Terminator Salvation o como la mayor parte de las cosas que hacemos son ridículas

Ayer fui a ver Terminator Salvation con mi familia y además de sentirme ligeramente apenada por la escasa participación de Christian Bale en todo ese embrollo... (La verdad el personaje de John Connor me tiene un poco descepcionada, con eso de que siempre se está escondiendo detrás de su mamá o de un robot grandotote) tuve un motivo de reflexión.

Pero primero les comentaré que el descubrimiento del día fue la actuación de Sam Worthington, que en el papel de Marcus Wright, le roba por completo el estelar a Bale. En parte por la trama de la cinta (que obviamente no voy a revelar) y en parte porque Christian Bale no me termina de convencer...

El universo postapocaliptico de Terminator me hace pensar en lo frágil que es la civilización y todas las cosas que damos por ciertas. Vamos por la calle pensando que es lo más normal del mundo el transporte público, los edificios, las tiendas de supermercado, los puestos ambulantes, los taxistas...

Pero todo ese entramado frágil esconde que gran parte de las cosas que hacemos no tienen mayor sentido y las preocupaciones diarias que no tengan que ver con refugiarse, comer, dormir o pasar tiempo con la gente que nos importa, están sobreestimadas.

Salvation = 1, 2, 3 por mí y mis compañeros...

D.

2 comentarios:

Espaciolandesa dijo...

Es hasta que uno carece de algunas cosas que las valora.

Todo pasa factura.

Ay nanita...

Darina Silver dijo...

Salta:

Muajaja...

Que cierto.

D.

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