La música de las esferas

Terminé finalmente la tetralogía de Hyperion y me quedó un regusto amargo en la boca.

Fue un final inesperado.

Me quedé pensando en lo que decía la protagonista, Aenea, sobre las eternidades. Un minuto puede durar una eternidad.

Pensaba en eso porque hoy terminé otro de esos capítulos de mi vida. Uno corto, donde estudié dos programas de diseño gráfico.

Me encontré una ala de mariposa de camino a mi curso. Era una ala muy bonita, negra, con puntos rojos.

Tuve muchos hallazgos durante mis travesías al Centro de Computo. Creo que escribí algo a respecto cuando me encontré una libélula...

También me encontré un platón de galletas, con todo y galletas.

Cosas dulces, cosas voladoras, cosas que no se encuentra uno todos los días, cosas reconfortantes y cosas que se terminan.

Aenea enseñaba que todas las pequeñas cosas del mundo tienen su propia música, su vibración única e imposible de replicar; al escuchar atentamente, no sólo estamos en consonancia con lo que sucede a nuestro alrededor, sino con los ciclos que terminan para otras personas.

Yo ahora escucho el silencio en este cuadrante del universo. Me doy cuenta de que el vals del minuto ha terminado y su ausencia rebota en mi, como una tristeza de algo que termina, como quien despierta de un sueño muy hermoso.

El ala de mariposa está en mi cuaderno, pero nunca conocí a la mariposa negra con puntos rojos.

D.

3 comentarios:

Onminayas dijo...

Ciertamente pienso que en realidad todo lo que parece concluir no termina realmente: en cierto modo permanece. En una fragancia, en la armonía de un silencio, en la impresión retenida de un beso que ni siquiera se dió, en una mano que rozó un día nuestra piel... Incluso en aquella ala punteada de carmín... Posiblemente la mariposa desnudó su pasado para iniciar un nuevo ciclo vital.

fher dijo...

Con el permiso de todos voy a citar a Onminayas: "Posiblemente la mariposa desnudó su pasado para iniciar un nuevo ciclo vital".

Espero que vos hayas podido hacer lo mismo... besos

Darina Silver dijo...

Onminayas:

Me gusta tu forma de pensar, Onminayas.

Fher:

Es un buen deseo. En eso estaba cuando tocaron la puerta y tuve que salir al balcón.

D.

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