qué pedir. Como un fulgor apareció el nombre de Banana Yoshimoto en mi memoria.

Formulé mi petición, ligeramente dubitativa. Y A. se aprestó a preguntarle a un dependiente por "Kitchen". Fue así como este ejemplar llegó a mis manos.

Banana Yoshimoto tiene una forma de escritura que es íntima, describe sin más situaciones cotidianas pero te deja esa sensación de que conoces a los protagonistas de toda la vida. Con un par de pinceladas traza perfectamente los ambientes en los que se mueven los personajes y no deja duda sobre lo que desea transmitir. Es una sensación semejante a la de reencontrarse con un viejo amigo de la infancia.

En Kitchen conocemos la historia de Mikage, una joven universitaria que queda huérfana al perder a su abuela, la última de sus parientes vivas. En una breve escena en el autobus se nos revela la relación entre abuela y nieta; posteriormente conoceremos otros aspectos de la personalidad de Mikage.

Mikage se siente muy sola en el gran espacio donde vive, hasta que recibe una invitación de Yuichi, un chico de su edad que trabaja en una florería para vivir con él y con su madre, Eriko. Eriko trabaja en un club nocturno, del que ella es la dueña.

Pronto sabremos que Eriko es transexual. Al morir la madre deYuichi, el hombre que era Eriko se dio cuenta de que ya no podría amar a nadie más y se convirtió en esta exótica y bella mujer.

Para Mikage la llegada de Yuichi soluciona muchos de sus problemas. Y el lector puede perderse en diversas especulaciones... ¿Es acaso la invitación de una estrategia para acercarse a Mikage? ¿Revela secretas intenciones el testamento de Eriko? Pero finalmente conoceremos que cada personaje encuentra su camino.

Eriko es otro gran personaje en Kitchen, aunque sus apariciones son limitadas se retrata una personalidad que podría describirse como luminosa. Eriko deja su huella en pocas páginas porque tiene muy claras sus expectativas en la vida.

En el mismo libro de editorial Tusquets viene otro relato de Banana Yoshimoto, Moonlight Shadow, que cuenta la historia de una joven que pierde a su novio en un trágico accidente. Con un pequeño toque sobrenatural, la protagonista logrará sobreponerse de este evento de su vida y encontrará un resplandor inesperado en sus días.

Disfruté mucho Kitchen, le otorgo cuatro estrellitas, porque a mi gusto termina un poco abruptamente...

D.

Hasta siempre (sub) comandante

Ayer leía a un distinguido twittero que también se dedica a la comedia a meditar sobre la despedida del personaje del "Sub comandante Marcos". En su argumento explicaba que el discurso de Marcos sobre todo era poético. Parte de su tarea era darle voz al movimiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, pero por medio de recursos lingüisticos que habían logrado las simpatías de más de uno.

Pues sí. Somos seres emotivos. Nos llegan los discursos que tocan algunas cuerdas sensibles en nuestra alma. En particular, el sub comandante Marcos me acompañó en algunas etapas de mi vida, de cerquita o de lejos...

En 1994, cuando cursaba el cuarto año de primaria, mi maestro era un Oaxaqueño comprometido con las causas sociales, la comunidad y la defensa de los derechos de los pueblos. El maestro nos enviaba a leer el periódico y nos decía que, sin importar nuestra edad debíamos de saber lo que pasaba en el país.

Así nos sorprendió la llegada del sub Comandante marcos, quien este 25 de mayo anunció su muerte simbólica.

Seguí las noticias del movimiento como muchos ciudadanos y me conmoví y horroricé a la par.

20 años después no puedo dejar de pensar en lo que he aprendido en estos años, en los matices, los argumentos y contra argumentos que corrieron en casa, en la escuela, en los medios. Y aún así, lejos de la idealización romántica de la que hablaba el tuitero con el que empecé esta historia, creo que lo más importante es haber aprendido un poco...

Y yo aprendí muchas cosas. Que a veces soy cómplice del luto, por ejemplo.


El reino de los zombis, de Len Barnhart.

Poco sé yo del género zombie, aunque mi primera referencia fue a través de un documental de NatGeo que mi mamá le ponía a sus alumnos. Zombie es una palabra que deriva de la religión vudú y la tradición haitiana; designa a un "muerto viviente".

