Capítulo 55 de Rayuela

Hoy, finalmente, en uno de esos largos y pesados días que luego me tocan en la chamba, me dieron mi aguinaldo, en donde se vería reflejado mi esfuerzo anual.

Me dieron 14 pesos menos de lo que esperaba, pero en general fue reconfortante.

Aunado a ello, debo decir que no fue exactamente mi día... pero al abrir el libro de Rayuela para guardar el cheque leí lo siguiente:

"...esas metáforas tranquilizadoras, esa vieja tristeza satisfecha de volver a ser el de siempre, de continuar, de mantenerse a flote contra viento y marea, contra el llamado y la caída".

No contuve la sonrisa.

El llanto sí, poquito, ya se sabe que es poco profesional llorar en las oficinas.

Por eso ahora debo ir a dormir, tengo arena en los ojos.

D.

1 comentario:

Mar dijo...

Seamos las mismas de siempre, entonces. Según Cortázar eso nos hará sentirnos satisfechas.

Sobre el aguinaldo: ¡Reclama tus catorce pesos! ¡Catorce pesos son una fortuna en estos días!

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