Tengo un par de temas "serios" que abordar en este mes: sobre todo después del mensaje "abusivo" a la nación del presidente, la indignación que me causa no poder mantener una platica sin tener que terminar hablando de narcos y una reflexión surgida de ver a E. quien actualmente realiza una investigación cuyos resultados preliminares me encantaría compartirles...
Pero mientras llega ese momento y alumbrada con la lucidez que dan unas copas encima (no, no copas A, B y C, según creo, esas arrebatan la lucidez), debo contarles de mi experiencia con mi primer Cosmopolitan.
No están ustedes enterados, probablemente, pero yo tomo en raras ocasiones; además tomo bastante poco.
Pero esta ocasión, que mi amiga G. me citó en cierto lugar de la Zona Rosa, decidí arriesgarme a pedir coctelería...
Como bebedora poco frecuente, casi siempre tomo cerveza (oscura ¿a poco hay de otro tipo?).
Hoy andaba de nena.
Pensaba en realidad, que los tragos de colores confieren algún tipo de sofisiticación... pero ya vi que no.
La culpa la tienen esas revistas "Cosmo", que te hacían pensar que un trago de colores en una copa de Martini era la solución mágica a los problemas de falta de estilo...
Lo que si es que la bebida era bonita.
Aquí va una foto que subiré mañana...
Bueno, ya... a dormir.
D.
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