Recuerdos de El Salvador

Mi mejor amiga me citó para contarme sus experiencias en El Salvador.

Le sorprendió la lluvia tropical que se evapora al caer a la banqueta calurosa y se convierte en vapor casi enseguida.

Llegó a una casa en donde todas las habitaciones tenían aire acondicionado.

Yo recordé mi última visita a Villahermosa, la exhuberancia que brotaba hasta de las banquetas, el sabor a humedad y sudor en el aire.

Ella se quedó con las ganas de disfrutar la alberca, pues iba en un viaje de trabajo y si itinerario fue "Aeropuerto-hotel-oficina-hotel-oficina-hotel-oficina-hotel-aeropuerto"

Y aún así, algo del sabor local se quedó en su boca... y vino a verter sus ansias de visitar nuevos lugares al café; me salpicó el impulso de viajar, de moverme, de maravillarme, de horrorizarme, de aprender, de temer, de extrañar, de comparar.

Y es que viajar es añorar.

D.

1 comentario:

Alejandra Mondaca / Séptimo Sentido dijo...

Añorar, aprender, reconocer, diferenciar, amar otros sitios, otras culturas y otra gente…

Viajar lo es todo.

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