El secreto de la familia

Todas las familias tienen secretos, algunos pequeños y otros grandes. Algunos inofensivos (que se guardan por obsesiva tradición) y otros terribles y francamente dolorosos.

Mi familia no es la excepción.

Por años, no supe que tenía un tío. Un tío al que nunca veíamos. Un tío que no aparecía en las fotos. Un tío cuyo nombre estuvo vedado, cuya elección de vida lo alejó por años de la familia. Un  tío que marcó uno de los capitulos más tristes de la historia de mi madre, mis tíos y mis abuelos.

Y es que mi tío, en una época en que los Beatles cantaban Jai guru deva om, decidó adoptar el culto a Krishna.

Mi abuela se lo atribuye todo "a las malas compañías", que en realidad era un grupo de chicos con inquietudes espirituales que, tras estudiar religiones, volvieron a la fe católica.

Debido a lo diferente del pensamiento de mi tío y a la incompatibilidad con las costumbres en las que había pasado su infancia (se volvió vegetariano, estudioso de los textos sagrados y dejó por completo la escuela), construyó su vida lejos de mi familia.

No fue sino hasta cerca de los 14 años que entendí que tenía un tío "perdido y reencontrado"; que se fue incorporando a mi familia en visitas esporádicas, donde dejaba olor a incienso, con su familia vestida en ropas coloridas, de andares sigilosos, que no comían carne y musitaban mantras por lo bajo cuando estaban en reposo.

Quizá por lo incómodo del secreto de la familia, cuando llegué a la preparatoria y en mis clases de literatura me dejaban leer algún texto como el Baghadav Gita o fragmentos de los Vedas, la suspicacia de mi madre aumentaba, temerosa de que algún gen mutante que me cambiara a una religión que le pareciera inintelegible.

Lo cierto es que el temor de mi madre no era hacia la religión, sino hacia la intolerancia. Hacia la incapacidad de hablar o aceptar al otro. A la exclusión y al exilio.

Me acordé del secreto de la familia porque hace un par de días, donde trabajo, me encontré a un joven practicante de esta doctrina. Comenzó a contarme algunos preceptos y me ofreció un libro llamado "La conciencia científica de Krisha", donde básicamente se explica que toda la ciencia cabe en la mirada abarcadora de Krishna...

Más allá de los argumentos, el libro me hizo pensar en mi tío. En que su visión del mundo se contraponía con la visión científica de mi abuelo, o la religiosa de mi abuela. No fue la religión la que me apartó de mi tío, sino la intolerancia. Y eso es una dura lección, que no debería estar en secreto.


D.
 

2 comentarios:

Lumediana dijo...

Que hermoso Texto Darina, mientras lo leia tuve la sensacion que se escribio solo, que te uso para ser plasmado, tiene una magia indescriptible al menos desde mi optica. La religion es una de las causas mas comunes de separacion familiar y de intolerancia en lineas generales, nos da miedo que el otro tenga la razon y olvidamos que Dios no esta en ninguna razon, que ese ser superior es tan superior que como el agua adopta la forma que le queramos dar.

Alejandra Mondaca / Séptimo Sentido dijo...

Que díficil es opinar sobre estos temas. Sobre quien esa bien y quien esta mal. Al final, como tu dices, lo importante es la tolerancia y créeme aquí en el DF he aprendido tantas cosas...

Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...