Él

Le di esquinazo y esperé en vano que no me siguiera.

Me molestaba con su ñoñez y aquel ulular suave, que decía que nadie, más que yo, comprendía.

Debía de estar cansado de mí, con todos esos desplantes y todas las veces que me fui a dormir sin acordarme de él.

Lo había tratado con la punta del zapato y, en ocasiones, llegué a aventarle pedacitos de mi goma de migajón en clases, nada más por no tener que hacer.

Esos pedacitos quedaban en su pelo ensortijado y él sonreía... con esa sonrisa que encontraba cada día más despreciable y ridícula.

Mi abuela me había advertido y mi madre... Incluso había un cartel en mi cuarto, con el molesto recordatorio de que antes de dormir debía acordarme de él.

Pero hacía mucho tiempo que no rezaba e incluso había olvidado la forma de llamarlo.

Poco a poco dejé de verlo. Antes me dejaba pequeños recordatorios de su presencia... Poco a poco las plumas blancas fueron desapareciendo de mi camino.

Llegaron un par de amores, un par de aventuras, un par de escapadas de casa. Seguía rebelandome sin revelarme... Seguía siendo una niña malcriada.

Seguía teniendo un ángel de la guardia.

Quizá no lo notaba, pero varias veces me salvó de ser atropellada, con ese soplo de viento que no agradecí.

Le di esquinazo, esperando que no me siguiera.

Y esta vez, finalmente, no me siguió.

D.

2 comentarios:

Yareli dijo...

YO di esquinazo a algo que espero no me siga...you know... bello post!

Darina Silver dijo...

Yare:

Espero que no te siga!

D.

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