En estos tiempos en que los buenos modales y las costumbres que distinguen al homo sapiens del mono se están perdiendo, me refugio en los elevadores.
Y es que, pese a que en muchos lugares ya no puedes sacarle a nadie un "Buenos días", algo parece haber en la dinámica del elevador que llama a la cordialidad.
Así que yo, que tomo 8 elevadores diariamente (a veces tomo 14, pero eso es ya una exageración) tengo la ocasión de ser cordial.
Profusión de buenos deseos, de cordialidad, de "Buenos días", "Salud", "Con permiso" y otras palabras amables por el estilo se desprenden con naturalidad al entrar o bajar...
Pequeños reductos para el alma de los espíritus bien educados.
D.
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