La vida es un circo de tres pistas

- ¿Qué estás leyendo ahora? - me preguntó, sabiendo que siempre llevo algún libro en el morral aquel de cuero...
- Un libro sobre un circo pobre. Al último circo al que fui, era así... en vez de caballos tenía burros. Ni siquiera tenían un elefante...
Cuando era niña, armé un circo con los animalitos que tenía en mis repisas de juguetes. Tenía una muñeca con cabello rosa que era jinete, otra rubia que se lanzaba en el trapecio improvisado, e incluso una equilibrista sobre mi riata roja.
Mi circo era bonito y tenía un tigre y un domador. Incluso un elefante azul y un canguro rosa.
En mi circo el presentador era un cerdito con librea.
Invité a esa única función del circo a mis dos padres, que vieron con simpatía la forma en que organicé el espacio para presentar todo el acto.
También llegué a invitarlos a cenas de thé y galletas con platitos rosas... pero no sé si recuerden alguna de estas puestas en escena. Sólo recuerdo que la tarde de circo que amenicé fue maravillosa en muchos aspectos.
Todos los actos del circo me gustaban, menos el de los payasos, el cual veía con algo de lejanía, porque prefiero los actos llenos de peligro, como los motociclistas que giran en una rueda de la muerte... "y cualquier descuido podría ser fatal".
A veces me pregunto ¿Por qué habrán inventado los circos de tres pistas? Sólo distraen la atención... me gustaría más concentrarme...
Sin embargo a veces creo que en efecto, la atención en la vida está dispersa... mientras en un lado hay payasos y puedes reírte a carcajadas, como con los amigos, en otra área te sientes en la cuerda floja... como en una relación... y finalmente... en el trabajo, a veces la haces de contorsionista, asombrando a todos con tu magnifica habilidad para contestar teléfonos, tomar recados y atender al jefe en una sóla operación: oído, mano, mente.
Soy el propio fenómeno de mi circo, mi propio enano y la asistente de mago en la caja, a punto de dividirse en dos, en tres o en las que sean necesarias de mí... todo para estar en el circo de tres pistas.

"Yo que no sé lo que digo, yo que no sé lo que hago, yo que sería hasta el malo... con tal de hacer un papel..."

D.

7 comentarios:

Anónimo dijo...
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Mar dijo...

Ay, yo amo tus analogías.

Vaya que sí. La vida es un verdadero circo multipístico (ja, ja, ya sé que eso no existe).

Al menos, basándonos en esa comparación, podemos estar seguros de que siempre habrá un payaso feliz en nuestra vida.

Anónimo dijo...

Los circos son tristes.

Ayax dijo...

Yo leí un libro sobre un circo que se llama La eternidad por fin comienza un lunes.

¿Por cierto y tu espo?

Darina Silver dijo...

Mar:

No me gustan los payasos. No los odio, pero mi numero favorito son las bonitas niñas - mujeres en trajes de lentejuelas.

Ladahir:

Si, un poco...

Son melancólicos.

Ayax:

Justo el libro que leo. No me cuentes el final!

D.

mynn r. dijo...

yo una vez trabajé en un circo y me di cuenta que viven en una mentira medio rara. es como para gente inestable que no le gusta hacer lazos, y cuando quieren llegar a hacerlos, se roban a la gente y la ponen a trabajar en los circos.

las condiciones de vida son deplorables. muchos duermen en incandescentes cajas de trailer, no tienen regaderas y la cabina del trailer es la "guardería".

todo esto, sin contar con la explotación de animales no-homosapiens

mynn r. dijo...

QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
ESTÁN LEYENDO EL DE LA ETERNIDAD COMIENZA EN LUNES???

LO COMPRÉ Y NO LO HE EMPEZADO
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