Buscando la convicción

Supongo que el ser humano está destinado a buscar. No necesariamente a encontrar, pero sí a seguir buscando.

A veces me desespera eso del ámbito académico. La labor consiste en hacer preguntas. Todos nos hacemos preguntas a diario, pero el chiste es hacerlo siguiendo el método... Así se acumulan hojas de papel, van becas, se gastan presupuestos, se dedican años enteros a entender por qué en una sociedad un guiño no es sólo un guiño y un pedazo de piedra es en realidad un resto fósil de 40, 000 años de antigüedad.

Así se establecen teorías, así se citan a los grandes maestros, así se paran los enanos en los hombros de gigantes...

A veces quisiera encontrar si mi convicción es la de ser una gota más en la formación de las cuevas humanas, donde hay estalagtitas y estalagmitas, pero cada mente que vive y circula es sólo una gota más, cayendo sobre el constructo de pensamiento que está debajo. Un grano de sal, una pizca de mineral de toda la estructura.

En algunas ocasiones pienso que tal vez mi destino no sea construir, sino sólo transitar, fluir, como el resto del agua del torrente, que se encarrila en trabajos y se desliza hacia el mar de la muerte. ¿Qué tendría de malo eso?

En realidad no le encuentro nada de malo, aunque vengo de una familia donde la trascendencia se escribe: en periódicos, con tinta, en partituras, en fórmulas matemáticas, en artículos, se googlea el apellido familiar y se encuentra uno con esto y lo otro...

Me siento atrapada por estos pensamientos. Inmovilizada por momentos e insegura de cual es mi convicción verdadera, mi llamado, mi objetivo.

Luego pienso que me echaré a leer un rato más. Que escucharé otro rato The Nothing Song. Que pensaré en cielos color turquesa y malva. Que todo estará bien.

D.

1 comentario:

Mar dijo...

Buscar la convicción es una pérdida de tiempo.
Ésta se tiene o llega, pero no se busca.

Mejor dediquémosnos a googlear inutilidades. Tenemos mayor probabilidad de resultar triunfadoras.

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