Salto al vacío

Miraba el filo de la ventana. Una señora paseaba a su perro. No sé sabía si el motel había cerrado a propósito las ventilas, para evitar los suicidas.

Todo el cuarto olía a cigarro y el aire era rancio... Hoteles baratos que visita uno a mitad de la quincena, por el día 24 o 10... cuando ya no alcanza más que para acabar con el deseo, aunque la vista desde la ventana no sea la mejor.

Te conformas con la vista de esa piel tibia y exacta, de esa amistosa complicidad que se te fuga entre los labios cuando murmuras palabras que son amor, deseo, reciprocidad. Ese algo que hace click...

Pensaba en que aún no le daban la ropa interior por catálogo que había ordenado.

Su pasión por los negligés y las bragas era legendaria, no le disgustaba acudir con trapos al trabajo, siempre y cuando pudiera ponerse medias nuevas para una cita como esa; aunque el hotel desmereciera, las caricias nuevas siempre iban bien con un nuevo par de medias.

Alguna vez estrenó tacones sólo para probar la imagen de dominatrix y se miró al espejo con una sonrisa incrédula del aire cosmopolita que agregaban los tacones.

Pero al tratar de caminar con ellos se dio cuenta de que era un paso en falso.

Lo pensaba, hace un momento lo pensaba... cuando evocaba el cigarro de boquilla y la estola de piel de un animal imposible de reconocer.

Esas historias le quedaban bien, pero ahora lo más importante era dejar entrar el aire... aunque la mujer que paseaba a su perro se escandalizaría (quizá) por lo atrevido del conjunto que dejaba un par de senos al aire, ese recato propio de alguna tribu, que venía arrastrando de quien sabe donde, cuando las mujeres andaban por allí sólo con la faldilla.

- ¿Puedes abrir la ventana? - Preguntó ella, convencida de que no se podría concentrar en el olor de su piel, hasta que ese sucio aroma a cigarrillo se desvaneciera...

El se empeñó en mover la ventana, ella observó todos sus músculos de la espalda en tensión, los bíceps y tríceps en guardia, dispuestos... La imagen la hizo excitarse un poco, pensando en la acción de esa piel sobre su cuerpo.

Finalmente la ventana estaba abierta.

Quizá era para evitar suicidas. Hacían bien. Uno nunca sabe cuando tendrá ganas de saltar al vacío.

Quizá ese mismo día.

Quizá no. Después de todo, aún le debían su modelo nuevo de lencería.

D.

3 comentarios:

Gade Herrera dijo...

Me gustó tu escrito..

cuidate mucho, te mando saludos.

Que tengas un muy buen año nuevo

Darina Silver dijo...

Gade...

los puntos suspensivos...

siempre me ponen nerviosa...

quieres decir que te gustó mi escrito pero...

También te deseo un buen año, espero que esta vez nada quede en suspenso y lo que planeas se cumpla.

D.

Espaciolandesa dijo...

Bueno... muy bueno.

A mí también me gusta la idea de usar lencería especial.

Tengo alguna que otra cosa.

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