Frente a los estantes abarrotados del Centro Comercial, pensaba en el cliché que resultaba dejarle la responsabilidad de la seducción al vino...
Mis padres compraban vino afrutado, ponían música y cortaban trozos de jamón para platicar de la revolución por venir...
Y mientras miraba las etiquetas ("¿Cabernet Sauvignon o Merlot?") pensaba en esas cajitas de tetra pack de vino barato; recordé mi excursión a las cavas Queretanas y la invitación del periódico "El País" para unirme a una suscripción de una revista especializada.
Recordé el cuento inconcluso de someliers vampiros...
Y pensé en las implicaciones sexuales de la copa de vino, en la forma evocadora de las copas, en una gota de tinto balanceándose en la comisura de la boca de tu amado o amada, como una promesa de sensual dulce-amargo-ácido que tiene en si cada persona.
D.
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2 comentarios:
¡Excelente articulo! me gustó visitarte en tu blog, ¡felicidades paisana!
Saludos sinaloenses,
Doral.
Saludos Doral:
Gracias por tu elogioso comentario; eres bienvenida siempre que gustes.
Un abrazo.
D.
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