Aquí va un intento de poner un auténtico post de bitácora, cosa que no se me da mucho, porque luego sucede que las cosas no son como parecen ni parecen lo que son...
Hoy tenía flojera. La típica flojera sabatina, de después de hacer el quehacer, pero tuve que combatirla porque iba a ir a una comida en honor de mi hermana.
Lo malo es que cuando llegamos a casa de mi abuelita nos dimos cuenta de que el restaurante al que ibamos a ir estaba cerrado. Le comunicamos la trágica noticia a mis abuelos, que decidieron irse a otro sitio... Lo malo es que había mucho tráfico.
Yo me desesperé y como además estaba pendiente la posibilidad de verme con mis ex compañeros de la Facultad (La honorable y nunca bien ponderada bandota... o lo que logra reunirse de ella) me bajé del auto, me crucé la calle y me fui a comer a mi casa.
Una milanesa después, me encontraba camino a Coyoacan. El metro iba muy vacío y me sorprendió que en medio de aquella prisa cotidiana encontrara un asiento.
Al llegar al sitio de la reunión vi que Nancy, Emir y Rosalía se alejaban y perdían entre la multitud y los alcancé antes de que se perdieran rumbo a una tienda, donde compraron unas chucherías para empezar el deleite consumista sabatino...
Yo me esperé a que llegara Sonia para empezar a gastar mi cuantiosa herencia... Jo.
Fuimos primero al Mesón del Tunar, pedimos unas alitas y una jarra de cerveza, pero el inconveniente era el tremendo calor que se sentía en el establecimiento... así que sólo estuvimos allí un rato, conversando.
Luego salimos y fuimos a buscar un sitio más fresco. Resultó que encontramos un lugar que también era más barato y se fue la tarde recordando anecdotas de excursiones, borracheras y tratando de recordar nombres de los maestros que no nos enseñaron... pero que resultaban divertidos por no anecdótico, más que nada.
Hoy tenía flojera. La típica flojera sabatina, de después de hacer el quehacer, pero tuve que combatirla porque iba a ir a una comida en honor de mi hermana.
Lo malo es que cuando llegamos a casa de mi abuelita nos dimos cuenta de que el restaurante al que ibamos a ir estaba cerrado. Le comunicamos la trágica noticia a mis abuelos, que decidieron irse a otro sitio... Lo malo es que había mucho tráfico.
Yo me desesperé y como además estaba pendiente la posibilidad de verme con mis ex compañeros de la Facultad (La honorable y nunca bien ponderada bandota... o lo que logra reunirse de ella) me bajé del auto, me crucé la calle y me fui a comer a mi casa.
Una milanesa después, me encontraba camino a Coyoacan. El metro iba muy vacío y me sorprendió que en medio de aquella prisa cotidiana encontrara un asiento.
Al llegar al sitio de la reunión vi que Nancy, Emir y Rosalía se alejaban y perdían entre la multitud y los alcancé antes de que se perdieran rumbo a una tienda, donde compraron unas chucherías para empezar el deleite consumista sabatino...
Yo me esperé a que llegara Sonia para empezar a gastar mi cuantiosa herencia... Jo.
Fuimos primero al Mesón del Tunar, pedimos unas alitas y una jarra de cerveza, pero el inconveniente era el tremendo calor que se sentía en el establecimiento... así que sólo estuvimos allí un rato, conversando.
Luego salimos y fuimos a buscar un sitio más fresco. Resultó que encontramos un lugar que también era más barato y se fue la tarde recordando anecdotas de excursiones, borracheras y tratando de recordar nombres de los maestros que no nos enseñaron... pero que resultaban divertidos por no anecdótico, más que nada.
Después de reírnos de los ausentes y los presentes (si, llegamos a ese punto) líquidar nuestras cuentas y emprender el camino a casa, me quedé pensando en que si hubiera seguido los consejos para novatos yo también tendría más anecdotas de caídas, frases celebres y borracheras memorables...
Lo que me quedó es la convicción de que nunca es tarde para bajarse del auto de papá y cruzarte la calle para evadir al tráfico.
D.
4 comentarios:
ya habias escrito cosas asi!! o no?jeje
Ay Juan!
No me quemes...
Ja, ja.
Si...
Lo que pasa es que a veces se me olvida que cuento.
¿Me perdonas?
D.
no
Juan:
Bueno, de todas formas te quiero... Ja.
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