Relaciones destructivas. Destrucciones Relativas. Relaciones Relativas y viceversa.

Si le creemos a Einstein... todo es relativo.

Así como las relaciones destructivas, que pueden dejarnos tirados en la lona un par de días, semanas, meses años, pueden ser calificadas de patologías, hay que ponerlo en perspectiva.

De la destrucción puede surgir la construcción de algo nuevo: El final de un gran amor es también el principio de uno mejor.

Lo pensaba... eso pensaba ayer, cuando en el tema del día (si, esa pregunta sosa que nos hacemos los oficinistas al medio día para no hacer tan árida la comida) comenzaron a hablar de las cosas que te hacen daño y sigues haciendo.

Aunque algunos confesaron su afición a fumar y tomar coca cola pesé a su gastritis, me pareció un ejercicio de limpiez mental el confesar que soy adicta a las relaciones destructivas que no llevan a ninguna parte.

Será porque soy medio masoquista o porque me considero una gran adoradora de vivir aquí y ahora, aunque mañana no resulte nada de esa relación, siempre que tengo la oportunidad de enamorarme lo hago.

Y en mi historial de relaciones destructivas tengo especial fascinación por los depresivos, los ebrios, los poetas y los locos.

Ah, si, uno que otro músico.

También.

El enamorarse de gente así no conlleva a nada bueno. Claro, que también es dificil hacerlo, porque a veces se enamora uno más de la música, de la poesía, de la locura, de la tristeza, del vaivén y no tanto de la persona.

Yo me he enamorado del vaivén tantas veces que no necesito alcohol.

Puedo vivir con esa sensación de saciedad por días, colmada de letras y melancólicos paisajes con aroma a flores secas.

La destrucción relativa derivada de esos sentimientos encontrados me han llevado a la conclusión de que me enamoro de la sensación de estar enamorada de la poesía: he besado la piel del arte envuelta en imagenes en blanco y negro, pero no beso personas.

He besado la tinta negra, hasta dejar mis mejillas tiznadas, pero no beso poetas.

He besado la vibración de una guitarra, pero no beso a los músicos.

La destrucción es relativa.

La relación también lo es.

Creo a partir de lo que he roto.

Rompo lo creado para empezar de nuevo.

D.

5 comentarios:

Mar dijo...

Ahhhh, qué buen escrito, mi estimada Srita. Silverstone.

Aún con la relativa sencillez que parece tener enamorarse de vagos, ebrios, músicos, poetas o filósofos a mí no se me ha hecho el milagrito de cambiar de objeto enamorador con frecuencia.

¿Qué es peor: estar en una relación de ésas enfermizas y no salirse de ahí nunca? ¿O salirse de ahí para empezar otra igual de enferma?

Ahm. Me dejaste pensando.

Espaciolandesa dijo...

Argh... no capté el mensaje :P

¿Es que a pesar de ser malas puedes sacarles algo bueno?

Al menos descubrí que tiendo al drama, ja.

Creo que para sacar algo bueno y positivo de una mala experiencia se necesita a veces mucha honestidad con una misma. Y ser honesto con uno mismo no es algo que cualquiera haga.

A veces siento que mis comentarios en general no tienen nada que ver con lo que escribes...

Yareli dijo...

Oye, sí! Que mello!!! =O

Anónimo dijo...

¿Qué puedo hacer yo con inteligentes podridos y con dulces niñas que no quieren hombres sino poesía?
Imagino que las relaciones que no son destructivas son, las “constructivas”. ¿Qué construyen esas dichosas? ¿Casas? ¿Hijos? ¿Hipotecas? ¡Ya sé! La suma de esos tres percances: Familias.
Te dejo con Orcar Wilde:
“Hasta que punto me encuentro aún lejos del equilibrio espiritual lo atestigua esta carta con sus talantes cambiantes e inseguros, su desprecio y su amargura, sus aspiraciones y su incapacidad para colmarlas. Pero no olvides en qué terrible escuela estoy realizando mi tarea. Y aunque sé que soy incompleto e imperfecto, puedes aprender mucho de mí. Viniste a mí para adiestrarte en los placeres de la vida y el arte. Quizá haya sido elegido para enseñarte algo más maravilloso: el significado del dolor, y su belleza”

Anónimo dijo...

aguas con los depresivos!!!!!

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Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...