Losing control

Estoy molesta.

Cuando ingresé a laborar en la curiosa empresa llena de chismes donde laboro, la maquina del corrector de estilo, que ahora es gerente, sonaba todo el día con música que no me gustaba...

Pero no me quejé, porque sabía que en algún momento (no sabía como, ni de que manera) eso del control sobre la música llegaría a mis manos.

Y efectivamente: mi maquina era la única que tenía tarjeta de sonido, así que cuando las bocinas de ese aparato infernal de la esquina llegaron a su fin, el poder sobre la decisión de la música estuvo en mis manos.

Y así llegó Sabina. Y también llegó Alejandro Sanz. Y de vez en cuando llegó Bossanova, Jazz, Salsa, Bolero, Rancheras...

No dejé de poner a los Doors, ni a los Beatles. No escatimé esfuerzos por llevar a Intocable, ni a Juan Gabriel.

También llegué a poner a Roberto Carlos y a José José.

Puse igual a Francis Cabrell que a Frank Sinatra.

No me detuve ante nada para darle un espacio al Sound Track de Blade Runner y al de Leaving las Vegas, de Reservoir Dogs...

Puse a Belanova, a Shakira, a Adolescentes Musical, a Eddie Santiago, a Pedro Guerra...

Puse a Silvio, a Filio, a Delgadillo, a Pablo.

Puse a Magneto, a Timbiriche, a Gillette, a Café Tacvba, a Julieta Venegas, a Celso Piña, a Bumbury, a los Pericos...

Más bien. No sé que fue lo que no puse: Babasónicos, Aterciopelados, Porthishead, Radiohead, Cranberries, Bosé, Mecano, U2, Aerosmith...

En serio, no sé donde fallé. Pensaba en como darle gusto a todo el mundo.

Pensaba que discos llevar. En las vibraciones de la tarde o la mañana, en las visitas.

Hoy se realizó una junta, comandada por el gerente, donde me aseguraron que lo democrático era que cada quien decidiera que música poner un día a la semana.

Eso no me hizo mucha gracia.

¿Por qué ahora tendré que escuchar todo el disco de Aterciopelados - La lupita - Botellita de Jerez durante 8 horas?

¿Por qué me chutaré Precious cinco veces?

¿Por qué escuchar el terrible cover de I can´t take my eyes of you" de los Bunkers hasta el final de los tiempos miles de veces? (Esta en particular me da en la torre, porque es de las peores peores adaptaciones que he escuchado en la vida. Si creían que Oscar Sarquiz hizo una labor mediana con su adaptación de New York, New York, seguro esta versión de los Bunkers hace que Frank Sinatra emule a Van Gogh, pero al doble... Lo bueno es que su cadáver ya no tiene orejas)

Sí. Yo sé que todos tenemos nuestras obsesiones. Pero a mí me gustaba poner de todo un poco, en realidad no creo haberme casado nunca con un género o haberme negado a poner un disco. Tampoco repetí una rola cinco veces. Se los aseguro. Hay demasiada música en el mundo como para repetirse.

En fin...

No me gusta la idea. Es sólo eso. Quizá con el tiempo entienda que eso de la democracia es lo mejor... por ahora sólo estoy molesta. Y no estoy de acuerdo. Pero no lo dije por temor a parecer poco democrática al afirmar que yo había intentado ser democrática. Quizá fallé.

Ahora sólo pierdo el control.

D.

5 comentarios:

Espaciolandesa dijo...

Sí... así pasa.

Ya me ha pasado en algunos trabajos y sin ir más lejos, en las fiestas.

Yo creo que lo más democrático en ese sentido sería nada de música.

Todos quieren escuchar lo que les gusta. A todos nos disgusta algo de lo que escuchan los demás.

Yo que tú, les decía que o le ponen tarjeta de sonido a todas las computadoras, o que se la quiten a la tuya.

Y cómprate un reproductor MP3 USB y unos audífonos y escucha lo que a ti te plazca.

Espaciolandesa dijo...

Mmhh... bueno, no sé. Como que no expresé bien mi idea. Creo que me vi muy radical, porque me recordó algunas situaciones por las que he pasado.

Lo que digo es que decidir qué música se toque siempre va a ser un problema.

Yo propondría que cada quien lleve por día el disco que quiere escuchar, los pongas todos en una lista de reproducción y la reproduzcas (valga la redundancia) en orden aleatorio.

Y con ciertas reglas, como que no se repita una canción más de dos veces por día y un CD más de dos veces por semana o algo así.

Aún así quizá sería difícil tenerlos a todos contentos y por eso me sale lo tirana y propongo lo de o todas o ninguna.

Yo creo que un reproductor de MP3 portátil sería una buena solución. Lo malo es que gastarías en pilas, si es que tu computadora no tiene puertos USB...

Mar dijo...

Jajá.
Si fueras mi compañera de trabajo, te odiaría.
No porque tengas gustos musicales diferentes a los míos (ya sabes que amo a The Beatles, a Búnbury, a Intocable y otras agrupaciones e interpretes musicales) sino porque detesto a la gente que monopoliza el poder cuando está al mismo nivel que los demás.
Es decir: No tengo nada en contra de las figuras de autoridad, pero sí en contra de las personas que lo absorben estando en el mismo nivel jerárquico que yo.

Jo.

Darina Silver dijo...

Pequeña Saltamontes:

Si, pensé mencionar lo de cero música, en serio, en algunos momentos del día se agradece porque llega mucha gente a mi área de trabajo y es un ruido infernal.

Además lo de los audífonos lo hace una de mis compañeras y siempre hay que golpearla para que reaccione cuando tiene una llamada.

(Bueno, no la golpeo, pero si le pico las costillas)

Quizá no exista forma de hacerlos feliz a todos, pero no pueden decir que no lo intenté.

Mar: Bueno, de hecho Betty tiene más nivel jerárquico que yo... pero ese no es el punto, el caso es que mi computadora es la que tiene la tarjeta de sonido. (Mujajaja: risa maligna)

Se hace uno tan adicto al poder.

Caray.

Eso lo envilece a uno.

En fin.

Tendré que superarlo, supongo.

D.

Anónimo dijo...

pues qué mal,perono había pensado en lo que dijo mar...

por otra parte, sí, aveces la gente puede tener el peor gusto....

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