El extraño caso del ladrón de bragas

Nota inicial: En esta entrada utilizo la palabra muy española, "bragas", porque siempre me ha gustado más que la más mexicana "Calzones", que puede prestarse a diversas interpretaciones...

Además se me hace que las bragas son unas prendas bonitas, ligeras, llenas de encajes y detalles, mientras que los calzones van desde el "calzón de manta", propio del indio Tizoc, hasta el también respetable (en sus dimensiones) calzón de puta, como del que habla en su última entrada mi espo Mynn (Espooo, ya vuelve, te extraño, no trabajes, yo te mantengo...!)

Cuando mi hermana decidió que se volvería parcialmente independiente, decidió empezar a comprarse sus propias bragas. Esto incluyó una colección de tangas, hilos dentales y transparencias con cadenitas que revolucionó el tendero familiar. Para evitar las suspicacias que levantaba el hecho de que esa diminuta ropa se encontrara cubriendo sus partes más bochornosas, ella lavaba sus bragas aparte.

Un día cualquiera de la semana podías encontrar una media docena de bragas de colores bonitos y pintorescos en el tendedero, escurriendo solitariamente, dejando un par de gotitas pringosas sobre el cemento...

Pero un día, mi hermana salió al tendedero y no encontró ni una sola de sus bragas...

Ya había ocurrido en alguna ocasión que se llevaran una camisa de mi papá del tendedero, porque luego algún ser ocioso usaba un gancho para jalar las camisas menos peores... Pero en esta vez, al parecer, nos encontramos frente a uno de esos profesionales y fetichistas ladrones de bragas, que gozan despojando a las jovenes nubiles de sus bonitas ropas...

Existe el riesgo latente de que no se haya tratado de un fetichista, como el maestro Japosaii de Ranma y medio, sino, de un auténtico ladrón, de esos vulgares y sin chiste que venden bragas a 10 varitos en el tianguis...

Yo, que he perdido mis bragas en sitios dispares y que algunas las considero aún con domicilio conocido, sé que eso no es el peor destino que pueden tener...

Recuerdo haber leído por allí el nombre de una compañía japonesa que se dedicaba a enviar bragas usadas al domicilio de los fetichistas que así lo solicitaban, sin embargo, esta posibilidad se alejaba del encanto poder sustraer algo de la persona que deseas...

Así que chiste.

D.