Evoco tu imagen. Dormido. Tu beso a medio dormir, tu rostro serio. Tus labios mordisqueables y mi falta de sueño. La invitación a besarte que se mezcla con recato.
Voces, entre sueños, que me dicen que está mal turbarte, que no debería atarte, ni a mi vida, ni a mi cama, ni a ningún lugar, pues las personas no quieren ser atadas, ni están para ello.
Pero frágil, dormido, tu cuerpo es suave, tibio. Tu voz está silenciada en el reino del sueño y quiero que en la tibieza de tu sueño me arropes y me digas que tú si quieres que me quede.
No despiertes, sigue dormido, mientras yo te miro desde otra parte del cuarto, desde una silla, de una cama contigua, desde la ventana, desde la puerta, alejandome de tu vida mientras duermes, pues sé que no soy yo, que no eres tú, que no somos nosotros.
Que es un sueño.
Que estás dormido.
D.
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1 comentario:
Qué ricosidad!!!
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