Agandallarse en las filas de Starbucks

Soy una buena persona.

O al menos intento serlo.

Le cedo el asiento a las embarazadas, personas de la tercera edad, señores con cabestrillo.

Y digo "salud" cuando alguien estornuda.

Y me porto bien... con quien se deja.

Y no me meto en las filas del Starbucks.

Repito. No me meto en las filas del Starbucks.

No de manera alevosa, al menos.

Me traumó bastante que, ayer, cuando iba a tomar un café y echar chisme con mi amiga M. una señora casi trató de evaporarme con la mirada, por lo que a su parecer fue una actitud patanesca.

Pero le pedí disculpas y aún así, no las aceptó y me siguió mirando como si fuera la cucaracha más sucia sobre la tierra y su deber fuera aplastarme.

Porque el chavo de la barra preguntó "¿Qué vas a querer?" y yo respondí.

Y sólo por eso, me he sentido inquieta por más de 24 horas...

Y es que yo, que odio todas esas conductas incivilizadas y descorteses, me metí en la fila del Starbucks.

Y no pienso volverme a parar allí nunca, nunca.

Así que si me van a invitar un café, que sea en El Jarocho.

Y ustedes ordenan.

He dicho.

D.

3 comentarios:

Onminayas dijo...

Este año, aquí en España, el regalo estrella ha sido la maquina de café nespreso de cápsulas... Que curioso.

Nunca me han gustado las filas: no por el hecho de esperar (soy extremadamente paciente) sino por la violencia que me producen situaciones como la que describes. Incluso siendo yo un convidado de piedra.

Besos, Darina.

Juan dijo...

creo que nunca en mi vida compraré en Starbucks, a lo m´que he lelgado es a acompañar a comprarse un café rapido en el del aeropuerto, por lo demás...me CAGA!!!

a menos que cierta eprsona quiera ir conmigo a solas algún día,jaja, pues le encanta, jajaaj

Darina Silver dijo...

Onminayas:

Que bonito!

Me imaginé a George Clooney sobornando a san Pedro con su cafetera.

Juan:

¿Le encanta?

Hoy fui de nuevo a Starbucks, esta vez en Reforma.

No pagué yo.

D.

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