Fuego...

Ayer en la noche, cuando el insomnio me atacó, me puse a realizar una tarea que hace mucho no hacía.

Me puse a dibujar.

Una vez que terminé todos los dibujos (miedos, deseos, obsesiones) les prendí fuego.

Mientras el papel se retorcía y cambiaba su estado, volviendose un montón de cenizas retorcidas, pensé en las cosas que tengo que dejar ir.

Son muchas.

Tardé un rato en dejar que se apagara.

Sólo quedaron los cimientos de la casa...

D.

6 comentarios:

Cabrón Insensible dijo...

ese puede ser un buen ejercicio catártico... pero yo no sé dibujar =(

Espaciolandesa dijo...

¿Funciona? A mí me sugirieron muchas veces que hiciera eso con mis líos existenciales... pero desidiosa como soy nunca lo hice.

Para mí lo catártico es escribir. Luego de repente te fortaleces y ya no te hace falta hacer catarsis.

Reconstruye. Si no sobre esos cimientos sobre otros.

O házlos más fuertes, para que ya no sea tan fácil derrumbar la casa.

¿Qué sé yo?

Mírame aquí, sabiendo que también tengo mucho que dejar ir (y algo de eso mucho me ayuda pateándome) y sin embargo, sin la voluntad suficiente para hacerlo.

Yo sólo sé que el tiempo es un buen aliado, pero tienes que echarle una mano.

Mar dijo...

Ahhhh, cómo cuesta trabajo deshacerse de lo que nos sobra.
Aunque bueno, al menos ya empezaste con ello.

Y eso es bueno.

Darina Silver dijo...

C. I.

Yo tampoco sé dibujar... es el puro pretexto para no quedarse dando vueltas en la cama.

Pequeña saltamontes:

Si... creo que cualquier grafía sirve.

Mar:

Al menos me quedaron algunos cimientos. Espero poder usarlos para algo.

D.

Indigente Iletrado dijo...

Sabía que debí patentar ese ritual antes que se hiciera famoso en manos más hábiles.

Pero puedes quedártelo, creo que puedo apañármelas ya.

Viajo ligero, ya sabes.

Darina Silver dijo...

Una cerilla cabe en el bolsillo del pantalón. Con todo y cajita.

D,

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Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...