El cartero llama tres veces...

Ayer fue día del cartero. El cartero que viene a casa me agrada. Tiene lentes oscuros, bigote y un saco de cuero para llevar las cartas. Casi siempre son recibos del teléfono, de la luz, estados de cuenta del banco, promociones...



Pero las lejanas veces en que me han llegado cartas (De mis amigas de Veracruz, de mi prima Ana, postales de Alex) mi corazón rebota como una pelotota...



La expectativa de abrir una carta no se compara en nada con darle clik a un mensaje nuevo en tu buzón de correo. Incluso en mis mejores días de enamoramiento cibernético, nunca me emocioné tanto leyendo un correo como al desplegar una carta.



Sentir (saber) que la persona que escribió deslizó su mano por encima de ese papel y puso la energía necesaria para codificar dos veces su pensamiento, sus emociones, sus quehaceres a ese depósito de tinta y grafito...



Eso no se puede comparar con la danza rápida que emplean mis dedos sobre el teclado.



Luego... el pensar que ese papel de fibras vegetales ha recorrido las distancias, ha cruzado en camiones, avioness, motocicletas... Para escapar de tí ya nada basta...



Y encuentro en esas palabras litografiadas en mi alma, una especie de consuelo tibio y delicioso.



En la preparatoria yo intercambiaba cartas con Lorena. Recuerdo que ideabamos nuevas formas de decorar los sobres, doblar el papel, dibujabamos ratones y flores con enredaderas. En las cartas hablamos del amor, de la muerte, de la venganza, de la ira, de lo que amamos y odiamos, de nuestras inquietudes vocacionaes, de la familia...



Y de esas cartas, que forjaron en gran parte mi espiritu, sólo me quedan las que me escribió ella, las que fueron la respuesta a mis preguntas o las preguntas a las respuestas que escribí para sus ojos... Recuerdo que las dejabamos en nuestros buzones, o a veces de mano a mano, con un gesto de complicidad reducida a destello.



Las cartas permiten decir lo que no se puede decir en persona...



Y los empleados postales son los cómplices en esta aventura, de descubrir al otro a través del regalo de sus palabras.



D.

11 comentarios:

electrojazz dijo...

Leete las amistades peligrosas. Historia escrita en cartas.

Mar dijo...

Ayyyyyyyyyyyyyy.
Sí.

Yo he insistido en eso también. Recibir una carta, tener el sobre entre tus manos, ver los trazos de la persona que la envió plasmados sobre un papel, no se compara con un "1 correo nuevo en la bandeja de entrada".

Las únicas cartas de papel que he recibido eran de mi abuelita desde Guadalajara, o de mi prima de EUA. Bu. Ahora no recibo carta de ninguna de las dos, por razones poderosas. Y me entristece pensar que ya nunca más voy a recibir otra carta de papel.

El único correo que llega a mi casa es mi recibo del celular y lo de C&A. Ash.

Un día escríbeme tú y yo te lo devuelvo. Jajá. Para variar: me encantó este post.

Anónimo dijo...

Hace algunos dias, estaba pensando en eso de mandar cartas. Pero como no tengo quien me conteste. Me quede otra vez con la idea.

En fin.

Juan dijo...

no habias escirto algo parecido ya??

Gade Herrera dijo...

yo siempre he querido tener un amigo de correspondencia... pero no he podido ni he encontrado quien... ni hablar.

Unknown dijo...

Coincido contigo, no hay punto de comparación entre una carta y un mensaje de correo electrónico. Dejemos el correo tradicional, el simple hecho de entregar una carta a alguien importante es, sin duda, una sensación agradable, como escuchar Punkrocker de los Teddybears y sentirte con toda la actitud punk que puedas...

Ahora que lo recuerdo, tengo una carta pendiente por entregar... gulp!

Darina Silver dijo...

Hola Quantum:

Gracias por la recomendación! La anotaré en mi lista de pendientes por leer... Es una lista larga!

Me gusta mucho el género epistolar como recurso literario... Habrá que hablar de eso un día.

Mar:

Dame tu dirección, la oficina postal queda a unas cuadras de aquí...

David:

No faltará destinatario para tus cartas...

Juan Carlos:

Sip. Pero es como el tema del día de las madres: en todos los periódicos se repite cada año.

Gade:

Mmm... Falta de confianza. Recuerdo que en algunas revistas venían solicitudes de amigos por correo...

O prueba en el sistema penitenciario!

Hola Janik:

Hay algunas cartas que se te hace un nudo en la garganta al echarlas al buzón... Cierto.

Un abrazo a todos!

D.

L.S. Alves dijo...

Cartas son todo de bueno. Pero las personas no mas quieren escribir y eso es triste.

Darina Silver dijo...

l. s. alves.

Afortunadamente hay de todo en la viña del señor...

Gracias por visitarme

D.

Espaciolandesa dijo...

Es cierto. Las cartas permiten decir lo que no se puede decir en persona.

Y también lo que no te atreves a decir.

Y muy cierto es también que no se comparan con los e-mails.

Espaciolandesa dijo...

By the way... yo tengo una versión electrónica de "Las amistades peligrosas", por si te interesa.

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