El viernes fui a tomarme un café con Ladahir y entre otras cosas me dijo:
- Parece que ya te hizo justicia la revolución...
Bueno, acaba de pasar el aniversario de la Revolución mexicana, pero a lo que él se refería era a que era notable que casi todo mi atuendo era de reciente adquisición.
En particular tenía ganas de enseñarle mis botines de gamuza color camello, porque sé que el aprecia el calzado. (No en balde vivió un tiempo en León, Guanajuato)
Cuando estiré mi pie, para mostrar el botín, noté un feo y maloliente chicle verde sobre mi bota izquierda, que hizo que mi mano derecha se precipitara rápidamente a desprenderlo, con la obvia y notoria mirada de asco de mi compañero de mesa.
- ¡Es que son nuevas! - le expliqué, visiblemente alterada...
- Se nota, por la forma en que te lanzaste sobre ese chicle.
Menos mal que Ladahir tiene un gel antibacterial en la mochila.
El caso es que... yo no soy precisamente una chica espiritual, me gustan las comodidades como a cualquiera... pero creo que eso de preocuparse demasiado por las pertencias se está volviendo un hábito molesto en mí.
Le comentaba a Betty, una de mis compañeras de trabajo, que cuando era estudiante me alcanzaban perfectamente 15 pesos al día para sobrevivir; incluso ahorraba y siempre tenía dinero para las copias, el cine, el café, las tortas y si me daba la gana iba a comprarme una paleta de chocolate o un libro de Cortazar...
Ahora tengo que preocuparme por quitarle el chicle a mis botas de gamuza... Creo que lo último que le puse encima fue un limpiador de alfombras que las cambio de tonalidad...
Jo.
D.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Autopista pingüino
Autopista pingüino (2018) es una película japonesa que cuenta la historia de Aoyama al descubrir un fenómeno muy extraño en su pueblo: la a...
Acerca de mí
-
Cuando empecé la idea de llevar un blog, con otra dirección, lo llamé "Calle melancolía" y allí sí explicaba la razón del título d...
-
Hace ya cinco años, Mitzi me regaló una botella miniatura de Poeme, de Lancome. La primera vez que fui de visita a Guanajuato me lo llevé y ...
-
No sé por qué, pero las niñas que pasamos la infancia leyendo cuentos de hadas quedamos con una especie de trauma en busca de un final feliz...
5 comentarios:
hola niña¡¡¡¡¡una lastima q jamás habia entrado a este blog¡¡¡me ha atrapado¡¡¡thanks x tu visita y por tu recomendación¡¡prometo leer al autor del cobrador¡¡¡del cual nunca he leido ninguna de sus obras¡¡¡pero la movie esta excelente osea me imagino q las lecturas del autor estarán wowow, ahora pasando a otro punto, referente a tu post opino q no es q dejes de ser espiritual sino al contrario tuviste la oportunidad de ponerte algo nuevo y es horrible q te suceda una desgracia¡¡¡¡no se vale¡¡¡¡¡¡¡¡de perdis en otras 3 puestas jeje
cool week¡¡¡¡¡¡
Me imaginé la escena: unos bonitos botines de gamuza y un asqueroso chicle verde ensuciándolos.
Es extraño. Yo tampoco me considero espiritual ni nada de eso, pero también creo que mi apego a los bienes materiales va en aumento.
Sucks!
a wevo arriba el consumismo!!!!
Hola Maquiavélica...
Si! Te recomiendo mucho a Rubem Fonseca, no conozco a nadie que se arrepienda de conocerlo...
Oye, si... debe de haber algun espacio en mi vida para la espiritualidad, habrá que buscarlo.
Mar:
Dicen que la forma más rápida para la paz mental es el desapejo... quizá eso explique muchos de nuestros problemas.
Juan Carlos...
Ja, ja.
D.
Charros... esas cosas, cuando pasan, duelen.
Yo me considero cazaofertas. Y una vez compré una chamarra de gamuza a mitad de precio. Chamarra que sólo usé una vez y que después descubrí manchada de aceite.
No se perdió completamente. Le tallé las manchas con una lija y algunas salieron.
No negaré que me dio una mezcla de coraje y sentimiento. Pero ¿para qué son las cosas sino para usarlas hasta que no den más?
¿O será que yo estoy muy acostumbrada a usar mi ropa hasta que se cae a jirones?
Publicar un comentario