No sé si por la fiebre Olímpica que cunde por mi Time Line de Twitter o simplemente porque estoy en un momento reflexivo de la vida, he estado pensando en el fracaso.
Y es que el fracaso significa cosas distintas para las personas, según se enfoque. A veces fracasa uno en algo en lo que ha puesto empeño, dedicación, amor. Esos fracasos son dolorosos, pero sin duda no quedas en el mismo lugar, aprendes y aunque hayas emprendido sin estar seguro, ya eres una mejor persona que cuando empezaste.
No es como esos fracasos de un golpe de suerte, como cuando pones todas tus fichas al 2 de corazones y pierdes.
Allí probablemente no aprendiste nada.
Pero si eres por ejemplo, un atleta Olímpico y llevas décadas entrenando para algo y fracasas (alguien fue mejor que tú se entiende) ¿debería eso llamarse un fracaso?
Muchos incluso superan sus marcas personales o tan solo ser parte de una delegación olímpica es un hito en la historia personal que no debería ser llamado fracaso.
Algo así pensaba en relación a crear una empresa. Hay quienes se vuelven "emprendedores seriales", pero muchas veces porque muchas de sus empresas fracasan. Pero, ¿qué aprenden ellos?
De las enseñanzas que nos deja el fracaso está la humildad, pues quien nunca ha fracasado debe ser un arrogante insoportable.
Los errores de nuestra vida a veces determinan más el lugar en donde estamos que nuestros aciertos. Los momentos álgidos en los que tuvimos que detenernos, en que dimos un volantazo, en los que decidimos proseguir a pie o tomar una bicicleta.
Si solo tuvieramos aciertos la vida sería una línea recta.
Yo estoy segura de que no estaría haciendo lo que hago. Pero he tenido muchos errores, he caminado por debajo de la cerca de púas y me detuve bajo un árbol donde había un avispero.
Esta es mi historia, por eso no todas las historias de este blog son canciones felices y alabanzas.
Pero estoy agradecida por cada lección y cada fracaso. Por cada línea punteada en la que caminé, cuando el plan era cortar allí...
Ahora siento que estoy caminando en el borde.
D.
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