Manuel en su laberinto

Manuel se levantaba temprano todos los días... incluso los sábados. Iba religiosamente al trabajo, ataviado con trajes grises que trataban de ocultar su barriga de oficinista. A veces desnudaba a su secretaria con la mirada, a veces a su jefa.

A veces recordaba a una ex novia mientras se duchaba y le era imposible no subirle al agua fría para refrenar sus ansias.

Era dificil vivir esa vida, en donde la pasión parecía negarse a tocar a su puerta... Y no es que no hubiera tenido amantes, las había habido, no a montones, pero si suficientes como para llenar una pequeña libreta negra...

Alguna vez se llegó a platicar con Darina, una de sus amigas, sobre lo laberintica que era su vida, sobre como corría en una cinta de Moëbius.

Darina le tiró un cordel, como si pensara que su amigo era un moderno Teseo, agobiado por el Minotauro de la Burocracia...

El pasó del largo y se miró en las paredes del laberinto, pensando en que la luz no se difractaba en las paredes de piedra.

Afuera del laberinto llovía y él pensaba en la tarde de primavera en que había conocido a aquella mujer morena que desde entonces le quitaba el aliento.

D.

4 comentarios:

white dijo...

Y YA SALIO DEL LABERINTO O SE PERDIO EN EL

Darina Silver dijo...

White:

No lo sé, white... Estoy aún esperando, con un hilo en la mano.

D.

Anónimo dijo...

nunca habías dicho tanto con tan pocas palabras,bah! o al menos tengo hueva de ahcer memoria,jajaja

Anónimo dijo...

me encantó!!!!!!!!

Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...