A pesar de que escapé de todas las películas de Resident Evil y hasta la fecha mi película favorita del género es Shaun of the Dead, en realidad encuentro "entretenidas" otras cintas como  "World War Z", pero nunca vería una serie como  "The walking dead"... 

El reino de los zombies transcurre de manera muy ágil y tiene un lenguaje que podríamos considerar casi cinematográfico: una tras otra se suceden las escenas sin profundizar demasiado en la psicología de los personajes, o sus motivaciones. En todo caso, en un Apocalipsis zombie el principal interés es sobrevivir.

A pesar de ser casi totalmente bidimensionales, se pueden destacar algunos rasgos de los  personajes de esta historia, entre los que destacan la figura de Felicia, Amanda y Sharon, las mujeres protagonistas de esta historia.

Felicia tiene un poco de Casandra, pues tiene poderes de vidente, los cuales la vuelven retraída. Amanda, por otra parte, tuvo que dispararle a su esposo que se convirtió en Zombie... Sharon es una investigadora en busca de la estrategia para acabar con la epidemia.

Los "villanos" de la historia se evaporan rápido relativamente, debido a que tener como contrapeso dramático a una orda de muertos vivientes ya aporta bastante tensión a la historia.

En realidad me entretuvo bastante.   Le voy a poner 3 estrellitas y categoría de dominguero. 

D.

Cumpleaños o la rueda de la moraleja

¿Qué creen ustedes?

¿Qué todo tiene una moraleja? ¿O qué las cosas ocurren por azar?

¿Qué debemos aprender de lo que pasa a diario o que da igual si vives en un Pent House o debajo de un puente?

Este y otros dilemas me vienen a la cabeza pensando en mi cumpleaños.

Al principio del año mis papás dicen que "los años pares" son tranquilos y los "nones" tormentosos.

Y yo en mis cumpleaños últimamente he notado que tengo cumpleaños felices y otros no tanto.

Mi cumpleaños de 2008 fue uno de los más terribles que he tenido. Terminaron conmigo en plena fiesta, y sólo quería quedarme a solas llorando.

2009 fue un gran año, aprendí nuchas cosas nuevas, le di un giro y pasé mi cumpleaños con la sonrisa más grande en mi rostro.

Mi cumpleaños de 2011 fue excepcional. Hubo Karaoke y todos lo pasamos muy bien, estuvo muy divertido.

También tuve uno, 2012, en que mi padre ingresó al hospital a los pocos días de mi cumpleaños y estuvo allí una semana, bastante grave
.
El año pasado mi abuela estaba en el hospital el día de mi cumpleaños... 2013.

A lo mejor todas esas cosas igualmente hubieran pasado y sólo las recuerdo más que de costumbre porque era mi cumpleaños. Pero el caso es que cada cumpleaños trae su reto, su vuelta de tuerca. Su principio de ciclo.

En 2014 recibí felicitaciones de distintas partes del mundo. E. me felicitó 14 horas antes, desde Japón.

F. me envió parabienes y una canción desde Argentina.

H. me mandó a felicitar desde Holanda y T. desde Francia.

Recibí llamadas y partí mi pastel, preguntadome por los retos del nuevo ciclo.

La rueda de la bici da otra vuelta. Yo ya no estoy en el mismo lugar.

¿Qué rumbo lleva mi camino? ¿Sólo doy vueltas sobre mi eje o hay un mensaje en esta rueda de la moraleja?

D.

Demasiadas palabras

Hoy sentí que tenía demasiadas palabras, que estaba a punto de emborracharme de ideas, que tiraba letras por la boca y miles de pensamientos me fluían por la mente, brincando y estrellándose sin orden ni concierto.

El problema era darle salida, crear alguna armonía de aquel caos, dominar la marabunta, reconciliar la cabeza con el corazón y ser, simplemente.

No conseguía fluir, que en este caso era lo más importante.

Regalé Oriente y Occidente a un cuentacuentos y ahora no sabré como termina.

Porque cada decisión que tomas va contando una historia distinta. Cierras una puerta y entras a otro lugar.

Simplemente eliges.

Eliges la historia. Eliges las palabras que la contarán. A veces hasta eliges a quien contarla. Y esa persona también toma elecciones de tus letras. Todo se va depurando, transformando, converge y se bifurca.

Es un camino que se continúa y se separa del caos de tinta negra.

