"Wasabi" de Alan Pauls

Tengo una teoría personal sobre la génesis de Wasabi, de Alan Pauls (este de aquí al lado es Alan Pauls, se los traje a las féminas para que baben a gusto sobre su teclado y a los hombres para que sepan que mirada poner para ser absolutamente cautivadores).                                                                                           Yo creo que el muy inteligente de Alan Pauls se enamoró de las palabras "Kandinsky" y "Wasabi" y se puso de manera aleatoria la meta de lograr una novela con estos dos conceptos, girando sobre el hilo conductor de un escritor argentino con un desorden de sueño (narcolepsia, que le llaman, esa peculiaridad que consiste en quedarse dormido durante la vigilia sin tener control de ello) 
De  allí nació Wasabi.

Claro, yo que voy a saber, si no conozco a Alan Pauls, probablemente nunca lo conoceré y si lo conozco me lleva demasiados años como para proponerle un romance fugaz... pero Wasabi es una novela extremadamente rara, lo suficiente como para que haya pensado dos veces antes de escribir esta reseña.

Dicen los críticos literarios que narra el proceso de crecimiento de un hombre. Yo digo que es una travesía, en efecto, pero no sé si al terminarla de leer el personaje era más grande o más sabio.

Del mismo modo que un cuadro de Kandinsky, tras verlo atentamente no necesariamente tiene pies o cabeza: te ha causado una sensación que puede ser de agrado, horror, espanto, asombro.

No es posible quedarse impávido ante ese despliegue técnico de recursos, pero tampoco se está seguro de que se entienda muy bien todo.

Te atrapa el rojo, una metáfora, una escena, un veloz montaje de persecuciones, un trazo a media noche que es equivalente a la cola de un gato o un vestido a cuadros que no sobrevivirá a los caprichos de la moda. Te atrapa la efímera descripción de lo que es el amor, pero aún así es algo imposible de alcanzar, difícil de describir.

Wasabi gira alrededor de un espolón que va creciendo en el protagonista, de su experimentación con la pomada que le envían que le causa alucinaciones, de su proyecto de viajar para cometer un asesinato, de su relación con su novia Tella y sobre todo, de su visión del mundo, siempre sobrepuesta a las cosas que lo rodean, como un manto de colores brillantes, que transforman todo a su paso.

Y es que nuestra mirada adereza cada bocado que le damos a la vida, le da un picor único y excitante. Así como estampas que vamos hilando en una colcha de retazos, Alan Pauls experimenta, como un niño que juega con retazos de historias y va uniéndolas hasta un final que puede quedar como el desgarrón en el alma, escociendo en la lengua. 

La recomiendo sólo si no están bajo supervisión médica, pueden llegar a creer que alucinan... Tres estrellitas. 

D.

3 comentarios:

Yareli dijo...

Esa pintura es como las de Xul Solar.



Babeando...post efecto Alan Pauls.

santiago dijo...

Para los seguidores de Alan Pauls, este próximo Martes 28 de Junio lo podeis seguir en directo por streaming en los Martes Literarios de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. ¿Quieres preguntarle algo? Conectate a http://redsocial.uimp20.es/group/martesliterarios y no te pierdas esta oportunidad. Ademsa podras visualizar los videos de otros deliciosos Martes Literarios.

Darina Silver dijo...

Yareli:

Ñam. Ñam

Santiago:

Gracias por la invitación... lamento que me quede lejos.

D.

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