Ya sé que a todo el mundo le gustan mis lloriqueos inútiles, pero hoy estoy contenta y voy a hablarles de los placeres simples de la vida.
Le acabo de pasar una cobija a mis papás, para que se acurruquen en el sofá, viendo una película.
Y yo llegue muy contenta a casa, porque escapé del aguacero y cuando bajé de la pesera las calles estaban mojadas y frescas, pero no había lluvia.
Pasé la mañana pasando discos de acetato a un CD, para mis abuelos, porque mi papá va a regalarle a mi abuelo un reproductor y mi abuelo extrañaría su tornamesa.
Ayer cené pizza.
Y hoy desayuné tacos.
Y tuve un baño largo, largo...
Y me regalaron una muestra gratis de un jabón de conocida marca que limpia y refresca.
La verdad ha sido un fin de semana magnífico y aún me falta un día.
Y es que, me he sumergido en observar la dicha de los placeres simples de la vida: una caminata, un abrazo, un silencio a tiempo...
D.
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