Libros para niños, pero no libros infantiles

Cuando leí el twitt de Nadezdha, de que necesitaban libros para niños, varias cosas pasaron por mi mente.

1. Yo tengo muchos libros, muchos de ellos ya no los leo y siempre he querido regalarlos, pero a veces no sé ni por dónde empezar o a quien podrían gustarles.

2. Algunos de los libros que tengo, sobre todo mis libros de la infancia, están en condiciones de "usado". Y en usado me refiero a "muy usado", porque para mí eran de verdad compañeros diarios, estaban por todas partes, los llevaba a muchos lados, viajaron, se deshojaron, los iluminé, escribí en ellos...

3. Mi colección de libros infantiles es bastante ecléctica y de eso casi siempre puedo culpar a mis padres, porque aunque escogieron algunos libros para mí, casi siempre dejaban que eligiera mis libros, así que hay toda clase de desvaríos literarios más allá de los cuentos de hadas y princesas que suelen encontrarse en las colecciones infantiles.

Cuando Nadezdha me contó que los libros serían donados a un proyecto de biblioteca comunitaria, recordé un par de cosas:

4. Cuando estaba en quinto grado, mi profesor tuvo la idea de hacer una biblioteca en donde cada niño donaba un cuento y todos podíamos leer lo que otros habían llevado. Al final del año los libros se quedarían en la escuela. Yo doné uno de mis libros favoritos: El profesor Zíper y la fabulosa guitarra eléctrica; de Juan Villoro. A veces lo extrañaba, pero me hizo sentir bien cuando una chica que me relevó en la escolta me contó que lo había leído... ¡Era el ejemplar que yo doné!

5. Al comenzar a buscar en los libreros, encontré de todo: revistas Muy interesante Juegos (muchas, porque yo las compraba de manera sistemática), revistas "Chispa", libros para colorear (los cuales no doné, porque ya estaban casi todos coloreados), enciclopedias infantiles (algunos con países de Africa que ya no existen y se desintegraron en muchos pequeños países o con mapas de la URSS), folletos, fotografías, cartas...

6. Los libros que elegí, 24, fueron seleccionados pensando en los niños de ahora. Algunos, libros de aventuras, despertaban en mí el deseo de irme a vivir a otras tierras. Otros, libros de cuentos, tenían elegantes ilustraciones de colores, países de fantasía, tierras hechas de chocolate y caramelo. Incluso doné uno de mis libros favoritos, un cuento japonés de una princesa de cabellos largos, que leí hasta perderle la pasta...

Al empacar los libros para Nadezdha, una noche antes de llevarlos rumbo a su nuevo hogar, tuve un momento de duda.

7. ¿Cómo son los niños de ahora? ¿Se sorprenden cuando les proponen tomar decisiones en un libro de "Arma tu propia aventura"? ¿Se asustan con fantasmas? ¿Les gustan las historias de casas embrujadas y vampiros?

8. ¿A los niños de ahora les podría gustar un libro de animales? ¿Les parece que el papel realzado es una técnica llamativa? Recuerdo la sorpresa que los libros 3D despertaban en mi generación. Ahora que hay realidad aumentada... ¿No será una inocentada de nuestra parte quererlos sorprender con un murciélago de alas desplegadas saliendo del libro?

9. ¿Y los libros con muchas letras? ¿Les dará miedo, aburrimiento, pánico el reto de leer más de tres cuartillas? ¿Sabrán la emoción dulce y triste de tener que despedirte de tus personajes favoritos, de no saber que pasará con ellos al terminar la hoja final? ¿Retrasarán también la lectura por miedo a despedirse?

Todo eso dudé y por todo eso marqué el teléfono que me dio Nadezdha, como queriendo espantar algún fantasma. Convencida de que no hay nada más bonito que compartir y que, finalmente, las historias son para contarlas. La voz se abre camino y finalmente llega a los oídos a los que debe llegar.

Mi madre es maestra y dice que, si de todo su grupo a uno solo de sus alumnos le despierta un brillo de curiosidad, su día ha valido la pena.

Así yo pensé, por la mañana antes de ver a Nadezdha: de estos 24 libros, cada uno distinto y único a su manera, si uno de ellos despierta asombro, curiosidad, miedo o una sonrisa, el llevarlos a donar tendrá todo el sentido del mundo.

D.

1 comentario:

Jo dijo...

En una de esas y con un golpecito de suerte puede ser que alguien viniendo de la nada agradezca encontrarse con alguno de esos libros que tanto valoras y que por momentos recordarás lo que te dejaron a ti. :) que bonito post!

Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...