Así fue la Revolución Peatonal

Últimamente me siento un poco perdida.

Creo que el objetivo principal, escribir, sigue estando allí, pero no como un destino, sino como un camino.

Y creo que lo recorro diariamente, pero a veces mis pasos son desganados o sin intención.

Otras veces, como con #LaRevoluciónPeatonal, son pasos con intención, determinados.

Aquí va la historia completa.

"Escuché de la convocatoria de ensayos y cuentos para crear "La revolución peatonal" en el programa de radio Bicitlán. Como estaba en el trabajo, hice un espacio para consultar las bases y lo anoté entre las cosas que a veces hago y a veces no.

Pero entonces, una tarde, comencé a platicar con R. V. sobre la lluvia. Sobre los peatones que usamos lentes y la manera en que esto complica nuestro caminar.

Bueno, muchas cosas complican el camino. Pero ser miope es una de las cosas que más me molestan. Oh, destino. Oh, fortuna.

Luego envié el ensayo. Un poco demasiado personal. Pero bueno, me quejo de esto en el blog, que también es demasiado personal.

Y se lo dediqué a R. V.

Pero el ensayo si fue elegido. Así que fui a la presentación con E.

Y le compré un libro a R. V, para agradecerle por el momento de inspiración. Entonces siguió lloviendo. Porque aquí nada sucede, sino la lluvia."

Me dio mucho gusto que publicaran mi ensayo.

D.


Recuento de propósitos a medio año

Estoy por terminar el sexto mes del año, así que parece buen momento para ver como vamos con esto de los propósitos.
1. Retomar el yoga: he tenido como seis sesiones de yoga en todo el año. Un par de días intenté correr, aunque es infinitamente más aburrido. Sigo en mi peso.
2. Practicar con la cámara Reflex: si he ido a tomar fotos, aunque no tantas como debiera/quisiera. Por alguna razón este año se ve un poco aburrido.
3. Volver a escribir cuentos, cuentitos y cuentotes. Regresé a tallerear y aunque no he escrito muchas cosas originales, he estado repasando lo ya escrito y reescribiendo.
4. Participar en talleres, para que más gente lea y critique los materiales. Palomita. Al menos el primer semestre del año si lo hice. El futuro se ve incierto.
5. Enviar los cuentos a concursos. Con el envío y publicación del ensayo de la revolución peatonal me doy por bien servida este año. También envié algo más a otro concurso y quizá envíe a un concurso de Crónica.
6. Regresar a colaborar en otros medios. Esta semana envié algo a StartUp Weeekend, aunque lo hago de manera irregular.
7. Terminar la maestría: me faltan 3 materias. Allí va.
8. Mejorar mi inglés. Ya casi no pido audífonos. Hago entrevistas en inglés para entretenerme, digo, prácticar.
9. Retomar el francés: este... sí, Duolingo debería contar.
10. Terminar de leer los libros que tengo pendientes: Voy leeeenta.

Tres de diez. Rayos. Bueno, la de la maestría ya casi es cosa hecha.

Debo mejorar.

El color de la tarde.

Quiere que afile los sentidos y desarrolle el poder de abrir el alma como un cuchillo caliente sobre la mantequilla. Que deje de danzar entre los reflejos circulares que sugieren que y todo está dicho.

Que vea más alá de lo evidente.

Blando los dedos en la niebla.

Trato de decifrar el nombre de los rostros ajenos, de entender la motivación de quien brinca en los charcos a un lado mío.

Como si de repente todo dejara de ser smog y se convirtiera en claridad.

Como si pudiera entrever la historia en este mar de hilos negros, de voces que gritan y murmuran.

Que mi mente siga los ojos abiertos de quien es un faro en la tormenta: que en cada pupila vea una caverna por explorar: que me sumerja en esa profundidad de lago y saque el tesoro que esconde en lo profundo del alma, para explicar a la gente más allá de lo dulce, lo salado, lo bueno, lo malo.

Tengo que explicar que consistencia tiene este soplo de luna. Tengo que descifrar el color de la tarde.

D.

Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...