De esos días...

Hoy fue uno de esos días en donde descubres, al final, que debiste quedarte en la cama, viendo las arañas del techo, comiendo palomitas o esperando que no se derrumbara la casa del vecino encima tuyo.

En primer lugar me fui a trabajar, no demasiado convencida, porque el proyecto en el que estamos se retrasó ayer por "problemas técnicos".

Pero al llegar al lugar donde abordo el metrobus, me percaté de que no llevaba conmigo las llaves de la oficina y como nadie trabaja en sábado, no podría ni entrar...

Regresé a casa, pero el pesero que me llevó se desvió y tuve que caminar 3 cuadras.

Como tampoco llevaba las llaves de casa, casi derrumbo la puerta para que me abrieran: los demás dormían el sueño de los justos.

De regreso a la estación del metrobus, el pesero iba lento... tanto que hice el doble del tiempo que acostumbro.

Una vez en el metrobus me tocó uno llenisimo, frente a una niña que parecía haber desayunado un delicioso plato italiano, porque toda ella olía a ajos y cebollas.

Además, en uno de esos momentos raros en que mi atención se centra en algo de manera obsesiva, en el piso del metrobus había lo que parecía la envoltura de un chorizo... un pedazo de piel nauseabunda y rojiza enrollada que me provocaba un asco terrible: de no haber sido porque ya era tardisimo, me hubiera bajado.

Al conseguir asiento, mi suéter se pegó con un chicle naranja, que sospecho fue de mandarina en algún momento.

Al hacer el transbordo de una línea de metrobus a otra, un viejo libidinoso me recorrió entera, en un acto de grotesco morbo que no quiero ya ni rememorar.

Afortunadamente ya no pasó nada en la oficina... hice mis pendientes y a las 3, cuando me dio hambre, le avisé por messenger al dueño de la empresa que me llevaría el equipo a casa. Él propuso que tomara un taxi y hasta me dijo "el lunes te lo reembolso", pero yo insistí en irme en transporte publico...

Y allí tienen que, antes de llegar a la estación donde bajo (tres estaciones antes, para ser más precisa) el servicio del metrobus fue interrumpido por... ¡una manifestación en sábado!

Y como además iba toda paranoica con mi laptop bajo el brazo, no quise tomar un taxi... así que caminé, caminé y caminé, con el hombro levemente entumido, porque esta lap no es precisamente la más ligera del mundo.

Llamé a casa, para que supieran el motivo de mi retraso y me notificaron que mi tia había sufrido una parálisis facial y mi abuelo estaba enfermo, así que cancelaron cualquier visita o salida familiar.

Al llegar a casa y desempacar descubrí que había perdido uno de los aretes nuevos que apenas ayer me regaló mi abuela.

Y cuando terminé de comer y quise seguir adelantando el trabajo en la lap de la oficina, conecté el cable de la maquina y soltó una chispa: se quemó por completo.

Ahora estoy pensando en la posibilidad de meterme en algún tipo de refugio anti bombas, para terminar el día.

D.

3 comentarios:

Espaciolandesa dijo...

Qué mal, definitivamente fue un día terrible.

En estos casos, creo que lo mejor es un fuerte abrazo.

Te mando muchos :)

Y espero que se pueda salvar el disco duro de la lap y la información que contenía.

Trovator dijo...

Hoy no es día inteligente y no sé ir más allá. Hay momentos así, pero el sentimiento global lo cambia todo y la tristeza se desdibuja.

Lindo espacio, un abrazo!

Darina Silver dijo...

Pequeña:

Gracias por el abrazo. Como te conté, después descubrí que me tiro demasiado al drama...

Pero tu apoyo fue muy lindo.

Trovator:

Que afortunada tu visita, hombre, tanto que me agradan los Trovadores.

Sé bienvenido siempre a esta calle.

D.

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Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...