Elegía del sábado

Te fuiste tan fugaz como llegaste...
transcurrió tu paso, sin dejarme un beso.

Te fuiste, dulce y breve.
Te fuiste, Baco de mil nombres, te fuiste...
y no supe ni cuando llegaste, porque pasaste por mi piel sin dejarme huella.
Porque no mordiste mis costillas con tu fuego tibio
y cuando me di cuenta era domingo.

Te fuiste... y pensé que era un sueño tu estadía
no barrí, no limpie, no saqué al sol la ropa,
ni me tendí a mirar tu luna.

Fuiste, sábado, un sueño, la promesa de una manzana prohibida...
que cae del árbol y se desintegra sin ser mordida.

Dejé pasar tu jugosa consistencia, tu firme tacto de rojo brillante.
Dejé ir tu promesa viva, de traerme paz, descanso, felicidad, nuevas experiencias.

Te fuiste, sábado, sin pena ni gloria, sin dejarme tu saliva tibia,
sin marcarme a lagrimones y rimel corrido, ni medias envueltas en sábanas frías.

Ahora, que es ya domingo, pienso que debí al menos robarte un beso...
que nos quedaron juegos por descubrir en tu cuerpo de 24 horas.

Ahora que has muerto pienso en tí,
ahora que ya has pasado, te dedico un verso.

Como siempre, llego tarde a tu encuentro.

D.

2 comentarios:

The Lizard dijo...

UN BUEN VERSO DEDICADO ...OJAL SI HUBIERAS EXPERIMENTADO UN POKO MAS ..

Darina Silver dijo...

Gracias por los buenos deseos, Rey Lagarto.

D.

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