Él tenía un olor parecido al de las crayolas.
Cuando lo besaba, lo sentía derretir, como una vela al fuego.
No supe amarlo...
Quizá porque no sé amar.
A él le gustaban los retos.
Y salvar damiselas en peligro...
Yo sólo quería salvarme de la soledad.
Por eso en sus brazos no necesitaba nada más.
No supe provocar su afán de conquistarme cada día.
Partió una noche en busca de dragones.
Sólo me dejó, como recuerdo,
un charquito de cera entre las manos.
D.
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3 comentarios:
Cuando sea la persona indicada, no tendrás que aprender nada. Ya verás!
Lo bueno de la cera es que con el tiempo se seca y endurece. Y ya dura, es muy fácil de quitar n_n
Alejandra:
Todas mis amigas me dicen que la persona adecuada llegará...
Lo que me preocupa es que quizá yo no soy la persona adecuada para nadie.
Pequeña Saltamontes:
Gracias por el consejo... quizá algo de tiempo sirva.
D.
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