Derechos de la infancia

Hoy fui a la décima cuarta feria de la Cultura Rural en la Universidad Autónoma de Chapingo, en el Estado de México...

Pero esta entrada no es de la feria (igual pongo una entrada sobre la feria después). Es sobre algo que me conmovió el corazón, quizá porque ya no trato mucho con niños: vi a dos chiquillos de unos tres o cuatro años jugando con la tierra, enlodados y felices.

Ya sé que los que tratan con niños saben que esas criaturas son peligrosas, muerden, hacen rabietas y demás. Pero me acordé de cuando yo misma era niña y tuve esos privilegios: el derecho a jugar en la tierra y hacer pasteles de lodo, casas con cobijas, correr en el pasto.

Me inquietan los niños que pasan demasiado tiempo encerrados y que ya no han tenido ocasión de enmugrarse, hacer un barco con una caja grande de cartón y asustarse de muerte por los robachicos.

Ningún niño debería de ser privado del privilegio de llevarse puños de tierra a la boca, hacer una casa del árbol (aunque sea en un árbol del parque) y rasparse las rodillas al aprender a bajar de los columpios o de la bicicleta con gracia.

Entre la pobreza extrema y la falta de sensibilidad provocada por el exceso de la tecnología, los niños se han convertido en adultos demasiado pronto: entre los que tienen que trabajar desde antes de aprender bien a caminar y los que se la viven descargando las novedades de juegos en sus teléfonos móviles.

Como diría Ismael Serrano... Si Peter Pan viniera...

Si Peter Pan viniera a buscarme una noche azul,
que me sorprenda a oscuras. Por favor, que no dé la luz,
no vaya a descubrir que suelo mentir
cuando juro ser aún ese niño.
Quién le va a contar que la gran ciudad
no dejó ninguno ninguno, ni uno vivo.

Estrellas fugaces, mi más breve instante, respiran el humo,
escuchan el mudo rumor que nace en sus vientres.
Fueron arrojados al acantilado
de la cruel favela,
huyen de las hienas, de escuadrones de la muerte.

Si Peter Pan viniera a buscarme una noche azul,
que se extingan los soles, ¿dónde diablos te esconderás tú?
Mowgly coserá botas en Ceilán,
no escuchará rugir de noche a Bagheera.
Tom Sawyer reirá tras el humo del crack
si en esta redada logra salvar la vida.

Si Peter Pan viniera a buscarme una noche azul,
que nos sorprenda a oscuras, por favor apaga la luz.
Si quieres evitar que en la tempestad
le queme la fiebre de niños ancianos.
Quién le hará entender que al amanecer
cierran con grilletes sus ojos cansados.

Niños que perdí, a los que mentí,
gritan a lo lejos, arañan el hielo de la luz de la mañana.
Niños con espinas, con cuencas vacías,
que te lanzan piedras,
tiñen las sirenas de todas las ambulancias.



D.

4 comentarios:

fher dijo...

Todavía, en algunas cosas, trato de comportarme como niño sin el más mínimo pudor. hace mucho que no hago pasteles de barro, hoy voy a probar jajaja.

Besos

Darina Silver dijo...

Fher:

Suena a una excelente forma de pasar el domingo... yo, por mi parte, pasé la mañana partiendo cebollas.

¿Por qué comerse un marrón cuando la vida se luce poniendo ante tí un caramelo?

D.

Espaciolandesa dijo...

Sí, es triste eso.

A veces mi sobrina de 8 años nos quiere ayudar a lavar trastes o a barrer y trapear y yo le digo "vete a jugar, disfruta tu infancia".

Mi hermana me fulmina con la mirada, pero es que si no es ahora ¿cuándo?

Cierto que tiene que hacerse responsable... pero para todo hay tiempo.

Y los niños deben disfrutar su infancia y el no tener que preocuparse por nada mientras puedan.

Darina Silver dijo...

Pequeña Saltamontes:

Creo que hay que tener un equilibrio... a mi mi mamá me hacía lavar los trastes de mi juego de la comidita. Ya que vio que no los despedazaba me confió los de la vajilla.

D.

Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...