El brindis del día

Todo empezó normal.
Había quedado de verme con Laura en el metro, porque me prestaría su credencial para sacar unos libros que necesitaría.
Pasamos a la biblioteca, estuve allí un buen rato, consultando bibliografía...
Al salir de allí vi una camiseta verde de la selección mexicana que se me hizo conocida. Sobre todo por la cabeza que tenía encima: era el novio de mi amiga Jeanine, Armando.
Eso me bastó para saber que Jeanine estaba cerca, así que allá vamos de nuevo: el trío reunido.
No sé cuantas miles de veces anduvimos por la facultad, pero ese trío llegó a ser uno de los "de siempre", de esas amistades duraderas que a veces hacen que la gente te vea como una sola persona y no como tres amigas.
Nos sentamos en una de las jardineras de la explanada central y comimos unos tacos de canasta, que estaban al mismo precio que cuando estudiabamos allí! (Todo un hallazgo, si me preguntan)
Luego Jeanine recordó que, desde antes de la contingencia, quería ir a tomarse un café...
Así que nos desplazamos a la facultad de Ciencias, para pedir un par de bebidas no embriagantes.
La verdad somos unas niñas de lo más sanas. Sólo recuerdo una vez en que Laura tomó Vodka en una fiesta que organicé en casa... además de un par de cervezas que Jeanine y yo compartimos con la banda.
Así que en esta ocasión realizamos un brindis simbólico, con un "Trolebus" (mezcla de raspado con licuado de fresa) que tomó Armando, un frappe que pidió Laura y los dos cafés Moka: el mío y el de Jeanine.
Tras intercambiar un par de comentarios favorables sobre el sabor de nuestras bebidas, decidimos organizar un brindis multiple:
Por la salud de Laura
Por mi futuro cumpleaños
Por el cumpleaños de Armando
Por el de Jeanine (aunque no es este mes)
Por los estudios profesionales...
Pero sobre todo brindamos por la incertidumbre.
Y es que la incertidumbre está llena de miedo, pero también de esperanza.
Miedo, porque finalmente estamos casi igual de perdidos que antes, pero un poco más viejos.
Esperanza, porque las cosas no han salido tan mal, de hecho, casi me siento tentada a decir que han salido bastante bien.
Y, como me dijo en un correo Alex esta semana. No sabemos que va a pasar mañana y menos aún dentro de diez años. Quizá ahora tenemos una certeza que se desvanecerá. Pero ahora más bien tenemos dudas, agujeros en los calcetines al igual que el presidente del Banco Mundial y un montón de esperanzas.
Durante un minuto hubo un momento incómodo, como si de repente recordaramos que ya no eramos estudiantes de licenciatura, que muchas cosas son distintas ahora.
Pero al finalizarse las bebidas, cuando finalmente fue hora de regresar a casa, recordamos que, pesé a no haberlo incluído entre las menciones del día, nuestra amistad era nuestro principal motivo de celebración.

D.

3 comentarios:

Marisolirais dijo...

Un trolebus es ya en sí mismo un motivo de brindis y celebración. Como extraño esos pequeños placeres de estudiante.

BRAINWASHED dijo...

Nunca me he subido a un trolebus,utilizo el metro y cada vex me pierdo menos entre estación y estación...la nostalgia es padre cuando no vives de ella solamente...

Saludos!!

Darina Silver dijo...

Marisol Irais:

Si... que tiempos aquellos.

Brainwashed:

Los trolebuses son bonitos. Lo malo es que a veces, cuando llueve, tus zapatos dan toques.

D.

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