Las letras van tomando su propio ritmo y dejan  de ser un amasijo oscuro.

Es la teoría del big bang vuelta una nueva línea narrativa.

Y yo acá, hilando, nueva Penélope de sueños por venir.

D.

Es por ti que quiero hablar

Barthes decía que el discurso amoroso siempre tiene un destinatario.

I.

Tus jeans deslavados
junto a mi deseo
secándose al sol.

Creo que he perdido
el significado de mis palabras
ni siquiera mis besos
recuerdan ya la historia.

Yo, que te besaba tan lentamente.
Tan fuertemente.
Y ahora todos esos besos se evaporan.
Gotas de agua.

II.

Pero la espera...
Ese cúmulo de hoy.
¿Cómo pasan los días?
¿Cómo se le escapan las hojas al calendario?
Engranes de reloj con ruidos chirriantes.
Campanadas que anuncian las horas... detenidas.
Todos los granos de arena de los relojes: petrificados.
Esa sombra del dial solar: cantándole a tu ausencia.

¿Cómo explicarme eso?
Sin tenerte, sin saber como era el sabor de tu piel.
Y aún así, extrañarte, como si me faltara un pedazo de mi corazón
con tu distancia.

Y los días que faltan no pasan...

El filtro del café se rompe
y la cafetera bufa, enardecida.
La mañana anuncia el brillo del sol.
¿Y tu sonrisa? ¿Y tu mirada? ¿Y la ternura de tu voz?

Que desasosiego, que zozobra...
que mar embravecido.

Empaco una maleta llena de trabajo, de calma,
de la voz de los amantes que no tienen ya nada por decirse.
¿dónde habré dejado el tiempo transcurrido?
lentitudes de caracol sin línea de llegada.

Ven ya, regresa.
Deja que el tiempo reanude su marcha,
permite que las flores de cerezo caigan,
yo me quitaré el vestido
y lo dejaré colgado cerca de la ventana.
Será una contraseña para el sol,
para que reanude sus andanzas
sin avisarle al reloj, ni al calendario:
ninguna medida temporal nos hará falta.

D.

Una historia por contar

Las historias son como el agua.

Forjan sus propios caminos y a veces se escapan de la boca sin que lo notemos. Se filtran. Se escapan de nuestras manos.

Los cuentos buscan sus caminos. También son virales y parecen tener vida propia.

Así fue como se me escapó de las manos el libro que leía: Oriente y Occidente, de Salaman Salman Rushdie.

Yo había comprado "Oriente y Occidente" en el Remate de libros del auditorio de este año.

Esperaba leerlo por los dispares comentarios que había leído de su obra y había disfrutado mucho la sección de "Oriente" de su libro. Avanzaba ya a buen paso cuando tuve que ir a buscar mi paga.

Iba de regreso a casa y leía uno de los cuentos de la sección de "Occidente"  cuando una voz me sacó de mi ensoñación literaria...

"Diiiiicen que cuando el hombre nace ya lo sabe todo. Que tiene en sí toda la sabiduría. Pero justo en el momento de nacer un ángel lo besa en la boca y pierde la memoria. Entonces la vida del hombre se trata de recordar... ¿Qué sería de los hombres si el beso de ese ángel no fuera tan apasionado?

Era un cuenta cuentos al que ya me he encontrado alguna vez en el metro. La vez pasada le regalé una libreta en blanco.

Esta vez no tenía nada que regalarle hasta que pensé...

Revisé rápidamente las hojas que quedaban de mi libro de cuentos: menos de 20. Algunas venían en blanco (no había revisado que, al ser un saldo, algunas de las hojas del libro estaban vacías)

Los cuentos que yo había leído, en cambio, valían la pena y ya había desquitado por mucho el precio que pagué por ese ejemplar.

Tras verificar que no fuera ningún papel, documento importante o (como ha sido el caso alguna vez) mi cheque completo entre las hojas, le tendí el libro al cuenta cuentos en cuanto pasó por mi lugar.

- ¿Estás segura? - Preguntó.
- Estoy segura.
- Será un trueque... - dijo, con su voz afectada y teatral - Te regalaré otro libro la próxima vez que te vea. ¿Es un trato?
- Trato hecho.

