Del vacío en la boca del estómago...

Quisiera hablarles del vacío en la boca del estómago, de las nostalgias, de las derivas, de los fracasos, de los naufragios, de las salidas, del ir y venir de los cuerpos, del sudor, la sal y la saliva...

Quisiera hablaros de la distancia, del ardor, de la tierra mojada, la lluvia, las plantas que crecen en las banquetas, pese a todo, y me conmueven.

Quisiera que supieran de mi rabia, de mi desdicha, del dolor que tengo, de la astilla, de la espina, del carbón que arde dentro de mi cuerpo, consumiendome como leña tibia, que aún no muestra llama, pero se quema.

Pero no hay forma de sacar eso a palabras... No hay forma. Ya me puse contra la pared fría y me torturé con un lazo punzante, como queriendo exprimirme entre la sangre esa pus negra que llevo dentro, ese veneno asqueroso que tiene mi cuerpo, llenandome de tristeza el alma. Yo quise, de verdad, mudarme de barrio, ser otra...

Simplemente tengo miedo, ¿saben? El miedo debería de poder olerse. A veces siento que la gente lo huele y eso es lo que les repugna y atrae. A veces siento que es eso lo que hacen que me miren con infinita compasión o lástima. A veces hace que me hagan un mimo como a un venado con la pata coja... a uno de esos caballos con la pata torcida, quizá... a los que hay que darles un tiro en lugar de mirar sus ojos acuosos.

A veces creo que alguien debería tener esa misericordia conmigo. Pero la gente se detiene a mirarme con un poco de lástima...

- Es que no te sabes comprometer...

- Es que no sabes lo que quieres...

- Es que desperdicias tu talento...

Y ya me canso de escuchar mis propias excusas. Si ellos no saben que tengo un demonio dentro. El demonio del miedo. Si ellos no saben de la tristeza sin razón que me invade a veces, ¿que se puede hacer con la nostalgia cuando ya es un mal crónico y sin motivo aparente?

¿Que otra cosa se puede tener en este mundo aparte de miedo? Fe, esperanza, caridad... todas las virtudes teologales recitadas a dedillo para salvarnos, como si fueran una tabla, una llanta de hule inflada y amarilla en medio de la tormenta...

No, no es nada... no me tiren por la borda. Dejenme que pase la noche, ya mañana veremos si me sigue este dolor en la boca del estómago.

No, no me hagas caso... es que ya sabes como soy cuando desvarío. Además estas lejos y te extraño.

D.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La vida es algo que inventaron nuestros padres para darnos miedo.

Darina Silver dijo...

Mis padres se hicieron novios en una película de horror.

De hecho.

D.

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