Pasan días y días
y mi corazón golpea polvoriento
el recuerdo de tus besos tiembla
con cada sístole y diástole...
Soy una noria en el desierto:
una vuelta, otra vuelta, otra vuelta
del corazón exahusto
que martillea tu nombre: humo.
Mi mente se rebela:
quiere ser camello errante
salir de este oasis, en tu búsqueda,
hombre perdido en medio del desierto.
Quisiera saber a donde llevas tus labios
en que manantial sacia su sed tu boca...
como si no hubieran pasado minutos, horas, días, semanas...
como si verte me estuviera permitido.
Mis brazos retan a la ausencia del aire
se vuelven espasmo, silencio, ira
este esfuerzo despedaza todo a su paso
incluso la voluntad de esperarte.
Ya no quiero adivinar
si tus palabras son promesas, o buenos deseos:
"pronto","luego","mañana", "siempre".
Terminaré por odiar los adverbios temporales:
Ven. Te quiero. Cerca o lejos, mi oasis te aguarda
Tengo fe de que alguna vez habré de tenerte:
pronto, luego, mañana, siempre.
En algún rincón fresco, que tengo para ti,
guardado como un dátil bajo mi lengua,
cuando vuelvas del desierto y viertas en mi boca tus palabras:
- Pronto, luego, mañana, siempre.
D.
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2 comentarios:
may, no sé qué decirte, sólo que... me pongo de pie
Juan:
Ya tiene usted mi permiso de sentarse.
D.
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