9790

Ayer, en un desplante de lucidez de mi hermana, nos comentó una experiencia que tuvo en su servicio social (rodeada de psicólogos) donde la hicieron reflexionar en los días que ha vivido, así como en lo que ha hecho. ¿Y que más?

Pues claro, lo que hará con los días por venir.

Curiosa, en mi ocio sabatino, se me ocurrió sacar la cuenta. Resulta que hasta la fecha he vivido 9790 días.

De los cuales, muchos los he dedicado a aprender cosas muy básicas como el idioma español, a comer con cubiertos (cosa que aún no hago con tanta destreza como quisiera) a caminar (actividad en la que a veces también demuestro gran torpeza), a escribir (labor que aún sigo desarrollando, diariamente).

Y muchos de esos días han sido sábados de estar viendo la tele, otras tantas horas muertas en el transporte público...

Pero por fortuna, de esos 9790 días muchos han sido momentos increíbles, maravillosos, terribles y extraordinarios, justo como los que deseaba vivir Inés, la protagonista de "Tengo un monstruo en el bolsillo".

Para no ir más lejos el día de hoy caminé descalza por la banqueta, mientras un tibio vientecillo soplaba en mi cabello.

Y es que por momentos como ese, o visitas al parque, o helados de nuez, por momentos así, esos días valen.

Mi vida está llena de música, de imagenes, de atardeceres, de flores de jacaranda, de besos que robé y me robaron (pues son los únicos atracos que quiero mantener en mi memoria).

Este sábado es momento de agradecer a los que han compartido sus besos, sus helados y sus atardeceres conmigo.

Hay quien me ha abierto las puertas de su casa y hay quien me ha dado las llaves de su alma; gracias a mis amigos, gracias a mi familia... Gracias a la vida, por estos 9790 días.

No sé como vendrán los siguientes 9790, pero estos primeros han sido grandiosos.

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