Siempre he vivido a menos de un kilometro de un balneario.
Actualmente vivo a unos metros de uno de los más conocidos de la ciuda de México, donde con regularidad hacen reportajes de los bañistas que aprovechan las vacaciones de Semana Santa para acudir...
Así que por mi casa suele haber un desfile de gente que toma por asalto la ciudad, con sandalias y pantaloncillos cortos...
Pero yo no voy a balnearios. Las veces que he ido ha sido por causas de fuerza mayor...
Me encanta el mar, para mirarlo desde la orillita.
Porque yo no sé nadar.
Y no sólo eso, tengo bastante miedo de aprender, pues una de mis primas murió ahogada, en el mar.
Y cuando era pequeña estuve a punto de ahogarme, también.
Por eso cuando uno de mis clientes me ofreció clases de natación a cambio de mis servicios profesionales, dije que sí.
Y hoy fui por primera vez a la alberca donde aprenderé a nadar. Se ve como un sitio muy seguro.
La verdad lo estuve postergando por más de dos semanas... pero ya van varias veces en que sueño que aprendo...
Así que quien sabe, a lo mejor el próximo año yo también salgo con mis sandalias y pantaloncillos cortos...
Hay fobias que deben ser vencidas.
D.
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4 comentarios:
Veo q ya estás aprendiendo a nadar ;) Felicidades. Yo también le tengo miedo a ello y la psicología aún no ha ayudado =)
Éxito aprendiz d sirena...
Saludos Mrs. D.
Muchas gracias por los buenos deseos, médico...
A esto de que soy aprendiz de sirena, no puedo sino sonrojarme.
Un abrazo.
D.
supongo que ya te he dicho que la playa, como el amor, están sobrevalorados al extremo.
Agua salada asquerosa, arena quemapies pegajosa, sol ridículamente quemante y cientos de personas cual ballenas varadas.
Por lo que nadar en alberquita es de lo mejor =D
Buena suerte y no olvides los simpáticos flotadores en los bíceps, jejee.
Es lindo nadar =D
Juan:
Gracias por la apología a la alberca. Me anima.
D.
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