La cajita del desempleado

Cliché o no, pero en todas las películas, cuando corren a alguien, se lleva una pequeña cajita en donde se resume su vida en esa oficina. Allí lleva un retrato de su familia, a veces una pila de post its de colores, quizá una macetita con un cactús resistente a la falta de luz solar... quien sabe que tanto más. Todo depende de lo sentimental del individuo en cuestión.

Los profesores suelen llevarse un par de plumas, de esas que los alumnos regalan de manera emergente, ante la necesidad de quedar bien. Me imagino que los arquitectos se las arreglarán para sacar un tubo con planos en la cajita y los científicos llevarán su matraz de la suerte.

Algo parecido sacas de la casa de tu novio cuando terminas con él: una ridícula bolsita en donde van un par de libros, un disco que nunca le gustó en donde habías quemado rolas cada una más cursi que la anterior y dos conejitos de peluche.

Cuando dejé mi trabajo, como no estaba el presupuesto para cajitas, sólo guardé en una bolsa negra mis escasas pertenencias: un recipiente con los clips de los cheques que repartía, un par de muñequitos de paja que me regaló Mariana, mis post its de Nescafé que nunca me acabé, porque al director de la empresa no le gustaba ver Post its en los monitores...

Apenas hoy saqué uno de los post its y lo pegué en el espejo de mi cuarto.

Ya no está en blanco, ahora me recuerda algo muy importante, algo que me hace sonreír.

Sólo tiene una palabra.

Tu nombre, gatito.

D.

2 comentarios:

Mar dijo...

¿Y por qué el nombre del gatito?

Darina Silver dijo...

Mar:

Porque mi gatito es lo que me hace más feliz en este momento de mi vida, Mar.

D.

Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...