Mi mejor amiga me citó para contarme sus experiencias en El Salvador.
Le sorprendió la lluvia tropical que se evapora al caer a la banqueta calurosa y se convierte en vapor casi enseguida.
Llegó a una casa en donde todas las habitaciones tenían aire acondicionado.
Yo recordé mi última visita a Villahermosa, la exhuberancia que brotaba hasta de las banquetas, el sabor a humedad y sudor en el aire.
Ella se quedó con las ganas de disfrutar la alberca, pues iba en un viaje de trabajo y si itinerario fue "Aeropuerto-hotel-oficina-hotel-oficina-hotel-oficina-hotel-aeropuerto"
Y aún así, algo del sabor local se quedó en su boca... y vino a verter sus ansias de visitar nuevos lugares al café; me salpicó el impulso de viajar, de moverme, de maravillarme, de horrorizarme, de aprender, de temer, de extrañar, de comparar.
Y es que viajar es añorar.
D.
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1 comentario:
Añorar, aprender, reconocer, diferenciar, amar otros sitios, otras culturas y otra gente…
Viajar lo es todo.
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