El hombre en la sala del hospital de traumatología me preguntó que si el lugar junto a mí estaba vacío. Le dije que sí. Entonces comenzó a hablar.
- Los hospitales y los Ministerios Publicos son la antesala del infierno. Por eso usted tiene que ser una buena persona, porque no somos nada. Nada. Somos insignificantes. ¿Sabe? Una vez fui a pasear con mis padres y no sé por qué razón nos detuvimos en las puertas de un cementerio. En la entrada había una inscripción y se me ha quedado muy grabada. Siempre la recuerdo. ¿Sabe que decía? "Aquí termina el éxito mundano y comienza la eternidad". ¿Podrá acordarse de eso? ¿Puede repetirme lo que le dije?
- Aquí termina el éxito mundano y comienza la eternidad - le dije, mientras guardaba mi libro de Alex Grijelmo, "La seducción de las palabras", convencida de que mi interlocutor era de esas personas que aman hablar y que no podría seguir leyendo.
- Eso es. Recuerdelo. ¿Puede guardarme el lugar? Iré a ver como está mi paciente.
- Si, claro - le dije.
Pero el hombre ya no regresó.
D.
5 comentarios:
Mi mejor amigo es traumatólogo o por lo menos en eso anda... inevitablemente me lo imagine en esta peculiar situación. Me quede con ganas de saber que más diría el doctor de la muerte.
ala!
Así se cuentan las historias!
Sabés... me quedo con el epitafio de Kepler.
"Medí los cielos, ahora, las sombras mido..." o algo así.
Tal vez, si continúo parafraseándolo, logre hacerlo mío.
Y si a mi tumba, os acercáis de visita el día de mi cumpleaños... si no os atiendo, esperadme en la salita hasta que vuelva del baño... (8)
¡Oh!
"Aquí termina el éxito mundano y comienza la eternidad". ¡Pude retenerlo!
Esa gente que habla sin preocuparse por el interés de quien escucha, generalmente no tiene mucho interesante que decir. Pero esta vez fue la excepción.
Me agradó su frase. Gracias por compartirla con todas las almas perdidas que buscamos el éxito mundano.
Wow...
¿Y eso realmente pasó?
Como sea... ¡qué buena historia!
Narcisa:
Todos nos quedamos con la duda...
Ladahir:
Pensé que ya habías pensado en tu epitafio.
Mar:
Era un hombre raro, pero quise contar la historia...
Pequeña Saltamontes:
El gran Sabina diría: ¿realmente es importante si pasó o no?
D.
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