Y así fue como el cuenta cuentos ganó un nuevo libro de cuentos para su colección.
Los usuarios del metro podrán ahora conocer la historia de las zapatillas de rubí, o el pelo del profeta.
Yo gané una historia para contarles.
Y todos salimos ganando.

D.

Tinder: el amor en tiempos del catálogo de zapatos

En febrero, cerca del día 14, me llegó un comunicado en el que me invitaban a conocer aplicaciones para "encontrar el amor".

La curiosidad me llevó a instalar Tinder: una aplicación que funciona con geolocalización para encontrar personas solteras en tu área. La idea es que inicialmente sólo ves 5 o 6 fotos del prospecto, así como una biografía breve (extraída de tu perfil de FB) y los gustos que podrías tener en común con personas solteras.

Si le das "palomita" a un prospecto y a su vez él o ella le dan "palomita" a tu foto, "It´s a match". Se abre la posibilidad de chatear con los prospectos...

¿Qué puedo decir de mi experiencia en Tinder?

La frivolización de la elección de pareja lo hace muy "sencillo". Ves docenas de fotos y después de un rato empiezas a palomear o a tachar sin pensarlo demasiado. Creo que para las chicas es mucho más sencillo entablar alguna conversación: llegué a tener "Match" con una docena de tipos.

De ellos dos fueron muy directos respecto a sus intenciones (let ) y recibieron un bloqueo casi inmediato. Con uno pude platicar un poco más y me invitó a salir ese mismo día. (Lo rechacé por parecerme algo precipitado, pero después acepté comer con él antes de ver a unos amigos en una cita... bueno, no hablaré de esa cita).

El último de mis contactos fue el que mejor resultó: una persona agradable con quien he podido charlar más de una vez. Después del mediano éxito obtenido desinstalé Tinder.

¿Por qué?

Es bastante "enviciante" estar revisando fotos de personas, como quien elige de un catálogo amplio y bien provisto. Pero siendo realistas no vas a entablar relación con todas esas personas. Las fotos no son muy confiables y realmente se encuentra uno historias perturbadoras (luego les contaré de mi primer Tinderdate)

Creo que es un mundo bastante peligroso y escurridizo. Ya padece uno bastante con las citas con personas que "aparentemente" conoces.

D.



El gran Lebowski

Desde hace años a mi hermana le digo Dude, por la película "Dude, Where is my car?", que a decir de las dos es tan mala, que es buena...

Lo que no sabía es que el título mismo de esta película es una especie de homenaje a otra película que podría entrar en esa rara categoría: de tan mala, es buena (muy buena, diría yo)

Todo empezó una noche de viernes en la que, para variar, no había plan... y yo hacía el recorrido habitual por Netflix.

Recordé que uno de los algoritmos más raros era lograr que Netflix te recomendara "El gran Lebowski", así que, sin saber de que iba la película decidí tentar al destino y verla sin más miramientos: eso de esperar a que el destino se ponga de mi parte no siempre funciona (o a veces simplemente tarda demasiado).

Así fue que conocí al original Dude, un tipo desempleado que vive en California sin tener más aspiraciones que ganar en el torneo de boliche local y evitar que se metan demasiado con él.

Esta forma de ser hippie parece funcionarle bien hasta que un par de tipos llegan a destruir su casa al confundirlo con otro tipo del mismo apellido: Lebowski.

Sólo que el otro Lebowski es un millonario con una esposa que se mete en muchos problemas: Bunny, una joven mucho menor que él, ex trabajadora de la industria pornográfica, que es un espíritu libre...

Jeffrey Lebowski se presenta frente a su homónimo millonario para solicitarle que, por lo menos, le reintegre su alfombra, ya que le tenía mucho aprecio (realmente completaba el mobiliario de su pequeño y decadente departamento). Así, el personaje interpretado por Jeff Bridges se verá inmerso en una complicada historia de enredos que involucra un millón de dólares perdidos, investigadores privados, una artista conceptual vaginal y muchos tragos "rusos blancos".

La historia tiene un final más o menos inesperado y una muerte no planificada que toma al espectador por sorpresa... Al menos yo todavía no me recupero.

No sé decir si es una joya de la cinematografía, pero me hizo reír mucho. Cuatro estrellitas y media.

Amistad de juventud, de Alice Munro

No sé ni quien lo dijo. Quizá J. Quizá R. Lo cierto es que cuando vi, estaba mencionada en una conversación en la que nos invitaban a formar parte de un círculo de lectura.

