Buscando nuevas formas de amar

Es un hecho: en esta cultura gran parte del amor, la estima y el aprecio, se manifiesta en la comida.

Una comida abundante, generosa, cordial, compartida con la familia, con los amigos, con el ser amado, resulta una forma inequívoca de amor.

Cocinamos con amorosas formas, regresamos a la cocina para moler, batir, cortar, sazonar... Pero siempre amorosos, servimos, vemos, observamos, compartimos.

Y también tomamos los alimentos que llegan de lejos con aprecio, con delicadeza, con emoción.

En mi familia solemos traer comida de los viajes: dulces, quesos, salsas, moles, frutas, verduras. Cajitas primorosas llenas de dulce de leche. Carne seca del norte. Madejas blancas de queso de hebra. Chorizo verde...

Y en las noches, regresar de casa con unos tacos de la esquina, con tamalitos del metro, con el detalle de acordarte de tu familia con pan recién horneado y con chocolates de forma de patito...

Pero las cuestiones de salud que han limitado la dieta nos están llevando a buscar nuevas formas de amar. A dejar malos hábitos y demostrar nuestro aprecio por formas distintas.

¿Y si no estamos acostumbrados a los abrazos fuera del día de navidad? ¿Ahora con que diremos los te quiero, si se nos atragantan en la boca?

Tengo que encontrar nuevas formas de amarles.

D.

4 comentarios:

mulder x... dijo...

pienso lo mismo...en mi familia es igual...

Nezumi Ronin dijo...

Dar de comer al secuestrado es parte importante del Sindrome de Estocolmo...

Juan dijo...

pues cuando quieras invitame un banquete!!

Darina Silver dijo...

Mulder:

Si, creo que en Mèxico es muy común agasajar a quienes querémos.

Fotógrafo:

Si, el secuestrado demuestra gratitud por lo poco que recibe.

Juan:

Pues dejate ver màs seguido, con gusto.

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