Carta abierta a un músico chiapaneco

Por la mañana escuchaba la canción compuso y que escuché por primera vez a principios de año. Me saltó la frase "Es tan sólo mi forma de ser, soy un nudo de inciertos". Dejé constancia en el Twitter (si, tremendo invento) de que venía pensando en ella...

Raro, como invocándolo, recibí por la tarde su correo.

Y entonces me fue inevitable recorrer, de regreso a casa, y como por descuido, aquellas calles que usted ha hecho suyas de tanto recorrerlas: me quedé mirando las calles de Tacubaya, como quien desea perderse, como quien está en busca de algo igual de incierto, pero igual de prometedor.

Y es que no puedo evitarlo... me da nostalgia pensar en todos los acordes de guitarra que nunca aprenderé a tocar, en todos los libros que no voy a leer, en todas las bocas que no me están predestinadas.

También, claro, le guardo su espacio entre piedras a las que si me han tocado en suerte (¿o en desgracia, se dice?) Cada gran amor conlleva su pequeña gran tragedia.

Y, curiosamente, una de mis tragedias pasa por Tacubaya: por el parque Lira, para ser más exacta, donde un día me perdí  para llorar una pena de amor y lloré tanto que sentí que me quedaría seca por dentro, sin más lágrimas, sin más suspiros, porque nunca amaría igual...

Incluso le guardaba rencor a aquel, porque llegué a decirme: "Si hoy murieran mis abuelos él ya me habría dejado sin lagrimas y ya no tendría ni una sola para llorarles".

Que maneras más curiosas de recordar tiene uno...

Señor poeta, a veces también recuerdo Motozintla, recuerdo esas calles que no conozco. ¿Raro? Ni tanto, uno vive tantas muertes, tantas vidas... y todas se van traslapando.

Por eso a veces se sorprende uno que dos amigos vayan pensando en una misma canción y luego escriban al respecto. Pero en realidad no es tan raro, ¿no cree? si todos hemos sido hechos de la misma materia de barro y sueños.

Una combinación que da que pensar, porque el barro es agua y tierra y los sueños fuego y aire.

¿Qué quiere que le diga?

Mis pensamientos vuelan hacia usted con la rapidez de una saeta.

Mis pies se mantienen pesados y, afortunadamente me he equivocado...

Aún me quedan lagrimas. Aún me queda mucha lluvia para llover besos.

Señor músico, quisiera decirle que mi plagio a su frase, "soy un nudo de inciertos" no fue alevosa. Más bien fue un tributo, aunque digan que esa es una forma muy vil de excusarse... Pero es cierto, nunca me he sentido tan bien descrita.

Ahora que me cuenta el origen de la frase, creo que en verdad mi vida en este momento no está tan anudada... más bien temo que sea la cuerda que se me escape de las manos, quemándome.

Hoy he visto un par de fotos mías y me he asombrado. No sé como decirlo, me veo cambiada. Me ve otra y me reconozco diferente. No se lo digo para que usted aclare mi desconcierto... si acaso lo digo para compartirle el hallazgo.

Hace tiempo que no recibo correos, los extrañaba. Es siempre un gusto saber de usted, mientras anda por aquellas tierras tan lejanas le envío un abrazo que se extiende y abarca a todos esos amigos a los que no les he escrito. Reciba usted ese aprecio de mi parte.

D.

3 comentarios:

Yareli dijo...

Tu carta abierta es sin duda mucho más optimista que la mía, jaja.

Yo te extiendo un abrazo que será tangible en algunos días.

:*

Anónimo dijo...

Soy un montañon nudoso de inciertos y soy feliz porque existiras muchisimos mas que me romperan el alma y sabre siempre que estoy vivo y que amo aunque no me amen.

un beso

Darina Silver dijo...

Yare:

Ah! Cierto!

Nos debemos un café.

Eltauromquico:

Gracias por el beso!

D.

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