Sobre los hechos que se vivieron el día en que nos reunimos a la primera sesión del círculo de lectura quizá me extienda en otra ocasión...

Pero en esta entrada sólo voy a contarles de la impresión que me llevé al leer "Amistad de juventud", compendio de cuentos de la escritora Alice Munro, ganadora del premio Nobel de Literatura 2013.

Al llegar a casa de N. en donde se llevó a cabo el círculo de lectura, comenzamos una platica ligera... pero cuando me tocó opinar sobre el libro dije algo así como: "La sensación que me provocan esta serie de cuentos es la de visitar a una tía abuela viejita, que me sienta en una silla incómoda, me regala un pedazo de pan durísimo y empalagoso y me da para que me lleve una blusa estirada y almidonada: un sentimiento de anacronía e incomodidad.

Ya una vez repartido el vino, en medio de la platica y no sé si valiendo o no la pena, quise acotar: "Además, todos los cuentos me hacen deprimirme, porque no importa cuan amable sea mi tía, siempre me queda la impresión de que está bien pinche sola".

Así, en pocas palabras, descalifiqué la obra de quien es considerada la Chejov de nuestra era. "Hay un cierto patetismo en sus relatos que me agrada" mencionó G.

Y sí, los personajes del libro son tristes y complejos. Tienen en común una colección de secretos como los que, imagino, todos guardamos en el ropero con celoso deber: amasijos de celos, envidias, temores, rencores y palabras dichas como pequeñas victorias en el aparente manso río de la rutina: por debajo hay una gran cantidad de limo turbo y cosas no dichas.

La mayor parte de las protagonistas son mujeres: seres complejos con pasiones alborotadas que tienen que peinar sus cabellos y salir prudentemente ataviadas en pueblecillos tranquilos y apacibles. ¿Qué hay en sus mentes? ¿Quién las hace temblar de deseo o de rabia?

Quizá en algún momento de la historia llegué a identificarme más con una u otra de las mujeres. Quizá por eso terminó siendo un libro bastante doloroso de leer.

No sé si me animaría a una segunda vuelta. Lo que sé es que a mi círculo de lectura le gustó... Y posiblemente merece la opinión que ustedes puedan hacerse más allá de mi percepción.

Cuatro estrellitas.

D.

Seguimiento a propósitos (mayo)

Ya en mayo...

Que increíble.

Estos cuatro meses se me han ido volando y aunque no diré que me robaron abril (fue un mes muy productivo) si pasó muy rápido.

Veamos:

1. Decorar el departamento: después de un giro de los acontecimientos, ya no compraremos el departamento que teníamos pensado... pero hay otro plan en marcha y quizá si de ímpetu a mis ansias decorativas

2. Iniciar (ahora sí) la maestría

3. Enviar la novela al concurso: la fecha de envío de la novela pasó sin pena ni glora. Más bien con pena, porque unos días antes me reuní con R. quien me contó emocionado los detalles de la novela y me dije que no podía enviar nada a un concurso hasta tener algo más claro.

4. Bajar los 3 kilos que me sobran. (Saludablemente, espero)  Ya logré bajar esos tres kilos y me siento estupenda. El asunto es que hay que continuar el ejercicio y al parecer me lastimé la espalda pasando de las rutinas de yoga básica a las intermedias.

5. Viajar con mis amigas: No se ve ni para cuando vaya a poder viajar con mis amigas. Son mujeres con vidas ocupadas.

6. Aprender a tocar el acordeón: Abrí finalmente el tutorial al que le tenía tanto miedo: resultó ir de lo avanzado a lo imposible.

7. Comprar una bicicleta: Ni idea para cuando...

8. Mejorar mi nivel de inglés: ¡Voy bastante bien en eso!

9. Mantener las tarjetas de cliente frecuente que tengo: Perdí la tarjeta de Cliente frecuente de Starbucks. Probablemente fue lo mejor. Ese nivel de cafeína no es bueno para nadie.

10. Cambiar de contador: Ya casi me resigno a que mejor malo conocido que bueno por conocer.

11. Estrenar lentes

12. Comprar un seguro de gastos médicos: En abril volví a enfermarme a consecuencia de un paseo bajo la lluvia. ¿El seguro de gastos médicos? Ni sus luces.

D.

Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...